El cine del chileno Pablo Larraín lleva unos cuantos años regalando estupendas sorpresas. De su trabajo, yo me sigo quedando con dos películas que considero magníficas: ‘No’, sobre el final de la dictadura de Pinochet, y la estremecedora ‘El club’, en torno al retiro obligado de unos sacerdotes sospechosos de pederastia. Entre estos títulos y ‘Jackie’ y ‘Spencer’ media un abismo en cuanto a temática y registro, ya que en estas dos últimas Larraín se ha volcado en el retrato de dos mujeres que tuvieron gran poder social y mediático en el siglo XX, Jackie Kennedy y Diana de Gales o Lady Di.

A la figura de esta última está dedicada ‘Spencer’, en la que Pablo Larraín, al igual que hizo en ‘Jackie’ y a partir de un estupendo guión de Steven Knight -fue el autor, también, del de ‘Promesas del Este’-, narra tres días en la vida de Diana de Gales en un momento en el que su matrimonio ya no tiene arreglo. Larraín no se limita solo a narrar con un gran envoltorio unos cuantos aspectos de la historia de su protagonista, aunque se advierta desde la primera escena que fotografía, ambientación, música, vestuario y demás, son de primera clase. Lo que el cineasta hace es recrear la situación personal de la princesa en unos días de Navidad en los que está obligada a mantener, digamos, las formas. Salen a relucir, así, todos los fantasmas que anidan en esa joven mujer, los mismo que, es de suponer, le acompañaron en vida.

El resultado es una película tremendamente interesante, con un retrato contundente de una mujer que sufre mucho, desequilibrada, que se agarra a sus hijos como una niña más. Uno de los grandes méritos de Larraín es conseguir un intenso perfil de su personaje, yendo más allá de Lady Di para construir una figura cinematográficamente muy atractiva. Hay que decir, también, que uno de los valores más importantes de ‘Spencer’ está en Kristen Stewart, actriz que ofrece una interpretación sobresaliente.