La gran fiesta del titanio

El Fun&Serious entregó anoche en el Guggenheim los premios a los mejores juegos del año, remate de un certamen que ha sido mayor que nunca.

Finalistas del Fun&Serious.
Finalistas del Fun&Serious.
Fun&Serious

¡Menos mal que los premios a los mejores videojuegos los recogen sus creadores y no sus protagonistas! Porque, si hubiese sido así, la gala final del Fun&Serious habría traído ayer al Guggenheim un montón de criaturas fascinantes, sí, pero también poco recomendables para sacar adelante un evento civilizado: entre forajidos del oeste, mercenarios de la Antigua Grecia y dioses ancestrales de tremendo potencial destructivo, la cosa habría podido acabar con un 'game over' brusco y anticipado y el museo habría quedado hecho unos zorros. El lugar de estos personajes está dentro de la pantalla, viviendo esas adictivas peripecias que han convertido sus títulos en los juegos del año.

"Ocho ediciones ya: si fuéramos un videojuego, ya seríamos una saga de esas que llevan ahí toda la vida", planteó el presentador, Xosé Castro, apoyado en su tarea por las actrices Ylenia Baglietto y Bárbara Goenaga, el doblador Claudio Serrano, el humorista Diego Pérez y representantes de las distintas instituciones que se implican en el festival, impulsado por 'El Correo' con el apoyo del Ayuntamiento de Bilbao, la Diputación de Bizkaia y el Gobierno vasco-SPRI, el patrocinio de BBK y AEVI y la colaboración de BBVA, GAME, UTAD y el Ayuntamiento de Barakaldo. Además de ese número de ediciones casi venerable, hay que destacar que el Fun&Serious ha dado este año el estirón, al saltar del Euskalduna a los 15.000 metros cuadrados del Pabellón 2 del BEC.

En la gala no faltaron las alusiones a 'Fortnite', el fenómeno social que ha funcionado como un poderosísimo imán durante las tres jornadas de la Fun Zone: "Ha logrado dos cosas: enganchar a jóvenes de todo el mundo y hacer que todos los demás nos sintamos muy viejos", dijo Castro, con bailecito del juego y todo. Pero los protagonistas eran los galardonados, claro. Tres de ellos ya se conocían de antemano: la estadounidense Brenda Romero, la canadiense Jade Raymond y el japonés Fumito Ueda recogieron los tres premios de honor. "Han hecho historia, han abierto camino para todos los que han venido después y han cambiado la forma en la que disfrutamos y entendemos los videojuegos", les agradeció el festival.

Deporte apasionante

El resto, los premios Titanium a los mejores videojuegos, se fue desvelando a lo largo de la gala. Cada categoría, precedida por su correspondiente vídeo de presentación, era como un pequeño combate que los protagonistas habrían resuelto a tiros, mandobles o porrazos: en el apartado de mejor videojuego, por ejemplo, el bandido Arthur Morgan y sus muchachos fulminaron a dioses, superhéroes y exterminadores de monstruos y obtuvieron para 'Red Dead Redemption 2' el galardón a mejor videojuego del año. Este título de Rockstar Games se convirtió en el triunfador de esta edición, al llevarse también los premios a mejor diseño de juego y mejor banda sonora. 'Assassin's Creed Odyssey' se impuso en la dirección artística por ser "una delicia para la vista", 'God of War' lo hizo en el apartado narrativo (y también se llevó el premio específico al mejor juego de aventura) y 'NBA 2K' recibió un Titanium honorífico a toda una saga: "Ha logrado trasladar a los videojuegos, con una fidelidad asombrosa, uno de los deportes más apasionantes y complejos que existen, el baloncesto", agradeció el presentador.

Pero también conviene fijarse en los premios más pequeños, los que dan un empujón a talentos emergentes o modestos equipos. El F&S Play al mejor videojuego independiente, al que concurrieron 243 candidatos de 44 países, fue a parar a 'Do Not Feed the Monkeys', del estudio madrileño Fictiorama. Como mejor juego vasco se alzó 'Submersed', de los bilbaínos Main Loop. Y los 3.000 euros del BBK Nuevos Talentos se los llevó 'Khion 1', desarrollado por alumnos de los másteres de videojuegos de U-tad.

Al final, ese mundo épico, glorioso y también terrible de los juegos sí logró infiltrarse de alguna manera en la realidad: en el último vídeo de presentación, los universos de los títulos finalistas se combinaban con imágenes de Bilbao, de manera que un coloso se alzaba en la ría, un barco fantasma arribaba al Guggenheim y tres forajidos oteaban desde lo alto del puente de La Salve. Tengan cuidado ahí fuera, por si han decidido quedarse.

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