MÚSICA. OCIO Y CULTURA

El legado musical de Florencio Repollés Bielsa es catalogado en el centenario de su muerte

Escribió música sacra, que se ha perdido, y se recuperó su música popular, que ha sido reunida por la IFC
y se conservan 51 obras firmadas

Centenario de la muerte del músico Florencio Repollés Bielsa.
Florencio Repollés en 1898.
Archivo Alberto Serrano.

ZARAGOZA. "Hacia 1980 Maribel (mi novia, actual esposa) y yo quitamos kilos y kilos de palomina, y momias de ratas, en el solanar de la casa donde vivió Florencio Repollés Bielsa para recuperar los papeles musicales que había debajo, guardados en alguna caja de cartón. ¡Vaya tanda de limpiar, hoja por hoja, en lugar de festejar el noviazgo!", recuerda el periodista y escritor Alberto Serrano Dolader, bisnieto de este músico caspolino, nacido en 1873 y fallecido en 1921, hace ahora un siglo, que desplegó una intensa actividad musical como organistas, pianista, tenor, maestro de música y compositor, esencialmente en su pueblo, Caspe.

Insiste Alberto: "Yo no leo música ni me considero con formación adecuada en el tema. Opté por lo más racional: le enseñé todo el material al gran especialista Pedro Calahorra que, hacia 1992, me propuso que se lo prestase para que la Institución Fernando el Católico lo ordenara y catalogase. Así lo hicieron, en una base de datos (sin escaneos, que entonces era cosa por llegar). Transcurridos unos años, me devolvieron todo el material muy bien dispuesto (y que conservo en Caspe): cerca de 1.800 carpetillas con partituras, calculo que la mitad manuscritas y la otra mitad impresas en el XIX y primera parte del XX. De esos miles de partituras, alrededor de 50 están firmadas por mi bisabuelo como autor, no como copista".

Desde Caspe al cielo

Florencio Repollés Bielsa fue todo un personaje. Carismático, hiperactivo, entusiasta, y muy vinculado a su tierra y su actividad cultural, a sus paisajes y a las gentes de Caspe. Añade Alberto Serrano: "Mi bisabuelo, mío y también de la actual consejera de Sanidad, Sira Repollés, fue organista de la colegiata de Caspe desde que tenía 18 años y hasta su muerte, ocurrida de manera imprevista cuando tenía 48. La mayor parte de su archivo de música sacra se quedó, al fallecer en 1921, en su lugar de trabajo: la iglesia. La Guerra Civil lo arrasaría". Dice Alberto que la música que se conserva es, "parcialmente, lo que tenía en casa al fallecer. O sea, supongo que las cosas más ‘ligeras’. Además, desde 1921 hasta 1980, que es cuando recogimos el legado, seguro que se dispersaron bastantes piezas más".

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Serenata para canto y piano, firmada por Florencio Repollés.
Archivo Alberto Serrano.

Optimista por naturaleza con las historias menudas de la vida, Alberto Serrano observa: "Con todo, no nos podemos quejar de lo que hay. De autoría de Florencio Repollés Bielsa tengo 32 obras sin fechar y 19 fechadas". ¿Quién era, en realidad, este personaje, que estudió en Zaragoza, a quien el maestro Arnaudas le ofreció un puesto de tenor en La Seo o la posibilidad de ser uno de los organistas de la Basílica del Pilar? No aceptó ninguna de las dos ofertas. Según Alberto Serrano, "no quiso obligar a su familia a trasladarse a vivir a la capital".

También se sintió atraído por la enseñanza. "Su cuaderno de alumnos sobrepasó las 200 fichas y alguno de sus discípulos logró notoriedad al convertirse en habitual en los escenarios del Teatro Real de Madrid o en el Liceo de Barcelona". Su producción es muy extensa. La música religiosa era una de sus pasiones, pero se mostraba curioso y polifacético.

Una producción inagotable

"Escribió zarzuelas infantiles, bandas sonoras para obras teatrales, fantasías en torno a óperas célebres, serenatas y valses. Fue un hombre abierto a las novedades de su tiempo y firmó partituras de formas y géneros musicales muy diversos: chotis, danzas americanas, habaneras, mazurcas, polcas..., que sonaron en los casinos y cafés de su ciudad y que solía interpretar en directo al piano mientras en el cine se proyectaban películas mudas", cuenta. Su versatilidad es incuestionable.

Su bisnieto lo retrata así: "Católico reflexivo, fue persona culta e interesada en un amplio abanico de temas: historia, arte, fotografía, pensamiento, avances científicos... Colaboró en la creación de un periódico de barniz regeneracionista y en su hemeroteca particular se apilaron una docena de revistas musicales y, al menos, otras tantas publicaciones periódicas de carácter general", explica. Florencio se casó, tuvo seis hijos y uno de ellos, el más famoso, José María Repollés, continuó su tarea en el órgano y fundó la Orquestina Repollés, y fue una figura central del anteproyecto de Estatuto de Autonomía de Aragón en 1936.

Centenario de la muerte del músico Florencio Repollés Bielsa.
Florencio Repollés Bielsa con bastón hacia 1919..
Archivo Alberto Serrano.

LA CIFRA

1800 carpetillas con partituras obran en poder de la IFC desde 1992 que han sido digitalizadas y son estudiadas actualmente por musicólogos.

LAS OBRAS

Música popular. Hay de todo: habaneras, danza americana, valses, chotis, serenatas, mazurcas y melodías para orquestas. Dedica ‘Las Mensajeras’ "a la señorita Agustina Ríos Guíu en prueba de mi amor (la que sería su esposa)", dice Alberto Serrano.

Música sacra. Toda la que había en la colegiata desapareció pero quedan salves, gozos, ave marías, dianas...

Zarzuela. Escribió ‘La última asignatura’ para niños.

Novedades. Alberto Serrano está ultimando un librito sobre Florencio Repollés Bielsa. Por otra parte, dice, la filial bajoaragonesa de la Institución Fernando el Católico (Centro de Estudios Comarcales del Bajo Aragón- Caspe, CECBAC, antiguo Grupo Cultural Caspolino) está trabajando en algunas ideas para conmemorar la efeméride. Los 100 años de su muerte repentina en Caspe en 1921, a los 48 años.

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