Medio centenar de neveras y pozos de hielo tradicionales serán Bien de Interés Cultural

La DGA, que ha recibido un aluvión de solicitudes, está a punto de proceder a la declaración

Exterior de la nevera de la Culroya, en Fuendetodos, que fue restaurada en los años 90.
Exterior de la nevera de la Culroya, en Fuendetodos, que fue restaurada en los años 90.
José Luis Ona

La ‘arquitectura del hielo’ aragonesa está a punto de ser declarada Bien de Interés Cultural. El expediente puesto en marcha por la DGA se encuentra en su última fase, y aunque aún está abierto un periodo de alegaciones, se estima que no habrá ya muchas novedades respecto a la lista elaborada, que incluye bienes de 58 municipios aragoneses.

El anuncio realizado el año pasado por el Gobierno de Aragón al incoar el expediente de declaración para neveras y pozos de hielo desató un aluvión de alegaciones, ya que la lista que manejaba entonces la DGA incluía tan solo 21 de estos elementos (en todo Aragón se conservan unos 300). Finalmente serán declarados más del doble, en la categoría de monumentos.

Las neveras son un patrimonio etnológico débil, que solo ha empezado a ponerse en valor en tiempos recientes. Los pioneros en restaurar una en Aragón fueron Gonzalo Torres y José Román Roche, que recuperaron la de la Culroya de Fuendetodos a principios de los años 90. Desde entonces numerosas localidades aragonesas han empezado a tenerlas en cuenta, aunque siguen desapareciendo: hace tan solo unas semanas las obras en el entorno del antiguo Grupo Escolar Jorge Jordana, enfrente del Monasterio de Santa Fe, sepultaron (aunque parece que no destruyeron) el que muchos consideran el último pozo de hielo del término municipal de Zaragoza.

Para el historiador José Luis Ona, que ha estudiado neveras y pozos de hielo aragoneses, esta arquitectura «tiene interés, por expresarse en construcciones técnicamente muy singulares y porque buena parte de ellas están colmatadas y son susceptibles de ser excavadas arqueológicamente».

Interior de la nevera de la Culroya, en Fuendetodos.
Interior de la nevera de la Culroya, en Fuendetodos.
José Luis Ona

«Además, la explotación y comercio del hielo tiene gran interés histórico y etnológico –añade–. No son exclusivas de Aragón, pues las neveras se extienden principalmente por todo el arco mediterráneo, pero en nuestra región hay abundancia de ejemplares y gran variedad tipológica».

Las hay en el casco urbano y en las afueras de las localidades. En ocasiones, incluso se les ha perdido el rastro. Las pequeñas son fáciles y baratas de restaurar. «El coste de recuperar una nevera está en relación con su estado de conservación y los medios que se empleen –sostiene Ona–. En general son costes muy asumibles. La tendencia actual se dirige a recuperarlas mediante excavación arqueológica, lo que supone un control efectivo de los materiales que puedan aparecer en la limpieza. Como se ha visto recientemente en la excavación de la nevera del Pilón Bajo en Fuendetodos y la del Segoñé de Fraga, aparecen hallazgos variados que nos ilustran sobre el origen y evolución histórica del edificio hasta su colapso». Además, «una nevera recuperada, con su acceso cómodo y seguro para los visitantes y sus paneles informativos, tiene un mantenimiento bajo que se reduce a limpieza y revisiones periódicas».

El interés reavivado por las neveras produce casos curiosos. Como el de la de Perdiguera. El Ayuntamiento de la localidad se planteó recuperarla hace una veintena de años y se encontró con el escollo de que los más mayores del municipio no acertaban a ubicarla porque la zona se había convertido en escombrera. Al final lo lograron los arqueólogos, se excavó y se restauró, dándole una nueva cubierta. En menos de tres décadas, pasará de estar oficialmente desaparecida a ser Bien de Interés Cultural.

La lista que maneja la DGA incluye, en la provincia de Zaragoza: Culroya (Fuendetodos), Moyuela, Azuara, Alborge, Las Pedrosas, San Lorenzo (Uncastillo), Biota, Sádaba, Ejea de los Caballeros, Piedratajada, Bujaraloz, Perdiguera, Erilla Alta y Santa Brígida (El Frasno).

En la provincia de Huesca: La Planeta del Pozo (Yebra de Basa), Campo San Juan (Barbastro), Campoluengo (San Pelegrín, Alquézar), Benabarre, Pozo Chelo (La Puebla de Castro), Cegonyer (Fraga), Candasnos, Salillas, cinco pozos del paraje de Las Calmas (Nueno-Arguís), Casbas, Vicién, conjunto de pozos de hielo Getsemaní I, II y II (Zurita, Baells), Calasanz (Peralta de Calasanz), Sariñena, Lanaja, Sarsa de Surta (Paúles de Sarsa), San Hipólito (Castejón de Sobrarbe), Bagüeste I, II y II (Peña Forcas, Bagüeste), San Benito (Olsón), Balasanz I y II (Lecina, Bárcabo), Santa María de la Nuez, Campo Boltaña (Boltaña), Os Guarz (Labuerda). 

Y en Teruel: Albalate del Arzobispo, Camarillas, Belmonte de San José, Calanda, La Ginebrosa, La Mata de los Olmos, La Cañada de Verich, Valdealgorfa, Aguaviva, Convento del Desierto de Calanda, Alcaine, Montalbán, Cantavieja, Mirambel, La Cuba, Estercuel, Monasterio de la Virgen del Olivar (Estercuel), Puertomingalvo, Rubielos de Mora

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