Cine que invita a aprovechar y disfrutar el momento a pesar de las dificultades

La expresión ‘Carpe diem’ significa ‘Aprovecha el momento’, y eso es precisamente lo que ha decidido hacer Fernando J. García. A sus 29 años, cuenta cómo un día "estaba inspirado" y empezó a escribir un guión para un cortometraje. "He ido haciendo nuevas versiones durante meses hasta que por fin he tenido un libreto definitivo para llevarlo a la pantalla", añade. Al principió pensó en hacerlo con pocos medios. Luego, decidió lanzarse a una producción más amplia y contó para ello con exalumnos del Centro de Producción Audiovisual Salduie, donde él estudió diseño gráfico.

Al final, ha reunido un equipo de más de 25 personas que incluye a los cantantes Yago Alonso y Rubén Nasville o al músico Oscar Carreras. La culminación de este trabajo, el corto ‘Un carpe diem diferente’, se estrena este sábado a las 19.00 en el Centro de Historias de Zaragoza, con entrada libre hasta completar aforo.

Hasta aquí, la trayectoria de Fernando J. García –Fer, para los amigos– es similar a la de otros jóvenes que se lanzan al mundo del cine. Pero hay una diferencia. Él es sordo. Al 80% y de nacimiento. Se le pueden poner muchos nombres: persona sorda, discapacitada, con discapacidad, con una dolencia... o también se puede no nombrarlo. Pero el caso es que Fer no oye. Y aún así, entre todas las posibilidades de expresión que podría haber probado, ha elegido el cine.

Charles Chaplin y Spencer Tracy

El audiovisual ya se postulaba como el camino que iba a seguir desde que era niño. "De pequeño, disfrutaba mucho de las películas de Charlie Chaplin porque apenas había diálogo, me encantaban", explica. Fue entonces, en su niñez, cuando su madre decidió que Fer no emplearía aparatos para sordos. "Fue a varios especialistas para preguntar qué podían hacer conmigo. Todos le recomendaron que fuera a un colegio para sordos, pero ella insistió en que quería seguir mirando otras opciones. Al final, dio con un médico que le dijo que había una clínica diferente en Estados Unidos, la John Tracy. El hijo de Spencer Tracy también era sordo. Recibimos su curso por correspondencia para aprender a hablar a base de tocar la garganta y notar las vibraciones de las palabras, a cómo vocalizar correctamente… son muchas técnicas", cuenta.

Ahora, y aunque le supone un esfuerzo constante, Fer puede leer los labios de su interlocutor y expresarse con fluidez. Para dirigir este corto, ha tenido que hablar con actores, atender peticiones del equipo e incluso revisar la banda sonora. "Eso sí fue un problema –reconoce–. Yo todo lo he visto en silencio y con subtítulos, por lo que no sé qué música pega con qué escena. Aunque yo dudaba de si estaba eligiendo bien, todos están muy satisfechos con la música".

Un corto para todos

"Con este corto quería hacer algo para todo el público, incluidos los sordos. Por eso lo he subtitulado, para que todo el mundo lo pueda entender", explica Fer. Es accesible, pero, sobre todo, "es una historia bonita", recuerda.

La calidad de los subtítulos no es cuestión menor. "Hay una cosa que sí me fastidia un poco –dice Fer–. A veces, estoy con mis amigos viendo una película y me avisan de que hay palabras que no se han dicho, o que se ha dicho otra cosa. A mí me interesa leer lo que oyen los demás, tal cual".

Eso es lo que evita ‘Un carpe diem diferente’, que ha reparado en detalles como emplear una tipografía diferente para las canciones y los diálogos. Todo sin olvidar su historia, que trata sobre cambios, sensaciones y la velocidad a la que vivimos.

El estreno es el sábado a las 19.00. Cuando se le pregunta qué le diría al público potencial para animarle a acudir, la respuesta de Fer está cantada: "Que aprovechen el momento para verla". Carpe diem.