¿Qué hay de nuevo, viejo?

Bugs Bunny, el popular personaje creado por Warner, acaba de cumplir 80 años. Han muerto todos sus creadores, pero el conejo sigue igual: irreverente e ingenioso.

El octogenario que no envejece. Un anciano Bugs Bunny con su pareja Lola, recreados por el ilustrador Andrey Tarusov.
El octogenario que no envejece. Un anciano Bugs Bunny con su pareja Lola, recreados por el ilustrador Andrey Tarusov.
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El secreto puede estar en esa dieta a base de zanahorias. O en no haber perdido nunca su fino sentido del humor. El caso es que Bugs Bunny llega como una flor a los 80 años, los que se cumplieron este pasado lunes desde que su prototipo apareciera en un corto de dibujos animados titulado ‘Porky’s Hare Hunt’. Su popularidad se ha mantenido intacta durante ocho décadas triunfales en las que se ha coronado como el mejor personaje de dibujos en dura pugna con el mucho más correcto Mickey Mouse. Warner vs. Disney.

No le ha sobrevivido ninguno de sus creadores. El último en morir, el 14 de diciembre de 2017, a tres meses de cumplir los 100 años, fue Bob Givens, el encargado de rediseñar el conejo que había creado Ben ‘Bugs’ Hardaway para ese corto piloto. Mel Blanc, el hombre de las mil voces, el actor que le puso voz a Bugs Bunny pero también a Porky, el Pato Lucas, Piolín, Correcaminos o Pablo Mármol, sugirió que se podría utilizar el sobrenombre de Hardaway para bautizar a este conejo antropomórfico y respondón.

Bugs Bunny no tardó en hacerse famoso. Su primer corto de animación con su nuevo nombre se emitió el 27 de julio de 1940. En esa historia ya apareció un conejo que salía de su madriguera y, mientras comía una zanahoria, le preguntaba a un Elmer Gruñón armado con una escopeta: "Eh, what’s up, doc?", su frase más conocida, que en España se tradujo y se dobló como "¿Qué hay de nuevo, viejo?".

Referente y mascota

Lustro a lustro, década a década, fue afianzando su personalidad, la de un lagomorfo –un animal con dos grandes incisivos– astuto, irreverente, liante, ingenioso, algo engreído y muy carismático. No tardó en convertirse en el gran referente de ‘Merrie Melodies’ y hasta de la Warner Bros. Su popularidad le llevó a convertirse en la mascota de varios escuadrones de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos durante la II Guerra Mundial. Y también consiguió que el cuerpo de Marines lo nombrara miembro honorario después de que el conejo saliera vestido con su uniforme en la película ‘Super Rabbit’.

Su éxito le acabó valiendo un Óscar. Se llevó el de mejor corto de animación en 1958 por ‘Knighty Knight Bugs’. Mel Blanc le ponía un acento de Brooklyn y hacía un esfuerzo por hablar masticando zanahorias porque detestaba esta hortaliza. No le gustaba y en cuanto acababa el diálogo escupía los restos.

Otra película suya, ‘What’s opera, doc?’ (1957), logró un nuevo hito: que esta brillante parodia de ‘El anillo del nibelungo’, el clásico de Richard Wagner, fuera calificada como "culturalmente significativa" por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos y la preservara en el registro nacional de filmes, lo nunca visto en su género.

En el Paseo de la Fama

Su penúltimo logro dentro de la industria cinematográfica se produjo el 10 de diciembre de 1985, el día que se incluyó la estrella de Bugs Bunny en el Paseo de la Fama de Hollywood. Era el segundo dibujo animado ?que lo conseguía: el primero fue Mickey Mouse, su gran ‘rival’ de Disney y el otro gran personaje de animación.

La sombra del cine siempre se proyectó en sus cintas. La clásica imagen de Bugs Bunny, en posición altanera mientras mordisquea una zanahoria, está inspirada en una escena de ‘Sucedió una noche’ en la que Clark Gable se apoya en una valla, mastica rápidamente zanahorias y habla con la boca llena con Claudette Colbert. Cuando su antagonista –Elmer Gruñón, Sam Bigotes, el Pato Lucas...– le ofende, Bugs Bunny suele responder con otra frase antológica: "Que sepas que esto significa la guerra". Una exclamación copiada de la que pronuncia Groucho Marx en ‘Sopa de ganso’. Algunos estudiosos, de hecho, ven algunos rasgos de este cómico inmortal en el carácter del conejo gris y blanco, como su capacidad para responder con ironía en situaciones tensas.

Ha trabajado tanto que tiene un récord Guinness por ser el personaje que más veces ha aparecido en una película (corta o larga). Pero Bugs Bunny sigue radiante a los 80. Serán las zanahorias...

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