‘Dungeon Universalis’, un juego de mesa nacido en Aragón, a la conquista del mundo

Diseñado por el oscense Óscar Bribián, sus 2.145 copias se van a distribuir ya por Europa y América. Financiado por ‘crowdfunding’, recaudó 35.000 euros en 20 minutos, más de 100.000 el primer día

OSCAR BRIBIAN CREADOR DEL JUEGO DUNGEON UNIVERSALIS / 30-12-2019 / FOTOS: FRANCISCO JIMENEZ [[[FOTOGRAFOS]]]
Óscar Bribián, creador del juego de mesa 'Dungeon Universalis'.
FRANCISCO JIMENEZ PHOTOGRAPHY

En los próximos días, más de 2.000 personas de todo el mundo recibirán en sus casas un voluminoso paquete de 7 kilos de peso. Se trata de ‘Dungeon Universalis’, un juego de mesa creado por el aragonés Óscar Bribián (Huesca, 1979), que parece llamado a ser el sucesor de los míticos ‘Dungeons and Dragons’, ‘HeroQuest’ o ‘Gloomhaven’. Quizá los supere.

Porque la principal característica de ‘Dungeon Universalis’ es que es infinito, que todas las partidas son distintas. «Es un juego para ‘jugones’, con posibilidades ilimitadas –subraya Bribián–. Hacía falta algo así porque las editoriales han entrado en una dinámica de cortoplacismo y muchos jugadores se están empezando a cansar. Salen al mercado creaciones que a las 15 o 20 partidas las ‘quemas’. Las partidas acaban siguiendo rumbos ya conocidos y se repiten en esencia; solo te queda comprar una ampliación. Da la sensación de que piensan más en sacar dinero que en el propio jugador. Y la gente se harta».

En ‘Dungeon Universalis’ todo es sorprendente, empezando por la financiación. Bribián es policía local en Zaragoza y escritor (ha abandonado de momento la novela negra). También diseña juegos de mesa: es uno de los 90 socios del club Atalaya Vigía del barrio de Las Fuentes. Durante años ha estado madurando la idea del juego que ahora acaba de lanzar. Para hacer un prototipo y empezar a moverlo, lanzó una campaña de ‘crowdfounding’ en Kickstarter. Necesitaba 35.000 euros. Los consiguió en 20 minutos. El primer día de campaña, el 1 de noviembre de 2018, ya sumó más de 100.000 euros. Desde ese momento y hasta el día 28 de ese mes, en que se cerraba, la actividad de Bribián fue febril. Apenas durmió. Y es que la mecánica de Kickstarter es especial. Los que quieren respaldar un proyecto no se limitan a poner el dinero requerido y esperar a recibir aquello por lo que han pagado: durante el periodo en el que está abierta la campaña pueden formular preguntas a su promotor y, según las respuestas que reciban, elegir cambiar de modalidad de patrocinio, cancelarlo e incluso volver después.

Bribián respondió a las preguntas que le hacían desde todos los rincones del mundo. Y conforme se ampliaba la recaudación iba añadiendo extras al juego. Cuando se cerró el ‘crowdfounding’ había conseguido más de 2.000 patronos y 242.553 euros. «El secreto del éxito estuvo en mi campaña de información. No podía envíar el juego a reseñadores españoles y extranjeros –relata–, así que me dediqué a explicarlo en todos los foros que encontré. No publiqué las reglas para evitar plagios, pero lo expliqué bien porque intuía que muchos de los posibles compradores (85 euros más costes de envío, 135 en su versión ‘deluxe’, con 11 miniaturas de resina y un bestiario extra) no entrarían en la campaña porque pensarían que era imposible hacer un juego como este. Me dediqué a convencerles de que sí se podía».

Bribián creó una editorial, Ludic Dragon Games, y aprendió sobre la marcha todo sobre diseño y confección de juegos de mesa. «La mayoría de los juegos con muchos elementos, se acaban fabricando en China para abaratar costes. Eso vale para una empresa grande, pero no para un diseñador porque, si sale algo mal, te la juegas».

Entre 2015 y 2019 ‘Dungeon Universalis’ ha sido objeto de numerosos testeos por jugadores experimentados, y se ha presentado, en versión de prueba, en citas como el ‘Freak Wars’ de Madrid. Y ha entusiasmado a todo el mundo. Falta ver qué ocurre a partir de ahora. De los 2.150 suscriptores, unos 1.200 son españoles, 350 estadounidenses, 160 alemanes... Hay incluso uno en Israel. El juego no llegará a tiendas, y la idea de Bribián es realizar una segunda edición por Kickstarter a fines de 2020 para entregarla a lo largo de 2021.

‘Dungeon Universalis’ ya es conocido entre los aficionados simplemente como ‘DUN’. Un especialista que lo ha probado lo define así: «El rol se encuentra con los juegos de mesa. Y han tenido un niño. Se llama DUN». Pero también tiene mucho del género ‘Dungeon Crawler’ (explorador de mazmorras) o de los ‘wargames’ tradicionales. En realidad, es el juego de todos los juegos, infinito en todas sus variantes.

Algunas de las miniaturas que se incluyen en la versión 'deluxe' del juego
Algunas de las miniaturas que se incluyen en la versión 'deluxe' del juego, ya pintadas
Ludic Dragon Games

Un ejemplo: si un juego de mesa tradicional tiene entre 6 y 12 personajes para elegir, en este cada jugador configura su propio personaje eligiendo una de las 25 razas disponibles y dándole luego una de las 20 profesiones a elegir. Solo ya con eso se parte de 500 posibles héroes, cada uno con sus características propias, pero es que luego, a lo largo de la partida, se pueden adquirir nuevas funciones y armas. Y la misma versatilidad se puede encontrar en los escenarios, las trampas... El Mal lo encarna el Jugador Oscuro, que puede ser alguien de la partida o jugarse con inteligencia artificial.

El libro de instrucciones tiene 64 páginas pero basta con que uno de los jugadores conozca las reglas básicas para que se pueda jugar una partida (hay misiones de 30 minutos y campañas que pueden durar varios días, aunque la duración estándar es de dos horas). Se tiran dados, por lo que influye el factor suerte, pero lo lógico es que al final gane el mejor estratega.

Aunque la mayor parte del trabajo en torno a ‘DUN’ la ha realizado Óscar Bribián, en el equipo del juego se integran Silvia Dur, que se ocupa de la gestión administrativa; los diseñadores gráficos Daniel Comerci (portada e ilustraciones) y Antal Kéninger (‘tiles’ y mobiliario); los escultores digitales Valerio ‘Korax’ Carbone y Arber Dyrmishi, que han diseñado las miniaturas; Óscar Ibáñez, que ha traducido los textos al inglés; y Pablo Martínez, desarrollador informático que ha realizado la app del juego.

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