Bieito Romero (La Coruña, 1964) puso en pie, hace ahora 30 años, Luar Na Lubre, que es toda una referencia dentro del folk español y europeo. Esta semana han dado varias actuaciones en el Reino Unido, ayer tocaban en Asturias y hoy lo hacen en Zaragoza (19.00, sala Mozart). El concierto se incluye dentro de la programación de la Sociedad Filarmónica.

Vuelven ahora de actuar en el Reino Unido. ¿Se sienten más entendidos allí?

Nuestras músicas tienen características comunes y puntos de contacto con las suyas. Son tierras hermanas pero distintas. Nuestro contexto es, y será siempre, Galicia, primero; y luego España.

Y en las duras tierras del Ebro, ¿cómo se sienten?

Como en casa. Yo he sido admirador de grupos y músicos como La Bullonera o José Antonio Labordeta, y hoy en día existen en Aragón grupos, como La Orquestina del Fabirol, que tienen muchas cosas en común con nosotros. Hay numerosos vínculos. Uno de mis mejores amigos es artesano, se dedica a construir gaitas y muchas de ellas tienen como destino final Aragón.

¿Qué van a ver y oír los espectadores del concierto de hoy?

Estamos celebrando los 30 años del grupo. En el concierto hay tres partes diferenciadas. Una es un recorrido por toda nuestra trayectoria. Luego entramos en una fase más poética, en la que interpretamos temas más evocadores, y acabamos con una serie de canciones que buscan la participación del público. Es un espectáculo de unas dos horas y cuarto de duración, en el que hay música y también mucha palabra.

La palabra es una de sus señas de identidad...

Detrás de todo lo que hacemos, detrás de cada una de nuestras canciones, hay una historia humana. Nos gusta que el público sepa qué va a oír, porque su percepción de la música va a tener otra dimensión y el concierto es mucho más estimulante.

El público de la Filarmónica está muy acostumbrado a la clásica...

Las músicas tradicionales tiene muchas ramificaciones y entroncan con todo tipo de músicas. En realidad, la música tradicional en la que nos inspiramos es la madre de todas las músicas, no solo la clásica, sino también de estilos como el jazz o el blues. Las fronteras entre los géneros son básicamente mentales.

Cuando creó Luar Na Lubre, ¿se imaginaba el grupo siendo lo que es hoy en día?

En absoluto. Fue una simple idea de un grupo de artistas que ni siquiera pretendían vivir de la música. Afortunadamente, nos fueron llegando cosas positivas y ahora, aunque vivimos malos tiempos para la lírica y la música, seguimos trabajando.

¿Cómo define la música celta que realiza el grupo?

Nos han adjudicado muchas etiquetas: folk gallego, música atlántica con raíces... Estamos enmarcados en muchas denominaciones y quizá todas sean buenas. El término ‘música celta’ es objeto de cierta polémica porque no se sabe qué música escuchaban los celtas de la antigüedad. Con ese término se define más bien un tipo de música que se empieza a hacer en los años 60 y que tiene un origen popular. Lo cierto es que ir con la etiqueta de ‘música celta’ te abre muchas puertas, sobre todo en el exterior. Nosotros, en estos 30 años de vida, ya hemos dado más de 1.200 conciertos en una treintena de países.

En España hemos vivido un ‘boom’ de la música celta.

Sí, hubo unos años de ‘boom’. Pero fue algo circunstancial, y los proyectos que no tenían consistencia acabaron desapareciendo.

Apostaron por la profesionalización, y en un momento delicado.

Vimos que era nuestra mejor opción para prosperar. Pero no todo el mundo que se profesionaliza consigue salir adelante. Nosotros tuvimos esa suerte, y ahí estamos, en buena situación y con respeto popular. Hoy la música ya no se vende, pero tenemos nuestras actuaciones en directo.

Ha hablado de suerte...

En realidad, el secreto del éxito está en tener un buen proyecto y saber alimentarlo. La ‘suerte’ es un cúmulo de circunstancias: el trabajo, la constancia, la tenacidad, mantener equilibrios...

Hace poco más de un año llegó al grupo Belém Tajes, una nueva voz. ¿Qué le ha aportado?

El grupo no ha cambiado, solo ha cambiado la voz, que es un matiz. El componente que más ha cambiado en Luar Na Lubre es el de los vocalistas. Con Belém llegó una nueva voz, una nueva etapa, y ojalá dure muchos años.

Una voz que enriquece la poesía de las letras del grupo.

Nos sentimos muy cercanos a los sentimientos de nuestra generación. Sabemos que somos la banda sonora de la vida cotidiana de mucha gente.