Patrimonio

Reconstruida la disposición original de las 'Pinturas negras' en la Quinta del Sordo

l El historiador del arte Carlos Foradada publica un libro que desvela datos inéditos sobre la vivienda de Goya

'Saturno’ y ‘Judith y Holofernes’, tal y como las veía el visitante en la planta calle de la Quinta del Sordo.
'Saturno’ y ‘Judith y Holofernes’, tal y como las veía el visitante en la planta calle de la Quinta del Sordo.
Carlos Foradada

«Las ‘Pinturas negras’ no son objetos, sino sujetos que piensan y toman decisiones, y actúan con otras pinturas. Cada una de ellas es en realidad un punto de vista desde el que se organizan el resto de las obras». Lo dice el historiador del arte Carlos Foradada, de la Universidad de Zaragoza. Foradada acaba de publicar un artículo en la revista ‘AACA Digital’, en el que reconstruye minuciosamente el interior de la Quinta del Sordo y distribuye en sus paredes todas las ‘Pinturas negras’. El artículo es el anticipo de un trabajo de mayor aliento, el libro ‘Goya recuperado en las ‘Pinturas negras’’ y ‘El coloso’, que publicará Trea en las próximas semanas.

En su investigación, Foradada ha cotejado todo tipo de datos, desde los planos de la época a los testimonios de quienes visitaron la Quinta (en algunos puntos contradictorios), pasando por la detallada maqueta de Madrid que realizó entre 1828 y 1830 León Gil de Palacio. Cruzando datos y gracias a programas informáticos de diseño arquitectónico y de imagen virtual, ha desentrañado qué parte del edificio era casa de labor y caballerizas, qué parte empleaba Goya, o dónde se ubicaban las escaleras que mandó hacer.

«Goya compró el edificio en 1819. Era una casa de campo e hizo reformas para sentirse cómodo viviendo allí –relata el historiador del arte–. Tiró paredes, amplió el ‘hall’ y ganó dos habitaciones en la primera planta. No sabemos por qué cerró una de las dos ventanas de la fachada frente al jardín».

En las radiografías que se le hicieron tiempo atrás a las ‘Pinturas negras’ se descubrió que Goya las pintó, al óleo, sobre unas pinturas anteriores, de estilo rococó, realizadas al temple. Todas, menos una, ‘El aquelarre’. Y ese dato ha sido fundamental para Carlos Foradada.

«Sobre las escenas bucólicas con figuras pequeñas subyacentes a las ‘Pinturas negras’ ha habido varias teorías. Algunos especialistas han asegurado que las hizo el propio Goya en 1819 y que luego las cubrió con los nuevos temas. Yo creo que no, que lo que ocurrió es que Goya compró la casa, ordenó que se hicieran obras y, después, decoró las paredes a su gusto».

El hecho de que debajo de ‘El aquelarre’ no aparezcan esas pinturas se debe a que se ubicaba en el emplazamiento de la ventana que Goya ordenó cerrar. Y, a partir de ahí, Foradada, se basa en las medidas y en las fuentes escritas, y desentraña la ubicación de las obras: siete en la planta baja, donde se sabe que había un comedor con una mesa de caoba maciza con capacidad para veinte comensales; y otras tantas en el salón de la primera planta, donde se ubicaban los dormitorios. Estas últimas, más dramáticas, no se concluyeron a su juicio en 1819, sino en 1823, cuando Goya estaba a punto de abandonar España.

Una vez ubicadas hipotéticamente las obras en el lugar que ocuparon, Foradada ha procedido a interpretarlas. Nada es casual. Si ‘Leocadia Zorrilla’ se ubica frente a ‘Saturno’, es porque, en realidad, está simbolizada en el cuerpo que devora el dios romano. Y todo, además, es una alegoría del Antiguo Régimen zampándose la Constitución. El libro que próximamente presentará Foradada ahonda en las relaciones entre las distintas pinturas.

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