cultura

Fernando Mora: "Vivo en mi bodega, estoy enamorado del vino"

Es el único Master of Wine de Aragón

Fernando Mora toma la copa para mostrar el oro líquido de Aragón.
Fernando Mora toma la copa para mostrar el oro líquido de Aragón.
Toni Galán

Esta pasada semana se comenzó a cosechar en el Somontano. El vino contribuye a robustecer el notable PIB agroalimentario aragonés. Fernando Mora, único aragonés ‘Master of Wine’ (MW), el más selecto estándar del mundo del vino, cata el momento.

El primero y el único...

Antes de comenzar, me gustaría puntualizar que en Aragón reside, concretamente en Calatayud, otro MW, el escocés Norrel Robertson. Hay 416 de 31 países diferentes. Desde el año 1953, han aprobado el examen 493 personas. Y sí, yo soy el único aragonés.

La calificación MW distingue a los más reputados abanderados del mundo del vino.

Se considera en la industria del vino como uno de los más altos cánones de conocimiento profesional. Hay sumilleres, pero también agentes de otros muchos ámbitos del vino, como productores, asesores, compradores, periodistas…

¿Cómo le dio por lanzarse a la aventura del MW?

Estudié ingeniería y trabajaba en una gran empresa. Tuve un jefe que, cuando viajaba con él por el mundo, gustaba de pedir vinos selectos. Él me enseñó la diversidad de los vinos. En 2007, visité una bodega. En ese mismo instante pensé en hacer mi propio vino.

¿Y lo hizo?

Claro. Así, hice mi primer vino en una habitación de mi casa, en Valdespartera. Después, me di cuenta de que no sabía si era buen o mal vino, pues no sabía catar.

¿Y?

Y comencé a apuntarme a cursos de cata. En uno de esos cursos, conocí a Mario López, que fue mi profesor de cata. Con él comencé a hacer mi primer vino oficial, por así decirlo. Y encontré que en Inglaterra había el título más prestigioso. Era un reto difícil.

El camino fácil nunca es el camino…

Exacto. Aprobé el título MW en tres años, cuando la media es de cinco o seis años. Casi todo el mundo abandona…

Usted no abandonó…

Me siento afortunado de poder desarrollar mi pasión. Me fascina cada día. A medida que iba aprendiendo, comprobé que lo más importante del vino es la viña. Y ahí reside el potencial de Aragón, en la tierra aragonesa.

¿No le priva un Ribera del Duero o un Rioja…?

Son buenos vinos, por supuesto; pero nosotros tenemos que ser nosotros mismos, poner en valor la calidad de nuestros productos, que es enorme. En Aragón tenemos grandes vinos en todas las denominaciones de origen.

Vamos a catar unos vinos de Aragón, si le parece.

En denominaciones de origen, en Cariñena, garnachas, aromas frutales, fáciles de beber. Borja, vinos muy golosos. Calatayud, vinos florales y minerales. Somontano crea estilos muy diferentes. De Aylés, qué voy a decir: hasta me abrió sus puertas cuando yo estudiaba.

¿Igual joven que crianza, reserva o gran reserva?

La diferencia de esa ordenación reside en el tiempo que el vino permanece en la barrica y en la botella. Yo no los clasifico por el tiempo, sino por la calidad del viñedo del que proceden. Además de las denominaciones de origen, existen vinos de la tierra en Valdejalón, Jiloca, Gállego, Bajo Aragón… Todo Aragón es tierra bendecida para los viñedos.

¿Usted también ha comenzado a cosechar ya?

Comenzaré a recolectar esta semana la garnacha en Alpartir. Lo hago todo de forma artesanal: cortamos la uva, la pisamos, criamos en bodega bajo tierra. Todo con el mayor cariño.

Lo que no se hace con cariño, no merece la pena…

Vivo en mi bodega, estoy enamorado del vino y del mundo rural. Tenemos que defenderlo. Hablo con los lugareños, aprendo de ellos e intento trasladar ese conocimiento. Y luego están esas viñas viejas de Aragón, esas porciones de tierra en la altitud ideal… De allí brota el oro líquido. Mi sueño es elaborar una de las mejores garnachas del mundo.

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