Premios Goya

Los Goya más reivindicativos

Candela Peña dijo haber visto morir a su padre en un hospital "sin mantas" y Maribel Verdú dedicó su premio a los desahuciados.

 Esta misma semana, la Unión de Actores lo pedía: que en la gala de los Goya se hablara de "lo que sucede". Y, finalmente, así ha sido. Se ha hablado de crisis, de recortes, de paro, desahucios y "sobres" que van y vienen, y de una subida insoportable del IVA a la que las gentes del cine no se resignan.


Y aunque el presidente de la Academia de Cine, Enrique González Macho, estaba decidido, según confesó días atrás, a impedir que los Goya de este año se convirtieran en otro 'no a la guerra', como ocurrió en 2003, finalmente ha hablado alto y claro sobre lo que preocupa a una industria que en 2012 ha recogido una muy buena cosecha.


González Macho ha criticado duramente la subida del IVA y la piratería, y no ha dejado lugar para la duda: el cine español "no es ni de los de la ceja, ni de los del bigote ni de los de la barba", no es, no ha sido ni será de ningún partido político; es, simplemente, un "derecho ciudadano". Que quede claro.


Ya la presentadora, Eva Hache, había iniciado "cañera" una gala en la que algunos de los invitados, como los actores Raúl Arévalo y Carlos Areces, o la siempre combativa Pilar Bardem, lucieron sobre su pecho pegatinas con un rotundo 'no' a los recortes en sanidad, educación y cultura.


Candela Peña, Goya a la mejor actriz secundaria por su trabajo en la coral 'Una pistola en cada mano', agradecía su premio con semblante serio y reclamando "trabajo", pues ha estado tres años en el paro. Un tiempo en el que ha visto morir a su padre en un hospital público que, entre otras muchas carencias, -ha dicho- apenas tenía mantas; en el que ha sido madre, también en un hospital público. Años en los que no ha tenido trabajo.


En el patio de butacas, entre el anfitrión, González Macho, y el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, estaba sentado el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, que aguantó estoico el chaparrón de críticas.


Este viernes, tras la reunión del Consejo de Ministros a la que asistió Wert, y preguntada sobre si temía una gala tan reivindicativa como la del 'no a la guerra', la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, se mostraba prudente y expresaba un deseo "personal": que el cine "sea lo principal, no lo secundario". Como así ha sido.


José Corbacho, presentador de la gala en ediciones anteriores, se mostró irónico con el ministro Wert, a quien saludó sólo "un 21%". Y al enumerar junto a Goya Toledo las candidatas al Goya a la mejor actriz revelación, no resistió la tentación de añadir a la lista de cuatro "a la ministra (de Sanidad, Ana) Mato y a alguna infanta".


Una emocionada y nerviosa Maribel Verdú, Goya a la mejor actriz protagonista por su mala "malísima" en 'Blancanieves' -"le he cogido un gusto a los papeles de mala", reconocía con su segundo Goya entre las manos- dedicó su premio a toda "esa gente" que ha perdido sus casas, "las ilusiones, la esperanza, incluso la vida", en quienes se hace trágica realidad aquello de "robar a los pobres para dárselo a los ricos".


José Sacristán, a quien los Goya han tardado en hacer justicia, pues no ha sido hasta hoy cuando ha recibido el primer "cabezón" de su larguísima carrera, animaba desde el escenario a pelear, a combatir la injusticia.


Minutos antes, Javier Bardem pedía "en un día muy triste" al Gobierno español que condene las penas, incluso de cadena perpetua, que hoy mismo la justicia marroquí ha impuesto a jóvenes activistas saharauis.


Sobre el conflicto del Sáhara Occidental trata precisamente 'Hijos de las nubes, la última colonia', la película documental que Bardem ha producido y que esta noche se ha llevado un Goya. El actor pidió solidaridad con este pueblo olvidado, un pueblo que no puede ver recortada su sanidad, "porque no tiene hospitales", como tampoco su educación, "porque no tienen escuelas", destacó.


Unas gentes que, como ahora aquí en España muchos españoles, "fueron desahuciadas de sus casas. Que todo esto no ocurra ni allí ni aquí", pidió Javier Bardem.