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Ruta por los edificios brutalistas de Zaragoza, el estilo arquitectónico que enamora a C. Tangana
Este movimiento nacido en los 50 y denostado a partir de los 80, que rinde culto al hormigón, está siendo reivindicado a nivel popular, en redes sociales o en videoclips.
Que un estilo arquitectónico esté 'de moda' no es lo más habitual. Pero si le aplicamos baremos de nuevo cuño, como su gran presencia en las redes sociales o el interés de una estrella de la música, desde luego el brutalismo lo está. Proliferan las cuentas de Instagram dedicadas en exclusiva a 'cazar' construcciones de este estilo y, recientemente, C. Tangana ha rodado varios vídeos - dirigidos por Santos Bacana- en escenarios brutalistas de Madrid. En concreto en el edificio Torres Blancas, de Sáez de Oiza (uno de los más destacados en España), la parroquia de Santa Ana y la Esperanza de Fisac y la Casa Carvajal de Javier Carvajal.
En un sentido amplio, esta corriente, nacida en los años 50 pero con una influencia que se extiende más allá del siglo XX, se caracteriza por construcciones que rinden culto al hormigón, dejándolo a la vista y sacando partido de las posibilidades estéticas de los elementos estructurales. Es decir, los muestra en bruto: de ahí el nombre.
El brutalismo surge a raíz del movimiento Moderno y tiene a Le Corbusier como de sus máximos exponentes, si bien cada país lo adaptó a su manera. Es el caso de la antigua Unión Soviética y los países de su órbita, donde proliferó en forma de enormes bloques de viviendas y, en parte, lo hizo calar en la conciencia colectiva como un estilo frío, pesado y repetitivo, auténticos mazacotes que, por cierto, también están encontrando 'redención'. Curiosamente, uno de los más implicados es un zaragozano, David Navarro, que está al frente de Zupagrafika, un estudio de diseño con sede en Polonia que edita libros especializados en el brutalismo de los países del Este.
En el resto de Europa, el brutalismo se desarrolló con expresiones bien distintas, que exploraron las posibilidades del hormigón como el elemento plástico y moldeable que es. Pensemos, por ejemplo, en la famosa iglesia de Ronchamp de Le Corbusier y su tejado curvado.
"Los edificios brutalistas no son ligeros, pero eso no quiere decir que no tengan poesía en su forma", dice Sergio Sevilla, historiador, quien regenta junto a Ana Durán, también historiadora, la cuenta de Instagram @ZaragozaModerna. En ella se afanan por poner el foco en las joyas arquitectónicas que pasan desapercibidas para el ciudadano en su día a día. Sería el caso de muchos adscribibles al brutalismo: "Llegó un momento en que este tipo de arquitectura se tomó como algo feo, sobre todo a partir de los 80, pero para nosotros no lo es en absoluto. Ha surgido desde hace unos años un revisionismo que busca volver a darle el valor que tiene, su verdadero sentido estético".
'Zaragoza Moderna' propone un paseo por el brutalismo en la capital aragonesa, en un sentido amplio, esto es, poniendo el foco en edificios que logran sacar oro estético del hormigón.
Paseo de María Agustín, 8.
Arquitecto: José Romero Aguirre
Año: 1963
Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés en 2008.
Edificio religioso de estilo brutalista en su conjunto debido al uso estético del material estructural a la vista. Donde más se enfatiza el brutalismo es en la fachada lateral de la calle Santa Ana y en su parte interna, donde el hormigón en crudo es utilizado como elemento ornamental además de funcional, combinado con los vitrales del Taller de Arte Sacro Navarro (actual Cristacolor).
Calle Sagrada Familia, 2.
Arquitecto: José de Yarza García
Año: 1975
Edificio de estilo brutalista enmarcado en un complejo religioso mayor (comunidad de los Padres Redentores) realizado por Yarza. La iglesia está concebida como un gran volumen geométrico de carácter aparentemente sobrio. El exterior destaca por el gran volumen de hormigón, roto únicamente por las ventanas geométricas de la planta del sótano. En el interior destacan el uso decorativo de los elementos estructurales (vigas, lucernarios de hormigón), que contrastan con la riqueza ornamental de los vitrales de hormigón y celosía de hierro forjado y vidrio realizada por el artista Ángel Atienza.
Avenida de América 8-10.
Arquitecto: Enrique Delso Calavia
Año: 1971
El exterior se caracteriza por el uso de ladrillo, la geometría reticular, la repetición y por el hormigón del friso escultórico de la entrada. El interior es realmente espectacular. Hormigón crudo a la vista en un espacio religioso, que dquiere una función casi espiritual unido al uso de los vitrales.
Avenida de Anselmo Clavé s/n.
Arquitecto: José Luis González Cruz
Año: 1973
Edificio de carácter industrial realizado en estilo brutalista, sobre todo la fachada lateral derecha y torre posterior, que destacan por el uso del hormigón en crudo y los volúmenes geométricos de carácter curvo. La verticalidad del edificio queda enfatizada por las marcas del encofrado en el hormigón, que le confiere un sentido estético realmente interesante.
Vicente Berdusán, Plaza Roma, Santander.
Arquitectos: José de Yarza García en colaboración con Julio Navarro y José Miguel de Yarza Nordmark.
Año: se hace en varias fases. El Bloque C es de 1985.
Los edificios de la urbanización están diseñados siguiendo el estilo brutalista, tanto en el uso del material como en los ritmos compositivos. Los bloques de viviendas son unos prismas de gran volumen sustentados sobre una cimentación en forma de V, muy posiblemente, inspirada en la Interbau Apartment House que Oscar Niemeyer diseñó en 1957 en Berlín.
Avenida de Goya, 87-89 (Centro)
Arquitectos: José Antonio Carmona Mateu y José María Mateo Soteras.
Año: 1974-75
Fachada de hormigón a la vista con un patrón compositivo geométrico muy marcado, únicamente roto por el color naranja de la cerámica de los balcones.
Carretera de Logroño Km. 6
Arquitecto: Ángel Colás Pareja
Año: 1973
Complejo industrial de carácter brutalista caracterizado por el uso repetitivo de las formas geométricas para crear los volúmenes de los edificios. En el hormigón visto quedan las marcas de los encofrados, lo que le otorga un aspecto más industrial.
Paseo de María Agustín, 20
Arquitecto de la rehabilitación: Manuel Pérez Latorre
Año: 1986
Ejemplo de la influencia del brutalismo en nuestros días. La primera reforma propuesta por el arquitecto está desarrollada en un claro lenguaje brutalista. Proyecto radical que enmascara los antiguos talleres con unos imponentes volúmenes y elementos de hormigón, tanto en la fachada principal como en la parte trasera e interiores.
Plaza de San Agustín, 2
Proyecto arquitectónico de rehabilitación.
Arquitecto: José Mª Ruíz de Temiño.
Año: 2001
Aunque teóricamente no se consideraría un edificio brutalista porque está realizado fuera del periodo cronológico, sí que está proyectado estéticamente siguiendo el estilo: hormigón a la vista, grandes volúmenes geométricos, etc. Destacan los huecorrelieves de Santiago Arranz en las frías pero poéticas paredes de hormigón.
Campus de San Francisco. Pedro Cerbuna, 12
Arquitecto: Gonzalo García-Marquina Culebras
Año: 1977
Es un edificio muy lineal, contundente en sus formas, pero a la vez sugerente. Presenta una estructura de hormigón armado y unas fachadas de elementos prefabricados de hormigón con grandes huecos. En el campus también destaca dentro de este estilo el edificio de la Facultad de Geológicas.