David Remartínez, periodista y escritor: "No siento que tenga que llegar a ningún sitio"

David Remartínez (Zaragoza, 1971) acaba de publicar 'Una historia pop de los vampiros' y triunfa con sus escritos sobre gastronomía. Vive en Oviedo.

[[[HA ARCHIVO]]] Id: 2021-3341478  Fecha: 22/11/2021 Propietario: Heraldo de Aragón Autor: DUCH, OLIVER descri: DAVID REMARTINEZ ( ESCRITOR ) / 22/11/2021 / FOTO : OLIVER DUCH[[[FOTOGRAFOS]]] [Original: _M6A4427.jpg] //
David Remartínez, esta semana, en Zaragoza.
Oliver Duch

¿Cuándo decide un periodista que nunca había escrito un libro que ya toca escribir uno?

Hace cuatro años decidí que estaba cansado de los medios convencionales, no lo estaba disfrutando. Por primera vez en mi vida cogí seis meses de paro y me hice autónomo. Escribí un libro con mi amigo Gonzalo Rubín sobre Gabino de Lorenzo, un alcalde ovetense cuya gestión viví casi al completo; fue un populista rico, dispuso de muchísimo dinero e hizo obras muy cuestionables que todavía se están pagando.

Lo de la gastronomía llegó después, entonces…

A la vez. La idea de ‘La puta gastronomía’ estaba ya en marcha cuando empezamos con el libro de Gabino, así que lo acabé al mismo tiempo. Escribir de comida me relajaba, fue una terapia antidepresiva, realmente. Publiqué ambos, sin mayor ambición, y la verdad es que tuvieron un efecto inmediato, más allá del eco en las ventas, que no fue malo: la llamada de Arpa y la propuesta de ‘Una historia pop de los vampiros’. También me pidieron un ensayo sobre el consumo de la editorial santanderina el Desvelo, que llamé ‘Culo veo, culo quiero’, y me puse con los dos. Ahora ya no puedo parar.

"El oficio de periodista es muy bonito; se trata de contar historias y explicar un poco lo que nos rodea. La curiosidad es básica"

¿Qué llega después, aunque sea en lontananza?

Otros dos libros de comida en mente y uno que toca terreno personal. Mi tío José Luis Remartínez, que murió el año pasado, fue médico rural muchísimos años en Teruel; me contó su vida al jubilarse y fui visitando los pueblos en los que ejerció; quiero contar su historia, quizá novelarla. No sé si seré capaz, pero desde luego quiero intentarlo.

Habla usted de disfrutar en el trabajo. Un lujo que irrita a quienes no pueden permitírselo.

El oficio de periodista es muy bonito; se trata de contar historias y explicar un poco lo que nos rodea. La curiosidad es básica: intentamos entender un hecho concreto, encontramos a la gente que pueda explicarlo y se lo contamos a otros. Me divierte ese proceso, sea en un artículo, un ‘podcast’ o un ensayo, que es un género muy periodístico. Disfruto la búsqueda de las fuentes y el acopio de argumentos, la reflexión posterior y la narración que acabas estructurando. Acabo de hacer 50 años; si ahora no tienes un porcentaje de diversión en lo que haces, no merece la pena. No siento que tenga que llegar a ningún sitio; quiero seguir haciendo muchas cosas y dejar siempre un hueco al azar, para poder apuntarme cuando me propongan bombardeos.

"En cuatro años hemos pasado del enfado de la gente por el desinterés hasta el orgullo rural de este año"

Lleva cuatro años dirigiendo el Congreso de Periodismo de Urriés, cuya última edición acaba de concluir. ¿Cómo aterrizó en esa experiencia?

Es el fin de semana en el que recupero la fe -ríe- por la energía de Armando Soria, el alcalde, a quien conozco de toda la vida. Nos inventamos el congreso porque Armando quería convertir este pueblo de 50 habitantes en una villa de congresos, y me pidió ayuda para el primero. Dimos con un formato único: son jornadas de convivencia donde el debate se prolonga y se mezcla con la diversión. Unas fiestas más, pero hablando de periodismo y repoblación. Es el único de los que organizo, que al final son unos cuantos, en el que todo el mundo te dice que sí al instante. En cuatro años hemos pasado del enfado de la gente por el desinterés hasta el orgullo rural de este año.

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