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Kiny y Serrucho celebran sus 30 años de payasos con 'Gran Hotel Maravilla'

El espectáculo, que se estrena este fin de semana en Arbolé, cuenta además con música en directo y la interpretación de Jano y la actriz Silvia García.

Jano, Serrucho y Kiny, durante uno de los ensayos de la obra.
Jano, Serrucho y Kiny, durante uno de los ensayos de la obra.
Heraldo.es

"Los payasos nunca son viejos". Esta reflexión en voz alta se hacía este martes el payaso José Luis Sierra, 'Serrucho', antes de presentar a la prensa varios 'sketches' de su nuevo espectáculo, 'Gran Hotel Maravilla', que se estrena este fin de semana en Arbolé (sábado y domingo, a las 18.00; domingo también a las 12.00. Entradas a 8 euros). Serrucho y Kiny (Joaquín García Gil) recorren juntos los escenarios de España desde 1992, y la reciente desaparición de otros profesionales les ha convertido ya casi en los más veteranos de la profesión en Aragón. Kiny, de hecho, inició su andadura nada menos que en 1978, cuando intentar vivir de la profesión de payaso era poco menos que heroico. Y le enseñó a maquillarse Lolo Tonetti. A Kiny, carablanca, y Serrucho, augusto, se les unió una nueva generación familiar, Jano (quince años ya de circo, 'clown' y pantomima) contraugusto, y Silvia García, actriz formada en Interpretación Textual por la Escuela Municipal de Teatro de Zaragoza. Y todos ellos, desde Producciones Kinser, acaban de poner en pie 'Gran Hotel Maravilla', una obra de teatro de ritmo vertiginoso y con música en directo, que no quiere engañar a nadie. Es un espectáculo familiar, para niños a partir de cuatro años, y de payasos-payasos de toda la vida. 

"La compañía, como el resto del sector teatral, está pasando por un momento delicado -asegura Jano-. Pero eso no quita que sigamos trabajando. 'Gran Hotel Maravilla' era un proyecto que teníamos que hacer, con o sin pandemia, porque había que rendir homenaje a una pareja de payasos que cumplen 30 años de profesión y que han sido mis maestros. Tuvimos la idea, la guionizamos y luego el escritor Raúl Herrero le ha dado una supervisión desde el punto de vista de la dramaturgia".

"Es un espectáculo de payasos, concebido para payasos y representado por payasos. Con una trama sencilla y para toda la familia", subraya Serrucho. En cierta medida clásico: carablanca, augusto y contraaugusto en una sucesión de 'gags' visuales y de texto; pero en gran medida también rompedor, porque se desarrolla un argumento a lo largo de casi 80 minutos y se da algo más que un guiño al público. En tiempos de pandemia, con las arcas vacías, el público retraído y los aforos limitados, han querido que su último espectáculo tenga música en directo. "Ha habido que echar muchas cuentas -apunta Kiny- pero este trabajo es corazón e ilusión y el público que tenemos, que es mucho, se lo merece".

El argumento gira en torno al Gran Hotel Maravilla un establecimiento que tiempo atrás derrochaba lujo y glamour pero que tuvo que cerrar y reabre sus puertas regentado por tres payasos muy particulares.

"El papel de payaso sobre un escenario ha cambiado mucho en los últimos años, pero en esencia sigue siendo el mismo -apunta Kiny-. Hace 30 años era un poco más pausado, eso sí, quizá porque todos teníamos menos prisa. Antes podías hacer que una escena durara quince minutos y ahora no, hay que realizar muchos cambios de escena, de vestuario, de situación... Somos más impacientes. Pero la magia sigue siendo la misma. Tenemos un espectáculo, 'Entre recuerdos y ternura', que es un homenaje a la tercera edad y en el que ves disfrutar a abuelos, padres y nietos en el patio de butacas".

Y Serrucho añade: "Los niños, cuando cumplen año y medio o dos años ya pierden el miedo a los payasos. Y si los sientas en un teatro o en un circo los haces disfrutar ahora como disfrutaban los de hace 100 años".

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