"Un buen intérprete debe tocar como se lo exija el alma, no como lo pida su ego"

La zaragozana Patricia García Gil, concertista de fortepiano, abre este jueves el Ciclo de Música de la Biblioteca Nacional

Patricia García Gil estudió piano en el Conservatorio Superior de Música de Aragón.
Patricia García Gil estudió piano en el Conservatorio Superior de Música de Aragón.
Guillermo Mestre

La propia Biblioteca Nacional define el concierto que va ofrecer esta tarde como «un auténtico descubrimiento». Por el instrumento que lo protagoniza, el fortepiano, y por el repertorio elegido para la ocasión. Lo va a dar Patricia García Gil (Zaragoza, 1987), y lo hace como preámbulo de la gran exposición de Carderera que va a inaugurar muy pronto la institución madrileña. «Dos veces al año pienso el repertorio que me gustaría interpretar y me lo preparo a fondo. No tengo ningún otro planteamiento previo –señala Patricia García Gil–. Me apetecía mucho tocar obras del Romanticismo, y sabía que existió un grupo de compositores españoles de época de Chopin que se fueron a París siguiendo su estela. En su música puede rastrearse además la influencia de Chopin, lo que añade interés a sus obras».

Así surgió el programa del concierto de esta tarde, que acometerá Patricia García Gil después de participar en el Festival de Música de la Villa de Rialp, antes de ofrecer otro en Barcelona, y mientras prepara citas en Estados Unidos y proyecta gira por Bangkok, Hong Kong y Nueva Zelanda. Vive en Florencia desde hace varios años.

Primero fue el piano. Lo descubrió en una de las exposiciones de pintura de su madre, Juana María Gil, empezó a estudiar y acabó en el Conservatorio Superior de Música de Aragón. «Fue a los 12 años o así, cuando participé en uno de los clásicos concursos de piano en el que compiten niños –relata–, cuando ví el nivel que había entre el resto de los niños y comprendí que, si quería llegar a algo con este instrumento, tenía que tomármelo en serio y dedicarle muchas horas al día. No estoy ni a favor ni en contra de los concursos para niños, son beneficiosos o no en función de la personalidad de cada uno. A mí me vinieron bien, aunque hubo temporadas en las que no me apetecía participar».

Los instrumentos originales

Como instrumento, el fortepiano lo descubrió durante su estancia en el Reino Unido y enseguida le sedujo su sonido. «El interés de los últimos años por los instrumentos originales no es esnobismo ni moda –subraya–, sino que se sustenta en lo musical. Realmente ofrecen muchas más posibilidades que los instrumentos contemporáneos. En el caso de los fortepianos, por ejemplo, cada instrumento es un mundo y posee su propio sonido. Esto te obliga, como intérprete, a ser mucho más flexible porque no todos los pianofortes responden igual a lo que les pides. Hay que estudiar sus características, aprovecharlas en tu beneficio e incluso aprender de ellas. Un instrumento original, en mi caso, te da muchas ganas de buscar, tienes que dejar que te influya porque cada uno posee sus cualidades. Cuanto más abres tu mente, más posibilidades te da».

Hoy, asegura Patricia García Gil, «un intérprete no puede saber cómo tocaba Mozart pero sí cómo era el sonido de sus obras». Por eso defiende tanto la interpretación con instrumentos originales. Pero la búsqueda de ese sonido histórico no debe empañar la interpretación. A su juicio, hoy un buen músico tiene que ser, antes que nada, «auténtico».

«La palabra quizá esté algo manoseada pero es la única que se me ocurre para definirlo. Hoy se da por supuesta la calidad técnica de los grandes intérpretes. Pero luego, además, hay que ser auténtico, entendiéndolo en el sentido de huir de las interpretaciones estándar que sabes que van a gustar a todo el mundo; como ser consecuente contigo mismo; y, sobre todo, como ser humilde, lo suficiente como para ponerte al servicio de la obra y no intentar ponerla a tu servicio. Todo lo que se haga con humildad me parece bien. Hay que tocar como lo pide el alma, no como lo exige tu ego» Quizá esa humildad la ha llevado a explorar otras posibilidades musicales (la flauta travesera, que ha abandonado) o artísticas. Ha estudiado arte dramático y, en colaboración con Jordi López, ha escrito una obra musico teatral que recorre desde el Barroco a Messiaen y que está pensada para niños. Se titula ‘Orfeo i Teclas’.

Patricia García Gil es una de las jóvenes intérpretes españolas de mayor proyección internacional. Inició sus estudios con Pilar Armijo en Zaragoza, se graduó con matrícula de honor en el CSMA y, becada por Ibercaja, Diputación de Zaragoza, Juventudes Musicales y Rotary Club, amplió estudios en el Reino Unido. De allí, siempre con las máximas calificaciones, pasó a la escuela de alto rendimiento Academia Pianistica Internazionale de Imola, dirigida por el legendario Vladimir Ashkenazy. Luego a la Bartolomeo Cristofori Academy de Florencia. Ha dado conciertos, como solista o con orquesta, en España, Portugal, Francia, Holanda, Reino Unido, Italia, México, Argentina, Chile, Uruguay, China y Estados Unidos. Ha ganado numerosos certámenes nacionales e internacionales (en diciembre pasado quedó segunda en el Concurso de Música Antigua de Juventudes Musicales). Interpreta también música contemporánea, ha estudiado arte dramático y participado como actriz en varias obras escénicas, y ha escrito varias obras para niños que combinan teatro y música. Ha colaborado como pianista con La Fuera dels Baus.

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