Los secretos de Atapuerca

Excavaciones en el yacimiento de la Cueva Fantasma, en Atapuerca.
Excavaciones en el yacimiento de la Cueva Fantasma, en Atapuerca.
Santi Otero / Efe

Este fin de semana ha terminado la campaña de excavaciones en Atapuerca. Y he tenido la gran suerte de visitar el yacimiento justo el último día de los trabajos. Allí, entre la piedra roja de la sierra, he visto costillas y mandíbulas a medio desenterrar, la tibia recién encontrada de un enorme cérvido prehistórico y, sobre todo, a decenas de paleontólogos armados con cepillos y cinceles que buscan los secretos que guardan la Gran Dolina o la Sima de los Elefantes.

Se siente una pequeñita en Atapuerca. Porque aquellas cuevas, con sus estratos, evidencian que los humanos actuales solo somos una anécdote en la historia de la Tierra. Hace más de un millón de años ya había homínidos en la sierra burgalesa que apenas han dejado rastro de su paso. Igual que nosotros, quién sabe, seremos un misterio para quien nos suceda dentro de otro millón de años. Quizá entonces, como ahora, habrá científicos que intenten descubrir cómo éramos entre los restos de nuestra presencia en la Tierra. En Atapuerca, decenas de expertos trabajan cada verano para desvelar el pasado.

Fue una casualidad -las obras para hacer el ferrocarril- lo que sacó a la luz el yacimiento, pero ha sido el esfuerzo de los paleontólogos el que ha permitido exprimir las rocas hasta encontrar nuevas especies y piezas clave en el desarrollo de la evolución. Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell, los directores de las excavaciones, han puesto rostro en las últimas décadas al yacimiento. Con su don para la comunicación, han logrado que todos sepamos el nombre de aquella sierra y que estemos orgullosos de su importancia en los estudios sobre la humanidad. Ahora, los tres ven próxima su jubilación, pero eso no frenará los descubrimientos. Atapuerca anda sobrada de científicos excelentes, que seguirán arañando la montaña en busca de nuevas respuestas que nos expliquen de dónde venimos. Allí, entre rocas y arena, está escrita nuestra historia.