Los mejores (y peores) momentos de la gala de los Goya

Fue puntual y cumplió a rajatabla el horario por primera vez, con mucha música en directo a cargo de la Film Symphony Orchestra, pero casi sin espectáculos.

J. A. Bayona con su Goya a mejor director.
J. A. Bayona con su Goya a mejor director.
Ballesteros/Efe

Puntualidad. Daban la 1.00 de la madrugada en el reloj y TVE fundía a negro para poner los créditos de una gala que cumplió horario a rajatabla por primera vez en muchos años. El mérito proviene del empeño de la nueva presidenta de la Academia de Cine, Yvonne Blake, que se fijó como objetivo una gala más dinámica y más corta que en ediciones anteriores y lo consiguió a base de eliminar los espectáculos –en su mayor parte sonrojantes– que otros años alargaban una gala que por momentos se volvía soporífera. En esta ocasión, y salvo una pequeña interpretación de Manuela Vellés y Adrián Lastra de una canción-homenaje al cine –correcta y algo insulsa–, la gala se desarrolló con brío en su mayor parte, a excepción del parón que supuso el lento y un tanto dulzón discurso de la ganadora del Goya de Honor, Ana Belén.

El beso de la noche

Que Karra Elejalde y Dani Rovira tienen una complicidad especial, es evidente. Han hecho tres películas juntos y, en las tres, el actor vasco se ha convertido en el suegro del cómico malagueño. En un momento de la gala, los dos hicieron un juego de comparaciones para ver quién ganaba. Al final un "te quiero" provocó el momento más pasional de la fiesta: un beso en los labios entre los dos.

Doblete histórico

Hacía 30 años que una actriz no se llevaba a casa dos premios Goya por su trabajo interpretativo. El hito lo marcó Verónica Forqué en 1987, quien se llevó el de mejor Actriz de Reparto por ‘Moros y cristianos’ y el de Mejor Actriz por ‘La vida alegre’, de Fernando Colomo. Entre los chicos, esto todavía no ha pasado. Suárez ya acumula tres ‘cabezones’. El otro lo ganó por ‘El perro del hortelano’ que Pilar Miró dirigió en 1996. Tres años antes, Forqué gano su cuarto y último Goya: el de Mejor Actriz por ‘Kika’. El tercero lo ganó en 1986 como secundaria por ‘El año de las luces’.

El paro

Fueron dos las cifras que se repitieron. El vicepresidente de la Academia, Mariano Barroso, lo señaló durante la gala: el 92% de los actores no viven solo de su trabajo. Emma Suárez se quedó sorprendida al saber que ella estaba en ese 8% que puede subsistir con lo que gana delante de las cámaras.

Penélope, la ‘reina’ de Rovira

Tres galas lleva presentando Dani Rovira y tres galas intentando conquistar a Penélope Cruz. "Majestad", comenzaba su acercamiento a la actriz, para cambiar a un tono más serio, dolido. "En la primera gala te regalé mi coche, en la segunda lo vendiste y te fuiste con el de los huevos de oro (por Javier Bardem) y en la tercera ya no quiero saber nada de ti", le explicaba a la actriz un ruborizado maestro de ceremonias. Y sin más, comenzó a cantar un apasionado tema dedicado a Cruz, que superó el trance con una sonrisa permanente en la cara.

Sin espectáculo

La gala con más música de los últimos años fue, curiosamente, la que menos espectáculos musicales tuvo. La Academia apostó por la sobriedad que le daba la Film Symphony Orchestra.

Yvonne Blake, Superman...

En un momento de la gala, la cámara enfocó al patio de butacas para encontrar a Dani Rovira, maestro de ceremonias, vestido de Superman. A su derecha, el ministro de Cultura, Iñigo Méndez de Vigo, a quien dejaron más o menos tranquilo durante la gala. A la izquierda de Rovira, la nueva presidenta de la Academia, Yvonne Blake, a la sazón una conocida y premiada figurinista por su trabajo en películas como la de, precisamente, ‘Superman’. "Soy experta en paquetes", soltó la presidenta entre risas y con su marcado acento británico.

Tacones cercanos

Rovira no dudó en subirse en unos tacones y poco tardó en alabar el sacrificio que hacían sus compañeras al ir calzadas con semejantes zapatos y reiteró la necesidad de más presencia femenina en las películas.

La emoción de J. A. Bayona

Manos temblorosas, suspiros, ojos llorosos... la emoción que demostró J. A. Bayona durante la gala de los Goya llamó poderosamente la atención, teniendo en cuenta que el cineasta, que se llevó nueve goyas con ‘Un monstruo viene a verme’ tiene la piel curtida a base de taquillazos y premios, como los conseguidos no hace tanto con ‘Lo imposible’. "Es una historia muy bonita pero muy difícil de contar. Sufrimos mucho para sacarla adelante, en la sala de montaje... ver como se iba premiando todo ese trabajo ha sido muy emocionante, aunque haya un premio que se nos resista", explicó Bayona.

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