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Las salas de conciertos de Aragón se debaten entre la ilusión por reabrir y la incertidumbre

Tras 14 meses sin actividad, están pendientes de que el Gobierno de Aragón clarifique su situación.

Javier Benito, de la Lata de Bombillas, donde está realizando diversos arreglos para reabrir.
Javier Benito, de la Lata de Bombillas, donde está realizando diversos arreglos para reabrir.
Oliver Duch

Tras 14 meses de inactividad por la pandemia, las salas de conciertos de Aragón ansían ir recuperando paulatinamente su rutina artística. En este lapso de parón forzoso, se han dejado de celebrar unos 2.700 recitales en la Comunidad, causando unas pérdidas que van camino de los 4,5 millones de euros, según Aragón en Vivo, la asociación que aglutina a 19 establecimientos –el 95% de las existentes en Aragón–. Un oscuro y fatigoso túnel que podría comenzar a atisbar la luz.

Los responsables de las salas han mantenido una comunicación "cordial y fluida" con el Gobierno autonómico, a través de las consejerías de Cultura y de Sanidad. Esta misma semana se ha celebrado el último de estos encuentros, en el que ha predominado la "buena sintonía" para avanzar en medidas que permitan la recuperación de la actividad cultural en estos recintos. El objetivo es que las salas se equiparen a cualquier otro espacio cultural, como los centros cívicos o los teatros, con sus pertinentes protocolos sanitarios, y que así puedan programar actuaciones. La respuesta gubernamental podría producirse próximamente, en breve.

En espera de que se clarifique la situación, cada sala está afrontando el presente con similar incertidumbre y con los condicionantes inherentes a cada una. Un buen ejemplo es la zaragozana Lata de Bombillas, cuya persiana solo se ha levantado en cinco fines de semana de junio y julio. Estos días está dando los últimos retoques para reencontrarse con su clientela. "Pase lo que pase, queremos reabrir a finales de mayo. Pondremos música de fondo y realizaremos servicio de hostelería con la gente sentada. Y en cuanto la situación lo permita, nos encantaría retomar las conciertos, en especial con bandas locales. Pero hay que tener en cuenta que supone unos gastos, como el caché del artista, los técnicos y otras partidas. Habrá que equilibrarlo y hacer malabarismos para cuadrar los números con la restricción de los aforos. Eso sí, tenemos muchísimas ganas de que vuelva a sonar la música en directo", explica Javier Benito, el propietario. Paralelamente, está organizando conciertos en el Centro Cívico Delicias, con nombres ya confirmados como Fernando Alfaro (27 de mayo), Luis Brea (18 de junio) y Eduardo Luka (20 de junio).

En la Casa del Loco, otro clásico de la escena zaragozana, el silencio es la banda sonora desde marzo de 2020. "Siempre estamos preparados para programar artistas, pero no podemos movernos hasta que las circunstancias lo permitan. Llevamos cerrados 14 meses y obviamente nos encantaría abrir las puertas. Pero tienen que salir los números. Si no se permite el servicio de barra, resulta muy complicado que cuadren. Al igual que sucede en los bares, los asistentes estarían sentados y con mascarilla, con todas las medidas exigidas. Ojalá tengamos buenas noticias y podamos volver a la carga", asevera Chema Fernández, responsable artístico.

Un marco claro

Entre la prudencia y las ganas por retomar los directos navegan en La Campana Underground. Pese a que lleva unos meses trabajando como bar/cafetería, su actividad cultural se ha reducido a la mínima expresión. "Ahora mismo está todo en el aire. La idea sería hacer conciertos poco a poco, pero necesitamos un marco claro. Llevamos mucho tiempo con una espada de Damocles encima nuestro, sin saber lo que va a suceder la semana siguiente. La rentabilidad con los aforos tan pequeños es muy complicada, pero queremos arrancar", proclama Eduardo Tolosana.

El responsable de La Campana Underground lanza un mensaje más profundo y transversal: "Urge un apoyo a los esfuerzos de todo el personal que hay detrás de la actividad cultural. Que sea un acto que se valore en sí mismo, que se potencie con publicidad, con facilidades para su desarrollo, con ayuda económica. Sería importante que hubiera una mayor actividad cultural en la calle, en las salas de conciertos, en los teatros, en las salas de exposiciones para sembrar en la población el gusto por asistir a eventos culturales".

El Centro Musical Las Armas, uno de los motores musicales más potentes de la Comunidad, también acumula más de un año de silencio. Todos sus trabajadores permanecen en ERTE. Sus rectores no se plantean una reapertura al menos hasta después del verano. En su caso, se aúna la situación sanitaria con la espera de que el Ayuntamiento de Zaragoza active la licitación para un nuevo concurso de gestión del espacio. "Esperamos reabrir, pero no podemos decir cuándo porque no lo sabemos. Están siendo unos meses muy complicados y ojalá desaparezca cuanto antes toda esta incertidumbre", completa Víctor Domínguez, director del centro.

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