Por
  • Gonzalo de la Figuera

El tigre esconde las garras

El Drogas prosigue con su carrera en solitario.
El Drogas prosigue con su carrera en solitario.
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Por más que la fiera se vista de seda, fiera se queda. Viene esto a cuento porque en su actual gira Enrique Villarreal, El Drogas, se presenta en modo acústico y desenchufado, algo raro de ver en un tipo que durante décadas ha sido estandarte del rock urbano más agreste y afilado tanto al frente de Barricada como en sus proyectos posteriores. El caso es que el músico pamplonés compareció el miércoles en la sala Mozart mostrando una faceta diferente al tiempo que estrenando el libro-disco ‘189 escritos con una mano enferma’.

Con su característica voz cazallera y rodeado de guitarras acústicas, teclados y acordeón, contrabajo, percusiones y voces femeninas, El Drogas explora nuevas posibilidades sonoras para reelaborar su repertorio desde una perspectiva distinta. De hecho, de su nuevo trabajo apenas sonaron cuatro temas, la inicial ‘Dejándose la piel’ y, mediado el concierto, ‘Apoyarse en el aire’, ‘Dos sillas’ y ‘Nacer contigo de nuevo’, todas ellas impensables en los años dorados de Barricada, aunque ya en sus últimos discos en solitario se podía percibir la voluntad de aventurarse por nuevos rumbos.

Sin duda el legado sonoro de su antigua banda pesa mucho, pero El Drogas no abusó de él; así, gran parte del material que interpretó procedía tanto de sus trabajos con Txarrena como de los últimos propios: piezas como ‘Collar abandonado’, ‘Lobo feroz’, ‘Empujo pa’ki’, ‘Azulejo frío’, ‘Cordones de mimbre’, ‘Sin lámpara’ o ‘Al salir la luz’. Aunque, por supuesto, su público respondió con especial entusiasmo cuando sonaron títulos tan emblemáticos de Barricada como ‘No sé qué hacer contigo’, ‘Animal caliente’, ‘La hora del carnaval’ –en una relectura más cercana a Springsteen que a la banda de la Chantrea– o, como apoteósica despedida, ‘Esta noche’.

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MúsicosEnrique Villarreal, voz y guitarra acústica; Txus Maraví, guitarras acústica y eléctrica; Flako Txarrena, contrabajo y guitarra acústica; Germán San Martín, teclados y acordeón; Nahia Ojeta, percusiones y guitarra acústica; Selva Barón y Patricia Greham, voces.

Viendo a Villarreal en este formato acústico y más intimista, quizá alguno podría pensar que, a sus 62 años, la fiera se está domesticando. No parece probable; por mucho que frotes, a un tigre no se le borran las rayas.

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