La Tempestad y Silvia Márquez cierran la temporada de la Filarmónica

El grupo de música antigua ofrece este jueves un programa centrado en su versión de las ‘Sinfonías de Londres’ de Haydn

La zaragozana Silvia Márquez, director artística de La Tempestad e intérprete de fortepiano
La zaragozana Silvia Márquez, director artística de La Tempestad e intérprete de fortepiano
Joaquín Clares

La Tempestad, uno de los grupos de referencia en el campo de la música antigua (tiene este año cuatro candidaturas a los premios GEMA), actúa, por fin, en el Auditorio de Zaragoza. La formación, que asombró a los melómanos en 2009 al grabar por vez primera las doce ‘Sinfonías de Londres’ de Haydn con los arreglos de J. P. Salomon (nadie se ha atrevido aún a volver a grabarlas), interpretará este jueves (20.00, Sala Mozart del Auditorio) tres de ellas en Zaragoza, en un concierto que cierra la temporada de la Sociedad Filarmónica.

«Nosotros propusimos el repertorio, que trabajamos desde hace muchos años –señalaba ayer la zaragozana Silvia Márquez, directora del grupo–. Pero fue la propia Filarmónica quien eligió qué conciertos en concreto interpretar. Las sinfonías en sí se conocen bastante bien, pero su versión camerística, con los arreglos de Salomon, no tanto. Él escribió primero una versión para tres instrumentos y luego amplió la plantilla. Nosotros añadimos el refuerzo del violone (contrabajo) y un enfoque más profundo de las obras. El fortepiano reproduce el resto de las voces y amalgama el conjunto».

Desde que empezaron a trabajar esas piezas hasta hoy, confiesa Márquez, su interpretación ha cambiado. «Es lógico, y lo es por muchas razones. En primer lugar, porque las partituras que conocemos incluyen indicaciones manuscritas de principios del siglo XIX que a menudo son contradictorias entre sí. También han cambiado algunos componentes del grupo. Grabamos las sinfonías en 2009 y desde entonces a hoy la energía del grupo ha cambiado».

Márquez empezó a estudiar piano y llegó a los instrumentos antiguos de teclado «porque nací en Zaragoza y aquí hemos tenido la suerte de tener a José Luis González Uriol». «Empecé uno de los cursos de iniciación al órgano que promovía la DiputaciónProvincial, y descubrí un mundo musical que me atrajo desde el primer momento –añade–. Llegó también el clave y, como me he ido centrando en la música del último tercio del siglo XVIII, un periodo en el que se dio el cambio del clave al fortepiano, también este último. Toco raramente el piano moderno. Cada partitura tiene su instrumento. Hubo un tiempo, por la dificultad de encontrar un fortepiano vienés, en el que tocábamos algunas sinfonías de Haydn con clave. Pero no funciona, porque no construye las frases con el resto de los instrumentos».

En 2000, al terminar sus estudios en Holanda, Márquez, junto a otros músicos que había conocido allí, creó La Tempestad, un grupo aplaudido ya en toda Europa. Y que sigue una línea de trabajo bien definida.

«Nos hemos ido especializando en los arreglos. No solo de las sinfonías de Haydn, también de obras de Mozart, o de Scarlatti, del que estamos a punto de concluir la grabación de un disco. Nuestra esencia es instrumental. Somos conscientes de que es más fácil ‘vender’ un concierto con voz que sin ella. Y, aunque hemos hecho las ‘Doce canciones italianas’ de Oliver y Astorga con la soprano María Eugenia Boix, creemos en la fuerza de la música instrumental. En las sinfonías que vamos a interpretar en la Mozart se ve todo el brillo que puede alcanzar».

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