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Pablo Carbonell: "Cuando era joven me encantaba copiar a Francisco de Goya"

El polifacético artista gaditano, de 58 años, protagoniza desde este viernes hasta el domingo la comedia ‘Bla Bla Coche’ en el Teatro Principal.

Pablo Carbonell, en el Teatro Principal.
Pablo Carbonell, en el Teatro Principal.
Toni Galán

¿Cómo le están afectando estos 13 meses de pandemia?

Pues me han sentado muy bien, entre otras cosas he aprendido a cortarme el pelo yo solito.

¿El confinamiento y las restricciones le sirvieron para dar un empujón a ciertos proyectos?

Pues sí, tenía un libro en la cabeza desde hacía más de veinte años y en cuanto nos encerraron se me plantó delante y me dijo: ahora no tienes excusa, escríbeme. Por otro lado, antes de la pandemia estaba mezclando un disco irónico de Los Toreros Muertos, ‘Estruendo Folclórico’, con temática rural, pero este año largo me ha llevado a buscar y a encontrar el estilo real de Los Toreros Muertos, sin alardes, sin meterle el dedo en el ojo a lo existente, sin bromas musicales. Ha sido un año muy provechoso, quizás para compensar el drama que ha sido a tantos niveles.

Este fin de semana comparece en el Teatro Principal de Zaragoza con ‘Bla Bla Coche’. ¿Qué le conquistó del texto de Eduardo Galán para sumarse al proyecto?

Nunca había interpretado a un militar, a un señor de derechas. A mí los retos me ponen mucho. Pero es que aparte, la primera obra de teatro que interpreté en mi vida fue ‘La curva de la felicidad’, del mismo autor. En esta ocasión ha cambiado un sofá por los asientos de un coche, aunque he de avisar al espectador que el coche es descapotable y se desguaza, y pasamos mucho rato fuera de él.

Comparte elenco actoral con Víctor Ullate Roche, hijo del bailarín zaragozano. ¿Cómo ha sido el trabajo y la conexión con él?

¿Quieres creer que hasta dos días después de empezar a trabajar con él no le vi la cara sin mascarilla? Habíamos salido juntos a fumar, y le advertí: yo no compro tabaco, voy a fumar del tuyo, pero yo me encargaré de pagar los cafés. Así ha sido hasta que hace un mes me propuso que dejáramos de fumar juntos. Cuando nos vemos nos preguntamos cómo lo llevamos y nos damos fuerza para seguir.

¿Tiene vínculos personales o profesionales con Aragón?

Soy fan de Sick Brain y de Los Gandules, y cuando era joven me encantaba copiar a Goya. Lo que más ilusión me hacía de ir a Madrid era plantarme delante de la carga de los mamelucos y los fusilamientos. Venir a las fiestas del Pilar con Los Toreros Muertos fue una tradición preciosa durante unos años. Qué maravilla.

¿Son similares las sensaciones que tiene cuando sube a un escenario para una obra teatral a las de un concierto?

Me pongo mucho más nervioso con un concierto. Más que nada porque en el teatro la responsabilidad es compartida. Tu intervención viene marcada por las réplicas y la sonoridad del espacio o las peculiaridades del texto y la trama, asuntos que están al albur y que, en cierta medida, me relajan.

El teatro le conquistó de adolescente, junto a su hermano y a Pedro Reyes. ¿Qué recuerda de aquellos años?

Vivía ilusionado, no digo que ahora no lo esté, pero aquellos años de teatro callejero, durmiendo al raso son solo soportables con un grado de ilusión tremenda. Nosotros veíamos algo, una luz al final del túnel, que nos empujaba.

¿Cuál cree que es su virtud principal o habilidad para que haya triunfado o al menos salido airoso de cuantas actividades ha emprendido: desde la música, a la televisión, pasando por el humor, el cine, el teatro o la literatura?

Entiendo que es el corazón. Carezco de lo que la gente entiende por profesionalidad. No tengo oficio ni capacidad que me respalde como no sea entregarme en cuerpo y alma a lo que sea. He probado muchas cosas, y sé que como jurado en un programa de talentos o contertulio político no tengo nada que hacer. Lo demás lo resuelvo con generosidad.

Usted formó parte de programas televisivos que hicieron historia y se convirtieron en clásicos, como ‘La bola de cristal’ o ‘Caiga quien caiga’. ¿Observa en las programaciones actuales espacios tan estimulantes o se ha perdido ese lustre?

'Caiga quien caiga' continúa su andadura, por mucho que la cadena se haya desvinculado del soporte original con 'El intermedio'. 'La Bola' no. 'La Bola' desapareció y los niños quedaron sin programa en el que se les tratara como personas con criterio, aunque dudo que criterio y 'La Bola' sean conceptos que puedan compartir frase. Lo que es cierto es que 'La Bola' abrió las puertas del ente a lo que sucedía en la calle y habló a los niños directamente, sin usar a los padres para filtrar contenidos que pudieran encontrar inadecuados. Ahora mismo un programa donde una bruja dijera "Viva el mal, viva el capital", sería cerrado de inmediato.

Su hija Mafalda se ha convertido en un ejemplo de superación por su lucha contra la artrogriposis múltiple congénita. ¿Cree que su esfuerzo puede alentar a otras muchas personas?

Creo que todo el esfuerzo que hacen Mafalda y sus padres se resume en esto: no hay que tirar la toalla, los límites no existen, y todo, la felicidad o la amargura, están en la cabeza.

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