Amaral se reencontró la pasada semana con una audiencia de 20.000 personas en el Festival Cruïlla de Barcelona. Un pequeño gran milagro tras el año y medio de parón por la pandemia. Los conciertos multitudinarios han formado parte del itinerario profesional del dúo aragonés desde su despegue en popularidad en los inicios del siglo XXI hasta nuestros días. Sin ir más lejos, el próximo 17 de diciembre cerrará su gira ‘Salto al color’ en el pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza.

Unos éxitos y unas dimensiones que contrastan con las de sus inicios, cuando Eva y Juan Aguirre perseguían sus sueños armados hasta los dientes con las balas de la ilusión y de su talento.

Uno de esos conciertos esenciales en los albores de su carrera acaeció el 18 de mayo de 1998 en la hoy extinta sala Morrissey de Zaragoza, que hasta hace unos meses acogía las instalaciones de un gimnasio. Acababa de salir a la venta su primer disco, de título homónimo, con el sello Virgin, que a su vez era el organizador del recital en colaboración con Discos Linacero, que celebraba su trigésimo aniversario. Por este motivo, el acceso de público estaba restringido a las invitaciones y compromisos de ambas entidades. "Todo el mundillo musical zaragozano se dará cita esta noche para la presentación en sociedad del primer disco de Amaral", explicaba HERALDO en la previa. Incluso se lanzaba un pronóstico que se cumplió: "Según los expertos, la cantautora zaragozana está llamada a convertirse en una rutilante estrella del firmamento pop".

Unos días antes, el crítico de HERALDO Matías Uribe daba en la diana al titular "Ha nacido una estrella" al analizar aquel disco de debut. "Con estas trece canciones reunidas bajo el epígrafe genérico de Amaral, Eva, que empezó su carrera musical en el 93, primero tocando la batería en el grupo Bandera Blanca y luego la guitarra y componiendo en solitario, espera simplemente poder seguir tocando y viviendo de esto, engrosar esa cuenta de más de trescientas actuaciones realizadas hasta ahora y seguir grabando discos. No tiene metas muy altas pero quién sabe si de aquí a unos meses todo ese modesto mundo de esperanzas no se le desbordará. En sus manos lleva oro puro para que ello ocurra", concretó.

La profecía no tardó en cumplirse. Cuatro años después de aquella cita en ‘petit comité’ en la sala Morrissey, Amaral compareció el 23 de abril de 2002 en una plaza del Pilar anegada de gente en un concierto que sirvió para presentar su tercer álbum, ‘Estrella de mar’, que contenía himnos todavía vigentes, como ‘Sin ti no soy nada’, ‘Moriría por vos’ o ‘Toda la noche en la calle’. Un salto gigante y definitivo al color de la popularidad y del reconocimiento masivo.

El público coreó los versos de Eva con una energía conmovedora, la certificación de que la anunciada estrella ya lucía en el firmamento. "Es maravilloso que la gente haya hecho suyas nuestras canciones, lo que significa que de alguna manera han tenido que hacer un esfuerzo para entrar en ellas. Es maravilloso porque, en realidad, se han hecho eco de nuestras paranoias personales", compartió la intérprete. Y profundizaba en el momento dulce que estaba devorando, cuando ningún objetivo se antojaba ya lejos de su alcance. "Sí que lo soñábamos. Otra cosa es que lo viéramos muy difícil y no supiéramos qué pasaría exactamente cuando todo esto ocurriera. Es algo que deseas, levantarte y ver que puedes dedicarte a hacer música en vez de poner copas en un bar y sentirte como el oso del parque Bruil", pronunciaba entre risas.

Transcurrieron los años y las multitudes les han seguido acompañando. Regresaron a la plaza del Pilar como pregoneros en 2006 y en 2019 actuaron ante 30.000 personas en la gira de lanzamiento de su último disco, ‘Salto al color’, poco antes de que la pandemia silenciara el mundo de la música en vivo.