El Ricardo Magdalena también premia la construcción de una casa en un pueblo

Como el último García Mercadal, la Institución Fernando el Católico valora la arquitectura en el medio rural. Esta vez, una obra de Sergio Sebastián en Leciñena

Casa premiada con el Ricardo Magdalena
Casa premiada con el Ricardo Magdalena

La Institución Fernando el Católico (IFC) concedió ayer el XXXIX Trofeo Ricardo Magdalena a la construcción de una casa nueva en Leciñena (Zaragoza), obra del arquitecto Sergio Sebastián (Calatayud, 1976). El galardón valora la apuesta por la arquitectura de una vivienda en el medio rural, igual que lo hizo en su última edición el García Mercadal que concede el Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón al premiar una vivienda en un pequeño pueblo de Teruel –Jarque de la Val–.

Además, el jurado, presidido por Carlos Forcadell, y formado por José-Manuel Pérez Latorre, María Villar, José Laborda, y Javier Oñate, como secretario, concedió por unanimidad el Diploma al Mérito en la Arquitectura al edificio conocido como Casa Solans, en Zaragoza, obra de Miguel Ángel Navarro, al cumplirse el centenario de su construcción.

El Ricardo Magdalena valora la vivienda unifamiliar proyectada por Sergio Sebastián en un pequeño pueblo de la Comarca Los Monegros "en cuya solución de conjunto interpreta con sensibilidad la morfología propia del lugar y del entorno".

Sebastián, que ya ganó el galardón de la IFC en 2014 por un proyecto de espacio arqueológico en Daroca, se mostró ayer encantado de recibir un "premio nuestro y de aquí tan importante que, en esta ocasión, reconoce la dificultad de hacer arquitectura en el medio rural", afirmó el ganador.

La Casa JI, propiedad de Javier e Inés, un joven matrimonio del pueblo con dos hijos, nace desde la reinterpretación del modelo tradicional de vivienda de Leciñena, un pequeño municipio en el corazón del desierto de los Monegros. "Una casa como otras tantas que hubo entonada en el sitio, escondida entre altas tapias blancas rematadas con teja, defendida del polvo y del viento con resistentes revocos rugosos, llena de vida y usos al interior del patio, y cuya relación con las calles que la rodean tiene lugar a través de grandes portones de tablas de madera", afirmó el arquitecto.

La vivienda, de una sola planta, tiene 200 metros cuadrados de superficie útil y 300 de patio interior. El proyecto, con un coste de 170.000 euros, sirve de vivienda a una familia del pueblo. La obra, que "busca mantener un equilibrio ambiental con el entorno, no renuncia en el interior a ser una casa del siglo XXI, moderna y actual".

La nueva construcción usa materiales como el hormigón armado y la cerámica como revestimiento, cubiertas inclinadas y canales para aprovechar al máximo la lluvia. "Arquitectónicamente, no es una casa ejemplar, pero sí un ejemplo de lo que se puede llegar a hacer en pequeños núcleos de población", dijo Sebastián. Para el arquitecto bilbilitano, "los verdaderos premiados deberían ser los propietarios de la vivienda porque han apostado por quedarse a vivir en su pueblo, una tendencia que los dirigentes deberían atender".

Aunque ubicada en el medio rural, la vivienda no renuncia a su tiempo y función. Funcionalmente se organiza en tres piezas nodos que albergan la cocina, los dormitorios y los aseos, y un espacio-vestíbulo que se encoge y se ensancha para conformar todas las áreas estanciales, el vestíbulo, salón, pasillo y estudio, completamente abiertos al jardín mediante terrazas y huecos amplios. Tras las tapias que protegen del exterior aparece un pueblo dentro de un pueblo.

El arquitecto aragonés Sergio Sebastián, además de construir y diseñar viviendas, ilumina desde 2004 la Navidad madrileña con instalaciones que adornan varios de los espacios más populares del centro de la capital, como las calles de Preciados (‘Campanadas’), Fuencarral (‘Serpentinas’), Serrano (‘Bufandas’) o la plaza de Chueca (‘Guirnaldas’)… así como un diseño especial inaugurado el pasado año en el municipio catalán de Sant Cugat del Vallés (‘Campanas’).«La misión del arquitecto es dar una solución ordenada a una función, teniendo en cuenta el entorno y la demanda», dice Sebastián.

"Para nosotros, cada proyecto es un reto, así que el arquitecto ha de ser capaz de enfrentarse a trabajar con elementos tan variados como la luz, el mueble, una casa o diseñar un trozo de ciudad".

Actualmente, Sebastián trabaja en un proyecto para el Gobierno de Aragón y la Confederación Hidrográfica del Ebro que consiste en volver a dar nuevos usos a Ruesta, un pueblo de enorme belleza y singularidad que se perdió a causa del pantano de Yesa.

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