En 2011 la tierra se rebeló en Japón. Un gran terremoto y un tsunami devastaron el norte del país. Para lanzar un mensaje que devolviera la esperanza a sus ciudadanos, el Gobierno japonés eligió los versos sencillos de Kaneko Misuzu, una poeta luminosa. ‘Eres un eco’ se convirtió en un emblema.

Kaneko Misuzu (Nagato, Japón, 1903-1930) creció marcada por la pérdida. Su padre murió cuando ella tenía tres años y poco después su madre la separó de su hermano pequeño, que fue adoptado por sus tíos. Pronto empezó a escribir unos poemas delicados a la vez que hondos: mientras hablaba de flores, insectos y pequeños seres, lo estaba haciendo del alma y del corazón. 

Se atrevió a mandarlos a una importante revista y el director, impactado por esos versos hermosos, los publicó; la redacción se inundó de cartas de admiración procedentes de todo el país y Misuzu se introdujo en los círculos literarios.

Pero ese momento dulce se fue oscureciendo. Misuzu entró a trabajar en la librería de su tío y, como en una telenovela, se enamoró de su primo sin saber que era su hermano en realidad; para separarlos, su tío –su padrastro entonces, pues se casó con su madre al enviudar– concertó su boda con otro empleado, un hombre cruel e intolerante que la aparta de lo que más ama, su familia y la escritura; le prohíbe leer y escribir, sus dos pasiones, y se mudan de ciudad para que no vea a sus amigos poetas y editores.

Mientras Misuzu se apaga, él frecuenta burdeles, exhibe a sus amantes y acaba por contagiarle una enfermedad venérea que añade dolor físico a su enorme dolor emocional. Testigo de su sufrimiento, su familia la anima a divorciarse. Pero la vida aún le tenía reservado otro disgusto: las leyes japonesas dan la custodia de los hijos al marido y Misuzu debe separarse de su pequeña Fusae. 

La víspera de entregársela, escribió una carta a su marido pidiéndole que cediera la custodia a la abuela y se quitó la vida. Tenía sólo 26 años.

Su hermano, el amor de su vida, guardó sus cuadernos con más de 500 poemas. El sello asturiano Satori, especializado en literatura japonesa –recién condecorado por el Gobierno nipón por la difusión de su cultura– publica una selección en ‘El alma de las flores’, en una cuidadísima edición bilingüe con traducción y prólogo de M.ª José Ferrada y Yumi Hoshino, una celebración de lo grande y lo pequeño que Kaneko Misuzu nos regala para hacer nuestra vida más hermosa.