¿Vuelve la máquina de escribir?

Nunca se fueron del todo y no solo son objetos decorativos. Las máquinas de escribir vuelven a sonar para aquellos que buscan recuperar el control sobre las distracciones digitales.

¿Vuelve la máquina de escribir?
¿Vuelve la máquina de escribir?

El revelado fotográfico, los discos de vinilo, las bicis vintage, las cámaras Super 8, las cintas casete… el mundo analógico está de vuelta, si es que alguna vez se fue, como una forma de reivindicar el gusto por las cosas sencillas y recuperar el control sobre las distracciones del mundo digital.

Cuando en 2011 cerró en India Godrej & Boyce Manufacturing Company, la última fábrica de máquinas de escribir del mundo pocos podían imaginar que esta herramienta para la escritura volvería a sonar en alguna casa, donde en el mejor de los casos, estos artilugios del pasado servían como objeto decorativo.

Han tenido hasta usos musicales, como demostró Leroy Anderson con ‘The Typewriter’, célebre composición popularizada por el actor Jerry Lewis en el filme ‘Lío en los grandes almacenes’; Yann Tiersen, en ‘Pas si simple’; o la Boston Typewriter Orchestra, una formación compuesta por mecanógrafos.

Existen enamorados de estas piezas analógicas más allá del coleccionismo. Nostálgicos y escritores se cuentan entre los clientes que acuden a Informática Padilla (San Vicente de Paúl, 10), establecimiento zaragozano especializado en servicios informáticos con un espacio dedicado a la restauración, venta y reparación de máquinas de escribir de todas las marcas. En esta tienda, Ángel López se dedica desde hace más de 30 años a estas y otras labores.

“Tenemos clientes de diversos perfiles: unos se interesan por las máquinas de escribir por nostalgia, conservan una de un familiar y quieren restaurarla o repararla; otros son coleccionistas, o gentes del cine, como sucedió hace no mucho, cuando vinieron buscando una de nuestras máquinas que apareció en la película ‘Nuestros amantes’, de Miguel Ángel Lamata. Además, hoy en día, todavía se utilizan en notarías y gestorías que las emplean para redactar algunos de sus documentos”, explica López.

En el local de San Vicente de Paúl, López ofrece servicio técnico especializado en este tipo de maquinaria, donde repasa y pone a punto cientos de máquinas de escribir de todo tipo: portátiles, de oficina, electromecánicas y electrónicas.

López señala que no es lo mismo comprar una máquina a bajo precio con fines decorativos que adquirirla con intención de que sea restaurada y/o reparada. En este último caso se debe tener en cuenta que depende del estado en que se encuentre, ponerla de nuevo en óptimas condiciones de funcionamiento puede incrementar su coste. “Ya no se fabrican repuestos y en ocasiones es preciso adquirir modelos similares para aprovechar piezas o, en otros casos, hacerlos a mano”. Por eso, ofrecen diferentes opciones en función de la utilidad que se le quiera dar, para poder restaurarles total o parcialmente.

“Todas nuestras máquinas de escribir antiguas están operativas y funcionan, de forma que sirven también para clientes nostálgicos que quieren volver a sentir la agradable sensación de teclear en una de estas máquinas apreciando la calidad de las palancas de escritura y volver a escuchar el sonido típico de una máquina de escribir mientras estampa la tinta en el papel”, explica.

Por eso es importante tener en cuenta que el precio de una de estas piezas en perfecto estado de funcionamiento, en función de marcas y modelos, es variable. A modo orientativo, se puede encontrar una Olivetti Studio 46, a partir de 140 euros, lista para mecanografiar.

En el número 2 de la calle de Madre Sacramento se encuentra Gozalo y Jiménez, una tienda de reparación, venta y alquiler de máquinas de escribir y calcular. Al frente ha estado durante buen parte de su vida Rodolfo Gozalo, quien comenzó a trabajar en el mundo de las máquina de escribir en una tienda muy conocida en décadas pasadas: Requejo, en la calle de Cuatro de Agosto. “Después de un tiempo pasé al otro establecimiento que tenían en Conde Aranda, en el número 23”, cuenta.

Se estableció por su cuenta tras aquella etapa y hoy son sus hijos, José y Javier, quienes continúan en el negocio. “Ha habido cinco mecánicos en esta casa -recuerda-. Hoy en día los clientes son principalmente notarías y gestorías. Ya no se fabrican repuestos, así que los hacemos y los acoplamos a mano. Con las cintas, para las máquinas mecánicas, no hay problema, siempre se pueden conseguir o adaptar”, añade.

Otro de los usos que actualmente se dan a estas máquinas tiene que ver con el mundo artístico y literario, como así demuestra la poeta turolense Bea Royuela, quien participa en mercadillos y festivales locales en los que intercambia sus versos personalizados por la voluntad de la gente.

Por otra parte, algunas voces explican que una de las razones para volver a mecanografiar de manera analógica se debe al temor a los ciberataques y señalan que los servicios de inteligencia rusos las siguen empleando para proteger sus documentos.

En el término medio se sitúa la iniciativa Hemingwrite, rebautizada como Freewrite, una herramienta pensada para la escritura libre de distracciones que combina la simplicidad de una máquina de escribir con todas las comodidades modernas: documentos en la nube, pantalla de papel electrónico, teclado mecánico de tamaño completo y sin necesidad de volver a utilizar el típex.

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