Nicolás Favresse, escalador: "Tocar mientras escalo me ayuda a liberar la tensión que se crea"

Nicolás Favresse (Bélgica, 1970) escala las montañas de todo el mundo con su inseparable mandolina. Estuvo en Huesca, dentro del Buff Festival.

Nicolás Favresse posa en el centro cultural Manuel Benito de Huesca, donde dio una conferencia.
Nicolás Favresse posa en el centro cultural Manuel Benito de Huesca, donde dio una conferencia.
R.Gobantes

Es reconocido en España por su participación en el anuncio de Vodafone en el que tocaba y cantaba ‘Don’t worry, be happy’ suspendido en una pared de los Mallos de Riglos, pero Nicolás Favresse tiene una larga trayectoria anterior, ¿cómo se presentaría?

Soy una persona a la que le gusta la aventura, y la escalada es una manera de encontrarla, ya que cuando lo hago siento que es una experiencia completa, porque me permite conectar con la naturaleza, que es algo muy importante en mi vida. Sacar el instinto, la reacción casi animal.

¿Y qué papel tiene la música dentro de su búsqueda de aventuras?

Estoy acostumbrado a llevar mi guitarra cuando voy a escalar. La primera vez que lo hice fue en California, y aunque en un principio me pareció que podía ser más duro porque el instrumento pesaba, cuando empezamos a tocar entendimos que era una buena manera de sacar la tensión. Cuando estás ante una pared muy compleja se crea una incertidumbre, porque no sabes lo que ocurrirá después y es difícil evadirte de ello. La música es valiosa para eso. Además, a mí la tensión me genera una gran inspiración. No soy muy talentoso para la música, porque no tengo tiempo para ensayar, pero me permite tener perspectiva y disfrutar.

Pero, ¿no le molesta que esa afición a tocar durante las ascensiones pueda llegar a eclipsar el mérito que estas tienen?

No me preocupa, porque yo escalo con el único objetivo de divertirme, y tocar la guitarra forma parte de ello. No obstante, hace falta que haya un desafío, una dificultad, para poder conectar con la naturaleza y sacar el instinto, que es lo que yo busco.

¿Cree que puede llegar el momento de que la escalada deje de divertirle?

Creo que no. Porque se puede hacer de muchas formas diferentes, en tantos países, descubriendo a la vez muchas culturas nuevas, no creo que pueda cansarme.

Pero eso implica también unas renuncias, porque ¿es posible vivir en las alturas, viajando por todo el mundo, y tener una familia a la vez?

Está claro que es difícil, que no todas las personas lo entienden. Pero yo creo que sí es posible combinarlo, y supongo que si tuviera una familia querría estar más en casa para ver a mis hijos crecer. Encontraría el equilibrio, pero sin renunciar.

Aunque acostumbra a escalar con su hermano, ¿qué supone compartir desafíos con alguien tan cercano?

Nos conocemos tan bien que todo resulta muy sencillo, porque necesitamos poco para entendernos. Aunque precisamente él ahora ha sido padre y eso ha hecho que no haya venido en las dos últimas excursiones. Pero me acompaña mi compañero Sean, que ha viajado siempre con nosotros. De hecho, aparece también en el anuncio que rodamos.

Un ‘spot’ que le permitió conocer Riglos, ¿qué le parece Aragón para la escalada?

Me gusta mucho. Riglos, Rodellar... hay lugares muy buenos. En general, toda España es increíble para ello. Creo que de toda Europa es el país que más concentración de lugares tiene. Además, el clima te permite escalar en invierno. Hay buenas paredes y una buena cultura.

Si tiene que quedarse con un lugar de los que ha visitado, ¿cuál elige?

No sabría. Es como hacer elegir a una madre entre todos sus hijos. He estado por todo el mundo y cada sitio tiene un encanto especial. Soy incapaz de escoger.

Y ¿cuál tiene en su agenda para visitar próximamente?

No suelo planear, ahora quizás me quede unos días en España, pero generalmente las cosas van surgiendo, la única obligación me la marcan las conferencias.

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