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Ignacio Mayayo: "El hiperrealismo es el ‘heavy metal’ de la pintura y no me gusta"

El pintor presenta en la Fundación Caja Rural de Aragón, de Zaragoza, ‘El ojo atónito’, una muestra que resume su forma de ver el paisaje y el retrato

Ignacio Mayayo. Fundación Caja Rural de Aragón.
Ignacio Mayayo ante uno de sus cuadros de tema teatral.
Archivo Mayayo.

¿Por qué ‘El ojo atónito’? ¿Obedece al deslumbramiento del hecho de pintar del natural?

El título de la exposición, ‘El ojo atónito’, pertenece a la idea, como explica el pintor Pepe Cerdá en su introducción en el catálogo, de que «la pintura es la consecuencia de un largo proceso de adaptación que ha operado durante siglos sobre nuestro modo de ver». La actitud de pintar es asombrarse de lo cotidiano, el pintor pinta cuando mira, cuando ve pintura, cuando viaja, cuando encuentra algo que le fascina, de forma que cuando pinta solo «pasa a limpio» el mundo ya traducido a pintura en su cabeza.

¿Qué busca en la pintura y qué encuentra Ignacio Mayayo?

En la pintura se busca, y a veces se encuentra, y al fin acaba siendo una forma de estar en la vida. En mi caso, creo que haría lo mismo en una isla desierta. En este intento de comprensión de lo que te rodea todo puede ser trasladado a pintura. Cuando pinto de alguna manera busco la obra maestra, ya sé que esto suena un poco pedante, pero allí está mi atracción por los maestros del pasado, pintores muy grandes a los que solo rascarles la suela del zapato ya resulta difícilmente accesible. Yo intento seguir aprendiendo y me divierto.

"Cuando pinto de alguna manera busco la obra maestra, ya sé que esto suena un poco pedante, pero allí está mi atracción por los maestros del pasado"

¿Es, sobre todo, Ignacio Mayayo un pintor de la naturaleza?

Me considero un pintor naturalista en el amplio sentido, pues como tema de mis cuadros utilizo la naturaleza, tanto la del entorno o paisaje como la naturaleza humana. He dividido la exposición en dos partes: una sala con cuadros de paisaje, en los que para mí el fundamento es la luz, y otra sala con temas de figura.

¿Qué le da el paisaje? ¿Intentar fijarlo en el lienzo es un desafío o una imposibilidad?

El paisaje es el tema que siempre está allí, puedes tomarte todo el tiempo que quieras para interpretarlo; sus variaciones según la época del año o la luz son incontables. Para fijarlo, o transportarlo al lienzo, se precisan multitud de trucos para representar el follaje o las hojas de los árboles, trucos para las nubes, para simular la profundidad del horizonte, etc. El pintor de paisaje que más me ha fascinado siempre es Joseph William Turner. Además de su gran técnica y memoria fotográfica, manejaba los trucos como un auténtico prestidigitador, de tal manera que a veces un cielo tormentoso parece un ‘turner’. Esta sabiduría es inatrapable, y no se aprende en ninguna escuela. Así que cuando pintas un paisaje acabas haciendo algo que se acerca y se aleja de lo que ven tus ojos. El cuadro no es el territorio.

Ignacio Mayayo. Fundación Caja Rural de Aragón.
Carretera oscense hacia los Mallos de Riglos de Ignacio Mayayo..
Héctor Ceruelo.

Siempre le ha gustado pintar retratos. ¿Sabe qué quiere captar?

Siempre me interesó mucho la figura humana, el retrato. Cuando pintas a alguien en un cuadro, aunque sea un figurante de una escena, lo estás retratando. En los retratos estás fijando a la persona en el tiempo, supongo que por el valor icónico que tiene la pintura hecha a mano sobre la fotografía. Así, por puro mecanismo psicológico, pensamos en qué viejo era Leonardo da Vinci o qué joven era Rafael de Urbino, pues su imagen está asociada a la de sus retratos. En cuanto a la captación de la personalidad o psicología del retratado, hay que tener en cuenta que la realización del cuadro exige varias sesiones de pose y que, en gran parte del proceso, la mano trabaja automáticamente hasta que surge un rostro de una maseta de pintura. Por todo ello, lo de tener una previa intención es muy relativo.

"En los retratos estás fijando a la persona en el tiempo, supongo que por el valor icónico que tiene la pintura hecha a mano sobre la fotografía"

¿Diría que un pintor como usted es un contador de historias?

De toda la vida me han encantado las historias, y ciertamente soy bastante contador de historias, pero esto ha sido común a los pintores, Picasso, Toulouse Lautrec, Goya, Rembrandt etc., que han sido contadores de historias.

Recupera aquella pintura suya de masas, de grupo, casi teatral, que hace pensar en El Grifo. ¿Cómo afronta esos cuadros?

Cierto. La pintura de grupos y escenas que a mí me gusta practicar tiene su origen en el teatro, y su realización es parecida al teatro, pues necesitas modelos, disfrazarlos, componer la escena, la escenografía, incluso argumento para la escena. Es un trabajo complejo, en el cual -además de mi paso por grupos de teatro como El Grifo- también ha influido la pintura de los clásicos que era, en gran parte, una pintura teatral.

¿Se siente un hiperrealista o pintor de realismo mágico?

No me gusta la palabra hiperrealista. Considero al hiperrealismo como el ‘heavy metal’ de la pintura, aunque con mi tendencia al detalle reconozco que mis cuadros se acercan a ese lenguaje. Me considero más naturalista, y mi preocupación al pintar es más la luz y el color. Es en ese campo donde el pintor tiene mucho terreno por recorrer. En cuanto al realismo mágico, que practiqué en mis comienzos acercándome más al surrealismo, tiene un lenguaje más propio del dibujo o el collage que de la pintura; se basa más en juegos de imágenes.

¿Qué pasa por su cabeza y su corazón cuando pinta, qué siente?

Cuando pintas, a veces pasan cosas con gran intención, y a veces trivialidades. Comienzas con una gran expectativa, en la que vas a realizar la obra de tu vida, algo fantástico. Hacia la mitad bajan las expectativas y hasta puedes sentir el desasosiego de que la obra se tuerza, hasta que un tiempo de trabajo después la abandonas para comenzar otra. Pasado otro tiempo, retomo el cuadro y lo modifico con unos ojos distintos a los del comienzo, incluso hasta puedo considerar que ya está acabado, o que no da para más.

Ignacio Mayayo. Fundación Caja Rural de Aragón.
Paisaje de Ignacio Mayayo. 'Escarcha'.
Héctor Ceruelo.
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