Un documental denuncia la relación entre turismo y desahucios en Barcelona

'City for Sale', realizado por Laura Álvarez, se proyecta este fin de semana en el festival DocsBarcelona.

Captura del documental 'City for Sale', realizado por Laura Álvarez.
Captura del documental 'City for Sale', realizado por Laura Álvarez.
Bausan Films

Montse es una anciana que vive en el centro de Barcelona y sufre 'mobbing', Carolina está a punto de mudarse porque le han subido el alquiler desproporcionadamente, en el edificio donde vive Jordi han construido un hotel y Mai convive con el 'turismo de borrachera' en la Barceloneta.

Estas cuatro personas y sus familias son los protagonistas de 'City for Sale', el documental que ha realizado Laura Álvarez y que se proyecta este fin de semana en el festival DocsBarcelona.

"He querido hacer visible un problema que afecta a mucha gente y que es dramático, porque es muy duro que te echen de tu casa", ha explicado la realizadora en una entrevista con Efe.

En su opinión, "la relación entre el turismo de masas que invade Barcelona y el problema de vivienda es evidente", como demuestra el hecho de que "el centro de la ciudad se está vaciando de vecinos y está siendo ocupado por turistas y por inversores que compran las casas para hacer negocio, no para vivir en ellas".

Laura Álvarez empezó a plantearse hacer este documental en 2015, cuando se dio cuenta que "todo el mundo en Barcelona hablaba de lo mismo, de cómo la ciudad se estaba convirtiendo en un parque temático en el que cerraban tiendas de toda vida y expulsaban vecinos para dejar sitio a bares para extranjeros y apartamentos turísticos".

A través de la Asamblea de Barrios por un Turismo Sostenible, la realizadora empezó a profundizar en el tema y decidió hacer un documental centrado en el distrito de Barcelona que más estaba sufriendo la gentrificación: Ciutat Vella.

El primer personaje que empezó a grabar fue Mai, una vecina de la Barceloneta que vive con tristeza cómo los habitantes de toda la vida han tenido que irse para dejar paso a turistas que buscan sol, playa y fiesta nocturna.

Pero el que adquirió mayor protagonismo según avanzaba el rodaje fue Montse, una mujer mayor que vive en el centro desde niña y que poco a poco se ha quedado sin vecinos. El edificio donde reside ya está vacío, solo quedan ella y su marido porque los propietarios han ido echando a todos y ahora quieren que ellos también se vayan.

Para conseguirlo, utilizan todo tipo de medios: han puesto cámaras en la escalera sin avisarles para espiar sus movimientos y buscar alguna rendija legal para pedir el desahucio; no realizan obras de mantenimiento y el edifico ha sufrido inundaciones, goteras y escapes de gas; han intentado fumigar con productos tóxicos; hacen obras ruidosas y sucias en el edificio contiguo; y un largo etcétera.

A raíz de todo este acoso, Montse sufre ansiedad, se le han acentuado sus dolencias y siente que lucha contra un gigante, situación que es en parte cierta, ya que los propietarios del piso son los herederos del barón de Maldà. Además, sale a la calle con miedo porque el barrio está tan lleno de turistas que cuesta caminar y su mercado de toda la vida, La Boquería, es intransitable para una mujer mayor.

"Mi objetivo -explica la directora- no es hacer un reportaje en el que hablen todos los implicados: vecinos, propietarios y políticos; sino abrir una ventana al día a día de estas personas que se han quedado sin barrio".

No obstante, el filme se ha presentado en el festival de documentales de Barcelona en plena campaña electoral municipal y la faceta política del problema está presente en todos los encuentros que la realizadora tiene con público o prensa.

"Me alegro de que mi documental esté ayudando a generar debate. La gentrificación es un drama, pero la gente se resiste y todavía se puede solucionar. Creo que hay esperanza", sostiene.

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