Belloch: "La danza es un lamento por la muerte de María de Ávila"

El alcalde ha destacado los "beneficios" que da a una ciudad sus hombres y mujeres ilustres.

El alcalde de Zaragoza Juan Alberto Belloch (Archivo)
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Heraldo

El alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, ha destacado que la danza es "un lamento por la muerte de María de Ávila", una mujer que nació, ha recordado, "queriendo bailar, con una pasión que le duró toda la vida y le ha de durar más allá de la vida".


Con motivo del fallecimiento ayer de María Dolores Gómez de Ávila, a la de edad de 94 años, el alcalde zaragozano ha publicado un artículo en el que elogia a esta "bailarina y maestra de danza" a la que la ciudad homenajeó y celebró sus éxitos en vida y con la que "ahora, bailamos, cuando ya no está".


Belloch ha querido recordar "la mejor de sus enseñanzas: se baila para estar juntos" convencido de que "la muerte se baila" y "mucho más la de María Dolores Gómez de Ávila".


El alcalde de Zaragoza ha destacado asimismo los "beneficios" que da a una ciudad sus hombres y mujeres ilustres porque "llegan hasta el último rincón del mundo y hasta allí trasladan sus valores humanos, morales, artísticos, científicos, unidos al nombre de la ciudad a la que se sienten estrechamente vinculados".


Por eso, ha asegurado que el nombre de Zaragoza está identificado "para siempre con la danza, con la máxima expresión de calidad de la danza".


Nacida en Barcelona, fue en la capital aragonesa donde María de Ávila fundó su Escuela de Zaragoza de danza, en el año 1954, cuando ya había dejado sus días de gloria como bailarina, y que le hizo ser considerada por todos, ha apuntado Belloch, "maestra de danza".


A través de sus enseñanzas, María de Ávila "supo arraigar en sus alumnos la esencia del baile" además de transmitir "la sabiduría" de la danza e "inculcar una calidad técnica que daba la máxima seguridad a quienes la seguían" y que creó en sus bailarines "un sello inconfundible".


Belloch también ha destacado la "profunda dimensión humana" de María de Ávila, que le llevó a vincularse "con la mayor generosidad a proyectos que tenían más que ver con lo colectivo, con los otros, que con su propio interés" que era "contagiar la misma pasión que ella sentía por la danza".


No obstante, ha destacado que la muerte de María de Ávila "no es el punto final de una carrera humana y profesional brillantísima", sino "otra nueva oportunidad para que los zaragozanos le expresemos nuestro reconocimiento y gratitud por su profunda vinculación con esta ciudad" que le concedió la Medalla de Oro en 1982.


"La danza y Zaragoza seguirán siempre unidos en el imaginario de medio mundo gracias al trabajo de María de Ávila y de sus numerosos alumnos que han sido, en diferentes generaciones, primeras figuras de la danza internacional" ha asegurado Belloch quien ha manifestado el "profundo pesar" de todos sus conciudadanos por su pérdida.