Federico Corriente reclama "más empatía con Oriente" en su ingreso en la Real Academia

"Existe una ignorancia voluntaria del vecino", dice el arabista, profesor emérito de la Universidad de Zaragoza.

El arabista Federico Corriente, al comienzo del acto de su ingreso en la Real Academia Española, donde ocupa la silla 'K'.
El arabista Federico Corriente, al comienzo del acto de su ingreso en la Real Academia Española, donde ocupa la silla 'K'.
Víctor Lerena/efe

Federico Corriente (Granada, 1940) reclamó "más empatía con Oriente" en su ingreso en la Real Academia Española (RAE). Elegido el 6 de abril de 2017 como titular de la silla ‘K’, Corriente pronunció este domingo su discurso ‘La investigación de los arabismos del castellano en registros normales, folclóricos y bajos’, una alocución en la que repasó algunas de las más de 2.000 voces de uso común en nuestro idioma que proceden del árabe. El académico Juan Gil le respondió en nombre de la corporación.

Denunció el arabista, profesor emérito de la Universidad de Zaragoza, una "grave falta de empatía" con nuestros "vecinos orientales o norteafricanos" y analizó sus causas y sus consecuencia en los estudios lingüísticos. Profundizó en su discurso en los arabismos de registros folclóricos, tras lamentar como en algunos casos "interesa" identificar el Islam con el árabe, lo que genera una imagen negativa.

"Trágicas consecuencias"

"Existe una ignorancia voluntaria del vecino oriental", aseguró Corriente, lamentando como "a menudo se quiere, o a veces es casi forzoso considerarlo enemigo". Un proceso que generó y genera "trágicas consecuencias", a juicio del académico, "en la gestión por las potencias occidentales hegemónicas de sus intereses más vitales en el Oriente Medio".

Corriente, que ha vivido en Egipto y Marruecos, recordó "recientes y muy negativos episodios y catástrofes generadas por una torpe gestión internacional", que achacó a la "ignorancia y negligencia voluntarias e injustificables entre quienes no carecían precisamente de acceso a la información necesaria".

Lamentó que los arabistas universitarios y de élite hayan carecido durante décadas "de contacto con las realidades del mundo arabófono e islámico". Analizó la causa del tradicional desapego del arabismo de las disciplinas lingüísticas en España, destacando como la primera obra importante sobre los arabismos españoles se debió a los holandeses Dozy y Engelmann y como el primer diccionario árabe-español de calidad no se publicó hasta 1997.

Repasó la etimología de algunas de las 2.000 voces castellanas de origen árabe distinguiendo entre las de registro alto, medio o bajo en función de su aceptación social. De registro medio son dichos castellanos tan conocidos como "a troche y moche", "a trancas y barrancas", "dormir la mona" o "anda la osa". Hay arabismos más raros y difíciles de identificar como "nana, nanita"(del árabe andalusí ‘nám, nám, nám ínta’, ‘duerme, duerme, duérmete tú’), "que pudieron aprender muchas niñeras moriscas empleadas por señores e hidalgos cristianos tras la Reconquista".

Viejas y nuevas entradas

En el registro bajo, Corriente se refirió a la influencia del lenguaje común de los arrieros moriscos perpetuado en el castellano con palabrotas y tacos. Voces que en algunos casos son socialmente aceptables, como "caramba", "gilí", o "arrum(i)aco", y otras evolucionadas hacia formas muy groseras hoy. Refirió iranismos como ‘talibán’ y ‘chador’, y turquismos como ‘tiburón’ o ‘birlibirloque’, probable abreviatura del trabalenguas ‘beylerbeyilik buyuruklar (yla), por orden del gobierno’, para afirmar que el sistema de los arabismos hispánicos "no es una pequeña parcela del idioma en vías de extinción, ni siquiera en estancamiento"

Recordó Corriente a la escritora Ana María Matute, su antecesora en la silla ‘K’ hasta su fallecimiento el 25 de junio de 2014. El nuevo titular de esta plaza había declarado días antes que cree "necesaria" la incorporación de más mujeres a la RAE. A su juicio, el hecho de que no se hayan incorporado más académicas en los últimos años "es más una cuestión de partidismo que de machismo". No cree que la solución esté en la introducción de cuotas. "El feminismo probablemente lleva razón en muchas de sus reivindicaciones, pero es un tema que está muy de moda y a veces se desmadra, de modo que si pones cuotas, igual estás evitando que haya en la RAE más mujeres que se lo merezcan", aseguró.

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