Padilla se despide en Zaragoza

El diestro de Jerez se despide de los toros en España toreando este domingo en Zaragoza, la plaza en la que sufrió una gravísima cogida en 2011.

Padilla, en inequívoco gesto de agradecimiento a los aficionados.
Padilla, en inequívoco gesto de agradecimiento a los aficionados.
José Manuel Vidal/Efe

En el momento del adiós, en el cartel anunciador de la Feria del Pilar aparece Juan José Padilla a hombros de Manzanares y respaldado por las máximas figuras de toreo...

Ese gesto engrandece nuestra profesión. He tenido la suerte de tener el apoyo incondicional de todos los compañeros del colectivo taurino.

Nadie regala nada, y mucho menos en el mundo del toro…

No siento merecimiento, pero sí orgullo y felicidad. Nunca podré corresponder a todo el cariño demostrado por toda la profesión.

Hay datos irrebatibles. Este año solo han toreado más que usted Roca Rey, Manzanares y el Fandi. Ha lidiado más que monstruos de la tauromaquia como Ponce o el Juli…

Cuando anuncié mi despedida, ya dije que mi intención era torear en las plazas que habían marcado mi trayectoria, las plazas verdaderamente especiales para mí. El año pasado ya lideré el escalafón. Ahora hay otras prioridades.

Es torero de Zaragoza y también de Pamplona. En San Fermín también reina Padilla.

Me siento unido a las dos. Cada una marca mi vida, mi historia. Pamplona se entregó por completo: esa fiesta, esa pasión. Zaragoza es algo especial. Es la plaza en que parecía que todo acababa.

Pero no acabó. Y después siguió como solo lo hacen los toreros de verdad…

El capote de mi vida me lo echó la Virgen del Pilar. A partir de ahí, todo fue diferente. La entrega de los aragoneses hacia mi persona... Me estoy refiriendo dentro y fuera de la plaza. Eso es impagable. El trato que recibí desde el mismo hospital fue extraordinario. Le debo la vida a la doctora Simón, al doctor Nadal, al doctor Val-Carreres y a Pilar Val-Carreres que en la misma plaza obraron el milagro…

Su lucha tenaz...

Me unen lazos eternos, familiares casi, con Zaragoza. No es casual la despedida en Aragón.

¿Visitará a la Virgen antes de torear esta tarde?

En Zaragoza, siempre voy a ver a la Virgen. Y si puedo, hoy estaré en la misa de por la mañana.

¿Quién le acompañará en este día tan especial?

Mi mujer, Lidia; mis hijos, Paloma y Martín, de 14 y 12 años, respectivamente; y el doctor García Perla con su familia, que hoy también quieren estar a mi lado.

Ha habido carteles guapos en esta feria, ayer se encerró el Juli con seis toros; pero el cartel de hoy es oro puro…

Con Manzanares, Talavante y toros de Cuvillo.

Toreros fetén, hierro dulce…

Es la ganadería estrella de toda la cabaña brava. Hay que agradecer profundamente la presencia de Manzanares, con quien compartí cartel el día de mi reaparición y hoy lo hago en mi despedida.

Su regreso en Olivenza, con ese traje verde esperanza…

Sí, señor. Verde esperanza, por la vida que no moría, por la vida que seguía. También le tengo mucho que agradecer a Talavante.

Talavante, lo mejorcito que ha toreado sobre la tierra aragonesa. En ese 2011 maldito, el faenón al jabonero de Núñez del Cuvillo. ‘Rey de reyes’, tituló el maestro Ángel Solís en estas mismas páginas. Mi amigo Vicente Sola llorando en toriles… Muy grande, Talavante.

Aparte del figurón de torero que es y del respeto que le tengo, también quiero destacar la categoría humana que Alejandro Talavante me ha demostrado.

Después espera América...

Pego un salto a México. Torearé allí en Morelia, en Guadalajara, en Monterrey… También en la Feria de Lima. Volveremos unos días a España, y ya definitivamente cerraremos despidiéndome en la Monumental de México.

Maestro, para acabar, ¿mereció la pena tanto esfuerzo?

Sí. Me siento feliz, orgulloso y afortunado. No ha sido sencillo, pero nunca pensé que llegaría a conseguir tanto en mi profesión, independientemente del tributo que tuve que pagar.

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