Iñaki Villuendas (Zaragoza, 1973) es uno de los grandes diseñadores gráficos de España. Este lunes por la noche ganó al galardón al mejor cartel en los premios Feroz por su trabajo para la película ‘Handia’ de Aitor Arregi y Jon Garaño. “Estoy muy feliz. Estaba muy nervioso, la verdad. Es una película preciosa, un auténtico bombón. Una maravilla. Como la productora es pequeña, todo está sumamente cuidado, todo se mima con delicadeza. Me ha encantado trabajar con ellos. Fue una gran noche para ‘Handia’, que también ganó el premio a la mejor banda sonora”. Iñaki dice que la celebración duró hasta las tres de la mañana.

Dice que no tiene exactamente un método, que se guía por sensaciones y por la intuición, y que intenta trasladar a sus carteles el poso que le deja una película. “Cada cartel es distinto, igual que cada película. Me gusta estar cerca desde el principio. Me leo el guión, y me hago una primera idea; asisto al rodaje, si puedo, veo todas las fotos, y empiezo hacer los bocetos. Cuanto está la película, la veo y eso ya es definitivo. Me acerco a ella con la mirada y la percepción del espectador”. Asegura que no es fácil, que ni todas las productoras ni directores quieren lo mismo, y a que “a menudo también hay que vender un reparto importante. Por lo general, en el 90% de las ocasiones, uso la foto y el fotomontaje; el dibujo y la ilustración se emplea cuando se quiere hacer un cartel alternativo”.

Iñaki Villuendas se ha convertido en un profesional muy querido y reconocido. Quiso ser pintor, y realizó pintura mural, con su hermano, y decoración de algunos locales; más tarde, trabajó de maquetista de un suplemento de ocio de ‘Dario 16. Aragón’, “fue lo más difícil que he hecho en mi vida, las pasé canutas -recuerda-. Una cosa es la teoría y otra la práctica, y allí recibí la primera lección”.

Más tarde, un amigo le pidió ayuda para envoltorios de cajas, que se desarrollaban por ordenador, y se quedó fascinado. “Me encantó ver las posibilidades del ordenador y ahí se me abrió un camino. Empecé a estudiar, a hacer cursos de animación y multimedia, de diseño gráfico y publicidad”. Fundó la empresa Render Zone con Iñaki Lacosta y Jaime Cebrián, que ahora integran el famoso Entropy Studio de efectos especiales. Poco después hizo un poco de todo: logotipos, catálogos, portadas de discos (para La Costa Brava, de Sergio Algora, entre otros), anuncios y, por supuesto, carteles de cine. “Mi gran colega de aquellos días era Miguel Ángel Lamata. Hice los carteles de sus primeros cortos, tipo ‘Robando el rock and roll’, y más tarde hice su primer largometraje, ‘Una de zombies’, que fue también mi primer cartel”. Aquel cartel inicial lo vio Santiago Segura, y lo llamó para hacer ‘Torrente 4’; también hizo ‘Torrente 5’ y está ultimando su nueva película ‘Sin rodeos’, que se estrena en febrero.

“Santiago Segura te deja trabajar. Se implica, discute, sugiere, pero te da libertad. Y se deja enamorar por las ideas y las intuiciones. Sabe muy bien lo que no quiere hacer”, explica. Segura le ha abierto algunas puertas. “He trabajado mucho con Nacho Vigalondo. He hecho ‘Open window’, ‘Extraterreste’ y ‘Colosal’. Lo quiero y lo admiro muchísimo. Para mí trabajar con él es como hacer un máster. Aprendo con él y me siento como una esponja. Para mí Nacho Vigalondo es increíble y talentoso. Es un loco muy cuerdo”.

También ha trabajado con Juan Antonio Bayona en ‘Lo imposible’. “Bayona es completamente distinto. Lo tiene todo controlado. Y ha pensado en todos los detalles. Sabe de diseño gráfico, de audio, de banda sonora. Son esos directores como Alejandro Amenábar, que llegan a todo”. Iñaki Villuendas acaba de finalizar dos carteles: ‘El cuaderno de Sara’ de Belén Rueda, para Telecinco, y ‘Perdiendo el este’ de su paisano Nacho García Velilla, para quien había hecho el cartel de ‘Perdiendo el norte’.

Desembocamos en Zaragoza y recuerda el cartel del león de papiroflexia con el que ganó el cartel de fiestas del Pilar de 2009. “Era como un sueño para mí. Soy de Zaragoza, adoro esta ciudad y me siento aquí muy feliz. Es la ciudad de mi vida. Me apetecía hacer un cartel, lo hice, me presenté y gané. Fue todo un subidón. Y además ver a mi madre, tan feliz y orgullosa, no tiene precio. Creo que le emocionó más eso que cualquier trabajo para el extranjero”, agrega.

Apasionado del rock, seguidor de Metallica, visitante asiduo de las salas de conciertos, con las que ha colaborado a menudo, Iñaki Villuendas vive un período muy especial de felicidad. “Ahora quizá fuese mejor para mí vivir en Barcelona o Madrid, pero ni siquiera me lo planteo. Mi mujer Mila y yo tenemos una niña, Olivia, de dos años y medio, y salgo a pasear con ella por las orillas del Ebro. Y eso no se paga con nada. Esta ciudad es perfecta para mí, hecha la salvedad del cierzo y del frío”, concluye.