Enrique Crespo: "Los cirujanos taurinos tenemos que saber hacer de todo"

Especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología, está en la organización del Congreso de Cirugía Taurina que se celebrará en Huesca del 6 al 9 de junio.

Enrique Crespo junto al cartel del congreso de Huesca.
Enrique Crespo junto al cartel del congreso de Huesca.
Verónica Lacasa

¿Cuál es la diferencia entre la cirugía taurina y la convencional?

La taurina siempre es una cirugía de urgencia y, a diferencia de la que se hace en un hospital, que tiene especialistas, en la plaza de toros, los cirujanos tenemos que saber hacer de todo. Ahora, por la estructura actual de la medicina, cada uno operamos de lo nuestro y por eso, muchas veces, hay dificultad para cubrir estos puestos. Hay muy buenos especialistas en el hospital pero no dan el paso adelante hacia una enfermería de una plaza de toros.

¿Hay que ser de una pasta especial para ello?

Aparte de la variedad asistencial, puedes atender una cornada en el cuello o en la pierna, una fractura, una luxación o que un toro le saque las tripas al torero, hay algo muy importante. Me lo enseñó mi padre y a él el suyo y es saber sobreponerse a la tensión que se forma en la enfermería cuando hay un herido crítico. Ese dominio de la situación, la forma de aislarte del entorno, ya sea una figura del toreo o el mozo de un encierro... Un médico que trabaje con tranquilidad y coordinación ha conseguido lo más difícil y se le puede llamar cirujano taurino.

Lleva tres años al frente de la plaza de toros de Huesca. ¿Cuál ha sido la cogida más grave?

Hemos operado dos cornadas, y en el mismo año. La primera fue a un recortador. Era complicada, no por que pusiera en riesgo su vida, porque fue en la axila, pero le abrió el brazo hasta el codo. Y la otra, al día siguiente, fue la cornada al maestro Paquirri, muy grave porque entró en cavidad intestinal. Fue complicado porque afectó de forma muy severa a estructuras importantes. Pero su vida no estuvo en trance en la enfermería y por ello no tuve conciencia de que le salváramos la vida. Y están las de Morante y de Padilla... No siendo una feria torista sino torerista ha habido cornadas muy serias.

Desde la muerte de Paquirri padre hasta la cogida del hijo, ¿cómo han evolucionado las enfermerías de las plazas de toros?

Mucho. El fallecimiento de Paquirri concienció a los organismos oficiales de que las enfermerías estaban muy anticuadas y había que reformarlas. Además, sensibilizó a muchos médicos. El primero, y me sabe mal decirlo, mi padre, que puso en marcha los quirófanos móviles para las plazas portátiles. Pero lo que más ha ayudado, sobre todo en festejos populares, es que la red de carreteras ha mejorado muchísimo y que la dotación de las ambulancias cambió a los pocos años.

Entonces ¿ya no hay cuestiones que mejorar?

Desde la Sociedad Española de Cirugía Taurina luchamos por acabar con el intrusismo médico en las plazas de toros. Va gente que no está preparada ni titulada. Los organizadores tienen que saber que en España las leyes exigen que cualquier festejo tenga una enfermería o un quirófano móvil, personal y un vehículo de traslado sanitario, elementos que componen el servicio médico. Hemos presentado a la Comisión Nacional de Asuntos Taurinos el proyecto de reglamento sanitario homogéneo, único para todos los festejos y toda España.

¿Qué intrusismo puede haber en una enfermería?

Pueden ir personas que figuran como anestesistas o cirujanos y no lo son o licenciados extranjeros no habilitados para trabajar aquí. Eso depende del delegado gubernativo de la plaza, que tiene que verificar que se cumple el reglamento. Y hay empresarios que por ahorrar o ganar más no llevan una uvi móvil, sino una ambulancia convencional, o sustituyen un quirófano por dos ambulancias... Queremos una nueva reglamentación para acabar con el intrusismo e implicarnos en la formación de los futuros profesionales sanitarios.

Las corrientes antitaurinas ¿influyen en esta falta de relevo profesional que apuntaba?

Creo que no. En los últimos 18 meses se han apuntado a la Sociedad de Cirugía Taurina más de 20 personas y la mayoría son menores de 30 años. Pero ser médico taurino de forma honesta es muy difícil, porque hacer un taponamiento para mandar al herido al hospital no es cirugía taurina.

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