Dawn somete a las masas del Sónar desde los márgenes de su R&B experimental

La artista ha destacado en la capital condal, en un cartel que incluye más nombres de mujer que otros años.

Dawn en una actuación del Festival Sónar 2017.
Dawn somete a las masas del Sónar desde los márgenes de su R&B experimental
Quique García

En el arte no se ha de hablar de cuotas pero las cifras cantan y el Sónar, año a año, ha aumentado el número de artistas femeninas en su cartel, entre ellas la norteamericana Dawn Richard que ha sometido sin reparos ni piedad a un público que no ha puesto ninguna resistencia a su R&B experimental y artesanal.

En un momento en el que las caras más conocidas, tipo Solange o Rihanna, se adentran en sonidos urbanos y poco concurridos como fuente de inspiración, el público tiene en Dawn a una artista auténtica que, como ha demostrado esta tarde en Sónar, lo tiene todo para ser una nueva musa: voz arrebatadora, coreografía que aturde y capacidad de conexión sin mucho parangón.

Dawn ha ofrecido su trilogía de R&B atípico, "A Tell Tale Heart", que sumado al carisma (la cantante ha acabado el concierto bailando encima de uno de los altavoces del Sónar Village) la sitúan como una estrella, si nada se cruza en su camino.

Ella ocupa uno de los rincones menos ortodoxos de la extensa red de nombres que navegan en el abarrotado mar del R&B actual, pese a que su carrera parecía estar destinada al "mainstream", ya que siempre se ha codeado con reconocidos artistas y productores. Sin embargo, cambió de rumbo, y se ha convertido en una independiente que trabaja mejor con sellos más modestos.

Es una artista total: canta, produce, dirige y diseña sus directos, casi una artesana. También se ocupa de la coreografía, en la que hoy la han acompañado dos bailarines que la han ayudado a brillar, cuajado de espasmos climáticos, y que han abandonado el escenario cuando la artista entregaba su faceta más íntima y necesitaba la pista para ella sola.

La de Nueva Orleans no es ninguna novata aunque para muchos todavía resulte una desconocida. Lanzó su debut en 2005, cuando aún estaba en la universidad, después han seguido trabajos tanto en solitario como con Danity Kane y Diddy-Dirty Money, dos grupos que le sirvieron más para entrenarse que para cosechar el éxito.

Defensora de las diferencias, de género o de cualquier tipo, Dawn ha dedicado su show barcelonés a todo el público "sin importar de dónde hayáis venido", ni "de qué color seáis, azules, violetas o negros".

Los palacios pueden levantarse de muchas formas, de mármol y de columnas doradas o a base de pilares de bajos graves, cúpulas de rimas y torres de recitados. Este andamio callejero es la opción de la sensual mc Princess Nokia, la rapera neoyorquina que se aleja del oropel y lujo excesivo que exhiben algunas de sus compañeras de la banda del "trap", y que ha hecho bandera del feminismo.

"Soy morena, africana, indígena y te amo muchísimo" ha gritado en un castellano más que decente (procede del spanish Harlem), a todas las mujeres de color que se encontraban en el festival

Hay realeza, además, que no se mezcla con los plebeyos, pero Destiny Frasquer (o Wavy Spice, como uno quiera llamarla), nombre de esta rapera neoyorquina, no tiene remilgos en "saltarse el protocolo" y bajar a refrotarse con el público que se apretaba con las vallas y sobre los que ha volado suspendida por decenas de brazos.

En su presentación en España, en la que ha tenido que modificar el horario de actuación por llegar tarde -algún defecto tenía que tener- Princess Nokia ha cumplido con todas las expectativas, incluso, como buena princesa ha exhibido su propio monstruo, la sobrecogedora "Dragons", demostración de que los finales de los cuentos están cambiando.

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