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Pilar Nasarre: “Siempre habrá jóvenes soñadores que quieran cambiar el mundo”

La escritora oscense, que deslumbró a Pere Gimferrer con 'El último concierto', publica una novela de amor, política e ideas: 'Tallado en nieve'

Pilar Nasarre publica 'Tallado en nieve'.
Pilar Nasarre (Huesca, 1956), en su casa madrileña.
Enrique Cidoncha.

Pilar Nasarre (Huesca, 1956) lleva muchos años dedicada a la literatura, tras licenciarse en Historia en la Universidad de Zaragoza. Deslumbó a Pere Gimferrer en 1990 con 'El último concierto', que publicó en Seix Barral, donde publicaría dos libros: 'El país de Nunca Jamás' y 'Diálogo de Sombras'. Ha publicado otros títulos en otros sellos, con su mirada personal, su escritura del corazón y la lentitud, marcada por la intimidad y el estilo. Y ahora, tras nueve años de silencio, da el salto a Funambulista con 'Tallado en nieve'.

¿A qué se debe este silencio de casi una década?

El mercado literario actual es complicado y caprichoso. Se priman las obras cuya perspectiva de venta esté más o menos asegurada. No es mi caso. Ya tuve dificultades con la novela anterior por lo que, para evitarme las frustraciones, decidí buscar un agente que gestionase ‘Tallado en nieve’. Y así empezó a pasar el tiempo, sin apenas respuestas. Luego está mi carácter pesimista, que casi me llevó a desistir y a continuar escribiendo ya sin perspectiva de publicar; de hecho, tengo otra novela muy avanzada. Después ocurrió el milagro; un día que me levanté de buen ánimo busqué en la red editores que amasen la literatura y encontré a Max Lacruz, director de Funambulista, que no sólo se metió en mi novela sino que me ayudó a mejorarla en algunos aspectos. Vaya pues mi gratitud hacia él. Además, por un azar hermoso, Max es el hijo de quien me publicó la primera novela, el escritor y editor ya fallecido Mario Lacruz.

¿En qué ha cambiado Pilar Nasarre como escritora, si puede decirse eso?

Me han pasado los años y, como dice un personaje de mi novela, somos edad. Ahora sé algunas cosas más y dudo de muchas otras a la hora de entender el mundo. Perduran mi adicción al proceso creativo, una búsqueda de la belleza, de lo bien escrito, y supongo que cierto estilo.

"Somos edad. Ahora sé algunas cosas más y dudo de muchas otras a la hora de entender el mundo. Perduran mi adicción al proceso creativo, una búsqueda de la belleza, de lo bien escrito, y supongo que cierto estilo"

¿Cuál fue el punto de partida de este libro: la fotografía en sí misma, la búsqueda de uno mismo en los otros, cierto desamparo existencial?

No estoy segura, quizás todo junto. Desde luego, enseguida tuve claro que la protagonista y narradora tenía que ser fotógrafa. Hablo de una sociedad en la que priman las imágenes, al modo de la propaganda y la publicidad, en detrimento del pensamiento. Y de cómo nuestro propio sentir, las emociones o los intereses ocultos se cuelan en la mente y transforman la realidad hasta convertirla en ficción. El ojo crea la imagen es el lema de esta fotógrafa, pero a lo largo de la novela se dará cuenta de que basta que se deshaga el amor hacia su amado para que las fotos en las que le veía más verdadero sean aquellas en las que luego le verá más falso; y viceversa, claro.

¿Ha querido hacer una novela sobre el poder de la fotografía, lo que dicen y no dicen los retratos, o sobre el misterio del amor?

De todo un poco. De cómo a menudo vemos sólo lo que queremos ver. Y sí, del amor; más en concreto, de la pasión amorosa, de cómo esta reduce la complejidad de la realidad y hasta la fabrica, al igual que lo hace una pasión ideológica; por eso hay también pinceladas políticas en la novela.

La atmósfera de fondo hace pensar en España, en los atentados terroristas, sin embargo elude cualquier detalle concreto… ¿Por qué?

Mi intención no era situar la acción en un lugar concreto y reconocible. A grandes rasgos, el tipo de sociedad que se muestra es la que probablemente siglos de historia no cambiarán: hay ricos y pobres, jóvenes rebeldes y 'los otros' (ilegales, extranjeros). El hecho de pretender indagar acerca de la realidad, me hizo optar por que no fuera una novela realista al uso, lo que me permitía disponer de más elementos expresivos y, sobre todo, simbólicos. Además, el espacio (real) sucede en el interior de la conciencia del personaje narrador y, por lo tanto, susceptible de ser manipulado por su ánimo. Porque también vemos la realidad en función del estado de ánimo; la alegría o la tristeza condicionan la mirada hacia las cosas.

Pilar Nasarre publica 'Tallado en nieve'.
Pilar Nasarre es una escritora de atmósferas, de estado de ánimo, de sutileza y lirismo.
Enrique Cidoncha.

La novela aborda un tema capital en el amor: la empatía. Cómo la intensidad de los sentimientos perfecciona al ser amado. ¿Fabricamos en nuestra cabeza un relato ideal que quizá sea pura ficción?

Sí, el enamoramiento, la pasión, sin el conocimiento verdadero del otro, pueden transformarlo en una pura ficción. En la novela hay un trasfondo moral: la conveniencia de no fantasear con la realidad. De no autoengañarnos.

En el libro se enfrentan dos personajes, Víctor Souza y Ariel Rada. El conservador y el innovador, el elitista y él que cree en los valores democráticos de la razón… ¿Podemos leer en alguna clave española esta confrontación?

Podemos leerlo en clave española y a la vez universal. Lo que me ha interesado es recalcar la dificultad de una discusión racional. El sentir, lo emocional, enturbia incluso la mente de los personajes que podrían haber debatido de un modo fructífero sobre asuntos políticos. Por no hablar del gregarismo de los seguidores de los líderes en la lucha partidista, donde la reducción del pensamiento y la incapacidad de dar por buena ninguna tesis contraria, los convierte en enemigos .

"El enamoramiento, la pasión, sin el conocimiento verdadero del otro, pueden transformarlo en una pura ficción. En la novela hay un trasfondo moral: la conveniencia de no fantasear con la realidad. De no autoengañarnos"

Hay un grupo de jóvenes a los que llamas los soñadores. ¿Existen, ahora, en la sociedad? ¿Se está luchando por un deseo de transformar la sociedad?

Siempre habrá jóvenes soñadores que quieran cambiar el mundo. Pensamos y relatamos con palabras, y estas son un elemento fundamental en la configuración mental de la realidad. Pero a la edad de los soñadores esas palabras mantienen un ideal de significado y reducen el mundo porque aún no están cotejadas por la experiencia; son palabras robadas, a menudo contagiadas por el líder y, si su discurso parece creativo, es simplemente por su audacia e ignorancia; pero en general ese discurso no responde a un pensamiento libre, razonado o atento a la realidad. Sueñan y son jóvenes idealistas y fundan un mundo de palabras, un mundo que no existe porque apenas es real.

¿Qué es más peligroso el sectarismo o el desencanto?

Es mucho más peligroso el sectarismo, al menos a un nivel social y que nos atañe a todos. Porque no ser capaz de analizar o pensar en las ideas del otro nos lleva a la confrontación inevitable. El desencanto es un daño más bien individual, íntimo, probablemente más cercano a la verdad, aunque también es peligroso si atañe a una colectividad.

¿Cuál es la función de esos paréntesis que usa en esta novela en primera persona?

La narradora abre paréntesis para poder meter en ellos, según dice, materiales expuestos por la memoria, jirones de subjetividad, autoengaño, o simplemente dudas y desconfianza hacia lo que ha vivido y que ya se ha modificado cuando lo cuenta, con el paso del tiempo.

Al final, con todas sus lagunas y sombras, con sus secretos, ¿no es ‘Tallado en nieve’ un libro sobre la conciencia y la radical fragilidad humana, sobre la ocultación?

Sí, 'Tallado en nieve' tiene todo eso que dices. Y también es una novela que aspira a entender cómo funcionamos o cómo interpretamos las cosas.

Pilar Nasarre publica 'Tallado en nieve'.
La escritora aborda la dialéctica, la pedagogía y los secretos de familia.
Enrique Cidoncha.

Da la sensación de que siendo el pensamiento tan libre como los pájaros, al final no lo es tanto. ¿Por qué cuesta entender y aceptar un pensamiento diferente al nuestro?

A lo largo de toda la novela subyace el planteamiento sobre si es posible un pensamiento libre, atento a lo que de verdad sucede y no manipulado por el relato de otros o por el propio sentir. Es difícil, precisamente por esa mezcla constante de lo emocional que hace que nos cueste tanto aceptar al que piensa diferente. 

“Mejorar la democracia es educar”, dice un personaje. ¿Lo estamos haciendo?

Sí, mejorar la democracia es educar: fomentar el pensamiento crítico, libre, enseñar a pensar por uno mismo. Sin ciudadanos capaces de pensar por sí mismos no puede haber una auténtica democracia. Y no, no se está haciendo ahora. La propaganda y la manipulación tienen poco que ver con la educación democrática,

¿Cómo escribe, qué anda buscando?

Escribo a mano, en un cuaderno, como siempre. Escribir me ayuda a pensar y en cierto modo a vivir, porque en la mera creación puede encontrarse la belleza ¿Buscar? A esta altura me conformo con cierta serenidad.

¿Para qué sirven, o para qué le sirven, las novelas?

La ficción ayuda a vivir. Al lector, pero también al que escribe. Al menos para mí es imprescindible. Escribir es un acto solitario e íntimo que comparto secretamente con mis lectores desconocidos.

"La ficción ayuda a vivir. Al lector, pero también al que escribe. Al menos para mí es imprescindible. Escribir es un acto solitario e íntimo que comparto secretamente con mis lectores desconocidos"

¿Qué piensa una escritora intimista y de silencios como Pilar Nasarre de la covid? 

Creo que la pandemia nos recuerda nuestra fragilidad esencial como seres vivos. Y supone una ducha de humildad, de realidad, ante la fe sin matices en la ciencia o el excesivo optimismo tecnológico. Nadie puede saber si seguirá con vida mañana, la semana que viene o dentro de unas horas. Personalmente, estoy viviendo con miedo estos meses, estas calles vacías o llenas de gente enmascarada.

Llevas muchos años fuera. Desde lejos, ¿qué le dice o le sigue diciendo Aragón desde antaño?

Salí de Aragón cuando empecé a trabajar como profesora en Cataluña. Vivo en Madrid desde hace diez años y me siento a gusto, sin nostalgia. Pero Aragón es mi tierra y allí viven mi familia y muchos de mis amigos. Siempre me emociono al regresar. Especialmente cuando al acercarme a Huesca diviso la sierra a lo lejos.

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