El teatro aragonés se mira en los ojos de tres Pilares: Delgado, Laveaga y Doce

Medio millar de personas asisten en el Principal a este homenaje que se hizo extensible a la actriz Pilar Molinero

Pilar Doce, en el centro en silla de ruedas, rodeada de las actrices y personalidades que tomaron parte en el homenaje.
El teatro aragonés se mira en los ojos de tres Pilares: Delgado, Laveaga y Doce
Guillermo Mestre

El talento, la energía, el compromiso con la escena, y, en definitiva, la pasión por el teatro que han compartido Pilar Delgado (fallecida en 1997), Pilar Laveaga (seriamente enferma) y Pilar Doce (todavía en activo) volvieron a hacerse sentir ayer durante más de dos entrañables horas sobre las tablas del Principal zaragozano. No fue un sueño, sino una realidad que hizo posible el homenaje que les rindió la plataforma de Actrices para la Escena y que llevó hasta la sala a medio millar de personas. Un tributo que se hizo extensible a otra Pilar de la escena de esta tierra, Pilar Molinero (desaparecida el pasado febrero).


La última palabra la tuvo una emocionada Pilar Doce, que siguió la velada desde detrás del escenario junto a su marido, el también actor Carlos Vega, cuando salió a recoger un ramo de flores. Vitalista a sus 81 años, apareció en silla de ruedas (a causa de una aciaga caída) para agradecer un reconocimiento "que he recibido con cariño y no sé si me merezco", y echar en falta a su lado a las otras tres protagonistas. 


Las ‘Pilares’ de la escena aragonesa, como a partir de ahora se las recordará, hablaron sobre todo por boca de algunos de sus personajes más queridos, además de proyectarse vídeos con actuaciones y entrevistas. 


De Pilar Delgado, que en 1970 fundó su propia compañía, La Taguara, con la que recorrió todo Aragón, las componentes de la plataforma presentaron su monólogo en ‘Milagro en el mercado viejo’ de Osvaldo Dragún, además de una escena que compartió con Pilar Doce en ‘La plaza’ de Carlo Goldoni. Otros fragmentos que se declamaron fueron los de Doce en ‘Las Bernardas’, de García Lorca, y los de Laveaga en ‘Lisístrata’, de Aristófanes, y en ‘La dama boba’ de Lope de Vega. Para quienes las conocieron fue especial la puesta en escena de esa ‘Bodas de sangre’, de García Lorca, en las que las tres coincidieron en funciones de la Ribera a finales de los 80.


Sus trayectorias de grandes damas de la industria cultural aragonesa desde distintas facetas (intérpretes, productoras y gerentes) las fueron desgranando sus amigos y compañeros de profesión entre recuerdos y anécdotas.


"El teatro de Aragón os debe todo y lo habéis dado todo", dijo el dramaturgo y actor Paco Ortega, que les dedicó a las cuatro Pilares los primeros ‘piropos’ que se irían prodigando. El escritor Javier Delgado habló de esa "intelectual, analítica y visceral" que fue Pilar Laveaga (para él siempre Perina), quien fundó en 1975 el Teatro de la Ribera que mantuvo durante 26 años y con el que puso en marcha 35 montajes que llevó por giras internacionales. Ayer se quitó la "espinita" que tenía clavada, confesó. Hace cinco años, cuando una enfermedad la alejó de los escenarios, intentó sin éxito que alguien le permitiera disfrutar de lo que más amaba. Desde el patio de butacas le escuchó Trinidad Cantín, su "tutora legal", para quien pidió su aplauso.


En la velada tomaron parte una docena de personas relacionadas con el mundo del teatro y la cultura que compartieron con ellas buenos y malos momentos. El periodista y actor Antón Castro leyó el poema que José Antonio Labordeta dedicó en 1979 a Delgado.


Hubo espacio también para la reivindicación. El actor y director teatral Mariano Anós (uno de los fundadores de La Ribera), denunció que el teatro público "se empieza a desmoronar". La presidenta del Sindicato de Actrices y Actores de Aragón, Ana Pavía, aludió a esa "vida laboral más corta" que tienen las mujeres en esta profesión. La crítica también estuvo presente en la obra escrita por Susana Martínez para la ocasión ‘Ya la llamaremos’. Las doce actrices de la plataforma se encarnan casi a sí mismas, ensayando un hipotético papel que al final se queda en aguas al progtagonizarlo hombres.


El futuro de esta disciplina artística se encarnó en Juan Turmo y Beatriz Serrano, dos alumnos de la escuela Municipal de Teatro a las que las homenajeadas sirvieron de "inspiración". El sentir de muchos lo resumió casi al final Blanca Resano, directora del homenaje y de la plataforma: "Son mis supermadres".