La Mantería, 20 años de una restauración fallida e inacabada

Las pinturas murales de Coello siguen con su progresivo deterioro a la espera de una rehabilitación que se inició en 1998

Visita a la iglesia de la Mantería organizada por la Universidad de Zaragoza dentro de la segunda jornada del foro Clave de bóveda.
Visita a la iglesia de la Mantería organizada por la Universidad de Zaragoza dentro de la segunda jornada del foro Clave de bóveda.
Guillermo Mestre

Unas veces por dejadez y otras por actuaciones desafortunadas, la historia no se ha portado bien con la Mantería, pero ahora es urgente salvar sus pinturas murales de Claudio Coello, una obra única del barroco español en la que el mejor artista español del último tercio del siglo XVII estuvo pintando entre 1683 y 1684 en Zaragoza. Es el momento de salvarlas cuanto antes y como sea». Juan Carlos Lozano, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, realizaba con estas palabras un llamamiento a la «responsabilidad» tanto de la Administración pública como de posibles instituciones privadas para rescatar la iglesia de la plaza de San Roque de Zaragoza, propiedad de las hermanas escolapias, en el foro abierto Clave de bóveda sobre patrimonio cultural celebrado el pasado miércoles ante cientos de invitados.

La conocida como Capilla Sixtina de la capital aragonesa se deteriora día a día, sin pausa, sin, de momento, solución aparente. Originalmente todos los muros de la iglesia estaban cubiertos por pinturas de Coello, pero hoy se conservan solamente las de la cúpula, los tambores y los frescos que rodeaban los óculos de las cúpulas. El conjunto decorativo más amplio que se conserva en España de Claudio Coello se encuentra en una fase de preocupante decadencia. La hermana escolapia Visitación, antes de la celebración del foro, constataba la frecuente caída de pinturas de las cúpulas y techos del templo, abierto, no obstante, al uso habitual religioso. «Estamos hartas de buenas palabras, mientras día a día continúa el deterioro de las pinturas. Es una pena enorme», se lamentaba.

Otra de las religiosas escolapias que ha seguido de cerca el proceso de restauración, María Pilar Boned, se mostraba «escéptica». «Con la crisis, desde Patrimonio de la DGA nos dijeron que no había nada que hacer porque no había recursos, pero, a pesar de ello, hemos seguido insistiendo sin cesar en estos años en busca de una solución que no está exclusivamente en nuestras manos aunque quisiéramos ya que se trata de un BIC, desde 2001, y de un Monumento Nacional (1946) en el que no podemos actuar libremente, ni de cualquier modo».

Inicio de la rehabilitación

En 2018 se cumplen 20 años del inicio de los trabajos de restauración del templo de Santo Tomás de Villanueva, nombre real de la Mantería. Una recuperación fallida que inició el Gobierno de Aragón en 1998 –y en cuyo proceso han llegado a colaborar instituciones como Ibercaja y el propio colegio de las Escolapias– a través de la creación de una escuela taller creada para recuperar las pinturas de Coello. Fue en 1998 cuando el Departamento de Cultura de la DGA impulsó su creación para recuperar los murales del interior. Con el comienzo de los trabajos, enseguida se vio que el edificio sufría algunos problemas graves de humedad en techumbres y muros, donde ascendía por capilaridad, alcanzando hasta los dos metros de altura, y que las cúpulas adolecían de problemas de estabilidad.

El 31 de mayo de 2001, se derrumbó una de las cúpulas del templo, bajo la que en esos momentos había personas de la escuela taller trabajando. El desplome no causó víctimas mortales, pero sí hubo dos heridos de gravedad. Nueve años más tarde, a principios de mayo de 2010, concluían las obras para reponer las estructuras y eliminar las humedades, que, no obstante, aunque en menor medida, no se ha erradicado definitivamente. Desde entonces, no se ha producido ni un solo movimiento en la restauración de las pinturas de Coello. Ni siquiera se ha reconstruido el mural con las más de 14.000 piezas que cayeron al suelo con el colapso de la cúpula, ubicada a la derecha del altar. La DGA las llevó a las dependencias de la vieja y deteriorada Universidad Laboral, a las afueras de Zaragoza, donde permanecen, tras haber sido «estudiadas y documentadas en un plano a la espera de su posible recuperación si técnicamente fuera posible», señalaba en el foro Miguel Pérez, arquitecto técnico de Patrimonio de la DGA. «Lo importante, no obstante, no son los fragmentos que cayeron, sino lo que queda de pinturas en las cúpulas, que se va a perder si no se actúa pronto», decía Boned.

El coste de la restauración

Desde el Gobierno de Aragón se insiste en que hay interés en la restauración, pero no dinero, ni tampoco aparente preocupación por liderar un proyecto para recuperar la obra de Coello junto a otras instituciones o particulares. «La rehabilitación de las pinturas costaría alrededor de 1.700.000 euros», afirmaba Pérez. Una cantidad, no obstante, diferente a la que ofrecen algunos expertos, como, por ejemplo, Alfonso Monforte, restaurador que participó en la escuela taller de 1999, y que cifra en 700.000 euros su recuperación, «en función del grado de intervención que se quiera alcanzar».

«De los 1.500 metros cuadrados totales de superficie, –decía Monforte– lo propiamente realizado por Coello y de más valor de todo el conjunto serían unos 750, que coincidirían con los 300 días de ejecución real en los que intervino directamente el artista». «Retirar el repinte realizado por especialistas del Prado en 1950, consolidar el soporte y reintegrar el original tendría un coste, aproximado, de 700.000 euros, aunque lo importante, no obstante, sería elaborar un plan general para determinar las necesidades y saber hasta dónde se quiere llegar». «Lo que urge es llegar a tiempo para evitar que la pintura siga cayéndose», decía Monforte para cerrar el foro.

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