Alejandro Navas: "En España un fracaso te estigmatiza y te deprime"

Nacido en Madrid en 1952, es profesor de Sociología en la Universidad de Navarra desde 1989. Ayer dio la lección magistral en el Colegio Miraflores.

Alejandro Navas, ayer, en el Colegio Miraflores de Zaragoza.
Alejandro Navas, ayer, en el Colegio Miraflores de Zaragoza.
Toni Galán

Da una lección sobre las claves del éxito en la vida universitaria.

Procedo de la Filosofía y me gusta aclarar conceptos. La biología no dice cómo hay que vivir. Para cada persona, la vida es un proyecto y hay que decidir a qué carta se juega. Los jóvenes tienen que ver de qué van en la vida. La felicidad se mide en las encuestas con el factor de tener una familia, donde uno quiere y es querido o correspondido. Pero hay que distinguir el éxito en la universidad y en el trabajo.

¿El éxito es encontrar trabajo en el sitio donde estudias o hay que dejarse llevar por un mundo globalizado?

Lo primero, hay que definir el éxito y ver quién es muy bueno en lo que hace, sea ciencia, arte o técnica. Le proporcionará satisfacción, fama, notoriedad, seguidores... y dinero. La primera clave del éxito es el talento. Ya dice el refrán clásico: ‘Quod natura non dat, Salmantica no praestat’ (lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo otorga). Uno puede ir a la mejor universidad del mundo pero si no tiene capacidad...

El ministro José María Maravall en los ochenta dijo que debían entrar miles de jóvenes en la universidad. ¿Ahora sobran?

Sin duda. En España hay un exceso de licenciados y sobrecualificados en el mercado de trabajo, mientras que faltan buenos técnicos, con una FP bien aprendida y administrada. Es un problema típicamente español. Además de una buena capacidad, hace falta una actitud. Hay que tener afán, ilusión, ambición, deseos y una resiliencia o la capacidad de encajar fracasos, contradicciones o suspensos, que es una gran carencia en España. En el mundo anglosajón, un fracaso es una gran lección y una oportunidad de la que uno no se avergüenza, ni se esconde. Pero aquí te marca, te estigmatiza y te deprime.

¿Hay que aprender de los errores y estar motivado?

Por supuesto. Junto a la capacidad y la actitud, hace falta estar motivado. Suelo poner ejemplos de deportistas como Indurain. Era del equipo Reynolds y los médicos que lo trataban en la Universidad de Navarra me contaron que tenía un compañero con mejores condiciones que él, Gorospe, pero le faltaban su mentalidad y la estrategia con las escapadas.

Rafael Nadal sí que tiene una actitud como la de Indurain.

Dice Fernando Alonso que él quiere ser el primero siempre, hasta en el aparcamiento. Pero además, la clave definitiva es el esfuerzo, la perseverancia, la constancia y la voluntad. Hemingway, que fue problemático, se emborrachaba en Pamplona, pero antes escribía mil palabras. El éxito es la inspiración y le llegaba cuando trabajaban...

Eso defendió Picasso, que la inspiración le llegaba trabajando.

Claro. En la universidad hay alumnos con mucho talento pero que son perezosos y aprueban justos, pero otros de talento medio, con valor medio, triunfan.

¿El periodismo encontrará el modelo para la era de internet?

Hay una crisis del modelo de negocio con el ‘gratis total’ en internet. Pero no hay crisis en el buen análisis o la interpretación periodística, porque son más necesarios que nunca en el mundo actual. En Europa hay inquietud, zozobra e inseguridad o sensación de peligro. Hay que explicar todo y hay que dar respuestas a la gente, porque es necesario. Habrá que ver cómo será el modelo, pero la gente necesita un relato que dé sentido al día a día; y la misión de los medios de comunicación es seguir realizando esa función y vivir de ello.

El estudiante debe diseñar su futuro.

Las claves son el talento, una actitud apropiada y la constancia. Hace falta sembrar durante la carrera los conocimientos y también los conocidos. A los alumnos les digo que deben tener una agenda con 50 nombres, pero en un mundo globalizado pueden ser de varios países, porque los estudiantes hacen el Erasmus. Luego hay dos factores que no dependen de uno, como la salud o la suerte. Hay que aprovechar las oportunidades. Pero la clave del éxito en la universidad es la capacidad de concentración.

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