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La compra de la ‘Casa de Dios’ de Épila por un zaragozano garantiza su futuro

Jorge Labé adquiere el complejo de arte bruto contemporáneo que creó Julio Basanta para hacer residencias creativas.

Jorge Labé contempla en el día de ayer la entrada de la propiedad que ha adquirido en Épila, la ‘Casa de Dios’.

La ‘Casa de Dios’, el singular espacio artístico creado por el fallecido Julio Basanta en Épila, cuenta desde el pasado día 9 con un nuevo propietario. El zaragozano Jorge Labé, de 43 años, ha puesto fin a más de un año en que el lugar ha estado a la venta y se ha entregado al proyecto de reivindicarlo y recuperarlo. Entre sus planes inmediatos, instalarse allí y acoger residencias artísticas o las visitas de creadores y otros profesionales.

"Yo estaba buscando una casa por los pueblos de Aragón. Vi hace un año y pico el anuncio de la ‘Casa de Dios’ en el Idealista. En ese momento lo tomé como una locura y no le hice caso. Pasó el tiempo sin encontrar nada que me convenciera y hace dos meses me volvió a saltar el anuncio. Investigué la historia que había detrás y me enamoré del concepto, de la filosofía que inspiró a Julio Basanta. Llamé a la inmobiliaria y el agente me quiso disuadir. Pero le dije que aquella casa era el sueño de un loco y solo un loco podía vivir en ella. Y ese loco soy yo", explica Labé en una de las estancias del edificio principal, que cuenta con unos 120 metros cuadrados.

La primera visita al complejo, que cuenta con tres edificios en forma de "castillico" y decenas de obras, la realizó el pasado agosto. El flechazo fue instantáneo. "Imposible olvidar aquella primera sensación. Una cosa es ver unas fotos en la web y otra toparte con la realidad. Desde el primer momento se me metió en el estómago. Se abrió ante mí y me emocioné. Vi las obras y conecté inmediatamente. Tenía miedo de que fuera un chamizo inhabitable pero me llevé una agradable sorpresa. A falta de una posterior visita con un arquitecto, ya sabía que la compraría", relata.

Labé, que se confiesa un amante del arte "de lo extraño, que está fuera de lo normal", contactó con Jo Farb Hernández, profesora del Departamento de Arte e Historia del Arte de la Universidad estatal de San José (California) y quien mejor ha estudiado la ‘Casa de Dios’, antes de adoptar la decisión final. "Escribí a Jo antes de ver la casa. Y, hablando con ella y leyendo lo que me contaba, hizo clic el interruptor emocional, entendí automáticamente lo especial que era todo. Ella aportó la llama que ha encendido este fuego. Si una profesora de su prestigio confirma la importancia artística, es señal de que no estoy tan loco", rememora.

Paseando por las estancias, Labé no puede disimular la pasión que le generan las creaciones de Basanta, quien falleció en julio de 2018 tras caer de un andamio en la entrada de la casa. Derrocha un genuino entusiasmo que aplica en la hoja de ruta que ha confeccionado, dividida en tres fases. "Lo primero es hacer el espacio completamente habitable. Espero estrenar 2022 aquí. Las obras de arreglo comenzarán en breve y los técnicos ya me han dicho que se nota que lo construyó un albañil, todo es muy sólido. Además, también quiero involucrar a los jóvenes de Épila, para que tanto en el colegio como en el instituto lo sientan como propio", sintetiza.

Inventario de las obras

En esta primera etapa, Labé ya se halla acometiendo la ardua tarea de catalogar e inventariar cada una de las obras, desde los muros, pasando por las almenas o las esculturas. Cabe apuntar que el complejo está lleno de pequeños guiños o detalles de Basanta.

A medio plazo, la intención de Labé es hacer partícipes a las instituciones de este proyecto. "Quiero crear residencias para que estudiantes y restauradores puedan instalarse. Con apoyo institucional, todo el proceso será más fácil. Lo esencial es respetar el espíritu de la obra de Julio Basanta", aduce. Finalmente, su anhelo sería constituir una fundación independiente que gestione y garantice la pervivencia del lugar. Un camino en el que cuenta, además del apoyo incondicional de Jo Farb Hernández, con la sintonía de la familia del artista y con la colaboración de una restauradora de un importante espacio museístico de Madrid. "Espero que entre todos logremos honrar el legado de Julio Basanta y que estas maravillas, que son pura magia, puedan ser admiradas en el futuro", concluye.

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