La lluvia marcó el Día del Libro en Zaragoza pero no impidió un buen nivel de ventas

Fue una jornada "rara y agridulce", según César Muñío, de la Comisión del Libro zaragozano. Las obras de autores aragoneses como Corral o Inés Plana fueron las más demandadas.

Un librero busca ejemplares bajo los plásticos utilizados para evitar el aguacero.
Un librero busca ejemplares bajo los plásticos utilizados para evitar el aguacero.
Guillermo Mestre

El día más luminoso del año, desde el punto de vista literario, se vio deslucido este lunes por una testaruda borrasca que, desde primeras horas de la mañana, en Zaragoza, se empeñó en quitar protagonismo a quienes de verdad lo merecían: los escritores, los libros y los lectores. A pesar de que desde muy pronto hubo que echar, a ratos, los plásticos sobre los miles de ejemplares que se ofrecían en forma de tesoros escritos de las más diversas temáticas y estilos a lo largo de las decenas de puestos instalados a lo largo del paseo de la Independencia, el público no cejó en su empeño de buscar los títulos más en boga o de ‘cazar’ los autógrafos de los autores en sus libros de referencia en esta o en anteriores temporadas.

Más de un centenar de escritores estuvieron atentos en algunos momentos del día para estampar sus dedicatorias a los lectores. Así, desde primeras horas de la mañana, en el puesto de Los Portadores de Sueños, tres creadores aragoneses no paraban de firmar ejemplares a las decenas de admiradores que llegaban hasta allí: José Luis Melero (que se afanaba en firmar, sobre todo, su libro ‘Leer para contarlo’), Fernando Sanmartín (que tenía en ‘Notas de Zaragoza del Capitán Marlow’ su principal valedor) y Patricia Esteban, a la que reclamaban para dedicar, especialmente, su sorprendente novela ‘Las madres negras’. Eva Cosculluela, responsable de la librería, mostraba su satisfacción por el nivel de ventas a lo largo de la jornada, a pesar de la lluvia.

Mucha demanda se detectó también de todo tipo de cómics, sobre todo tebeos para niños, como los que vendían en el puesto de Editorial Cornoque. El más llamativo, quizás, ‘Los comiclowns’, cuyos personajes son mudos con el fin de que los padres agudicen su inventiva cuando se los muestran a sus hijos. Allí estaba Morata afanándose en dedicar, con dibujo incluido, su última creación, el tebeo número 20 de su afamado personaje ‘Mariano, el porrero medieval’, que ya ha cumplido 25 años de vida y que incluso tiene un cabezudo en Daroca. Morata estaba muy contento porque muchos lectores le daban la enhorabuena por el llavero de San Jorge entregado este lunes por HERALDO, del que es autor.

Uno de los puestos más concurridos fue el de Librería París, donde José Luis y Alejandro Corral firmaron sin parar ejemplares de ‘Batallador’. Lo mismo que Fernando Lalana, quien atendía amablemente a sus lectores y admiradores. A Isabel, una joven indecisa sobre qué comprar, le aconsejó una de las últimas aventuras de su detective favorita, Lola Andrade, en tierras turolenses. A última hora de la tarde, llegó a ese puesto la periodista y escritora barbastrina Inés Plana, quien por la mañana estuvo en Barcelona, para firmar ejemplares de su aclamada ópera prima, ‘Morir no es lo que más duele’, uno de los títulos más vendidos de un Día del Libro "raro, agridulce", en palabras de César Muñío, presidente de la Comisión Permanente del Libro zaragozano (Copeli). La lluvia tuvo la culpa de que no se pudiera batir ningún récord, ya que apareció en los peores momentos, a eso del mediodía y poco después de las 19.00, tramos horarios en los que más gente acude a esta fiesta cultural. A pesar de todo, el público, mayormente familiar, respondió y se resguardó en los porches del paseo en los momentos de mayor aguacero, para volver a la calle cuando escampó, a última hora de la jornada.

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