"El dolor dicta poemas"

El poeta José Verón Gormaz ha sido propuesto como Premio de las Letras Aragonesas 2013 por unanimidad del jurado.

Premio de las Letras Aragonesas a Jose Veron Gormaz
Jose Veron Gormaz

José Verón Gormaz (Calatayud, 1946) acaba de ganar el Premio de las Letras Aragonesas 2013. Poeta, novelista, ensayista y fotógrafo, publicó en 2012 'Ritual del visitante' y la novela 'Las puertas de Roma'.


-¿Quién es José Verón Gormaz: un poeta que hace fotos o un fotógrafo que escribe poesía?

Soy un poeta que hace fotografías. A veces siento que el poema y la imagen son manifestaciones diferentes de un mismo asunto, aunque sé que eso no es exactamente así.


-¿Qué lugar ocupa y ha ocupado la poesía en su vida?

Un lugar básico. La poesía, además de un modo de expresión, es una forma de conocimiento y como tal me ha influido. También me ha proporcionado cierto sentido ético, incluso una visión mas cercana de la realidad.


-¿Es un poeta intuitivo o reflexivo? ¿Cómo nacen sus poemas?

Muchos de mis poemas nacen de la reflexión, pero también los hay que surgen como un relámpago. No acudo a normas y mis hábitos cambian según las circunstancias. La creación poética es en parte un enigma. Lo que me parece incuestionable es el trabajo, la elaboración del poema. La poesía es un oasis o una reserva de la Naturaleza que pone a disposición de los lectores la otra realidad.


-¿Qué poetas le han marcado, qué poetas le marcan?

Me gusta leer poesía; leo (y he leído) sin pausa. Sin embargo, distingo entre los poetas que me han influido y los que me agradan, pero sin ningún tipo de influencia. Entre los primeros puedo citar a Quevedo, Juan Ramón Jimenez, Yves Bonnefoy, Ezra Pound, T. S. Eliot, José Ángel Valente... Entre los segundos, a Allen Ginsberg, Antonio Machado, Ginferrer, Omar Khayyam... Y merece una mención especial mi paisano Marco Valerio Marcial...


-Del que publica una novela: ‘Las puertas de Roma’ (Mira editores).

Sí. Está prologada por José Luis Corral. Marcial es epigramista y el epigrama es una forma poética muy adecuada a nuestra época, como lo fue en la Roma de Nerón y Domiciano. El libro sucede en Roma y también en un café actual donde se produce una tertulia literaria que da pie a la evocación.


-¿Cómo se transformó en libro 'Ritual del visitante’, que edita Olifante?

Tras un periodo largo y dificil (1997-2009), quedó completa y publicada mi trilogía ‘El tránsito y la duda’. Me sentí exhausto, desorientado, sin saber qué camino tomar. El cambio de registro fue poco a poco cumpliéndose, hasta que empecé a estar de acuerdo con mis versos. En agosto de 2010, en la Casa del Poeta, bajo el castillo de Trasmoz, concluí este poemario, que todavía necesitó un ligero repaso y un pequeño reposo.


-Aquí están muchos de tus temas. Por ejemplo: el paisaje. ¿Qué le debe al paisaje?

Cuando estoy en él, me siento parte del paisaje, una sensación panteísta, tal vez primitiva, que me acerca al universo inabarcable. También en el paisaje urbano me siento parte de él. Al paisaje le debo más de lo que puedo expresar.


-Por ejemplo: el lenguaje. ¿Cómo es su historia de amor y desamor con las palabras?

La palabra es el elemento fundamental de esta historia de amor. El desamor surge de otros factores ajenos a ella.


-En ‘Ritual del visitante’ están la vida interior, el eco de la enfermedad o la sombra del cáncer, el estupor de existir.

Soy un poeta que ha sufrido y vivido lo mismo que las personas que no lo son. Amo la vida, pero sé de mis limitaciones. Me gustan el Arte y las Letras, la música, el buen vino, los paseos por el monte y por la ciudad, las damas, la tertulias, mi familia... Todo esto y cierto estoicismo natural me han ayudado a caminar tanto con sol como con niebla.


-¿Cuántos versos le ha dictado el dolor y la proximidad de la muerte?

Es cierto, ambas circunstancias me han impulsado a escribir poemas. Pero también el dolor ajeno, tan cercano, y tan lejano, tan palpable. Nuestro mundo es tan doloroso como una enfermedad. O más.


-Hay una invocación al papel en blanco. ¿Le ha dado en algún momento miedo escribir?

Más que miedo, respeto. No obstante, el poema al que alude es, tal vez, el más expresivo del libro. Si mal no recuerdo, termina así: “Invoco a la palabra para sentir la realidad que tantas veces desconozco”. Hay ocasiones en las que ir hacia el poema es como saltar al abismo. Y eso siempre impresiona, aun sin padecer vértigo.


-Habla mucho de la música, del canto, de los rumores. ¿Oyen voces los poetas, mensajes del más allá?

Más que mensajes del más allá, se oyen mensajes del más acá. La música es una suerte de alimento espiritual, una fuente de sensaciones y sentimientos. Los rumores y las voces están dentro de nosotros y hay que escucharlas.