Fusas y corcheas a precio de diamantes

Los 5,3 millones de euros pagados por la partitura de la Segunda sinfonía de Mahler la convierten la más cara de la historia.

Una de las páginas de la partitura original de 'Resurrección', de Mahler.
Una de las páginas de la partitura original de 'Resurrección', de Mahler.
EFE

Nadie había pagado antes tanto dinero por una manuscrito musical. Los 5,3 millones de euros que un anónimo comprador desembolsó este martes por la partitura de la Segunda sinfonía de Gustav Mahler (1860-1911) convierten a la partitura del compositor austríaco en la más cara de la historia.


Con fusas y corcheas a precio de diamantes, rompe el récord y casi duplica la ya elevada cotización de su antecesor y compatriota, el precoz, prolífico y legendario Wolfgang Amadeus Mozart, por cuyas nueve sinfonías se pagaron 3,6 millones de euros en 1987. El manuscrito de la Segunda sinfonía de Robert Schumann se subastó por 1,7 millones de euros en 1994.


Subastada en Sotheby's en Londres, la partitura de Mahler nunca había salido a la venta y se conserva tal y como el compositor la dejó escrita a finales del XIX. En sus pentagramas hay un sinfín de notas y correcciones de la mano de Mahler, casi todas hechas con lápiz azul "que reflejan cómo Mahler creó la estructura final de su obra" explicaron los subastadores que, como suele ocurrir, no revelaron la identidad del comprador.


El manuscrito de 'Resurrección' (Auferstehung en alemán) que es como se conoce a esta composición que cambió la historia de la música, tiene 232 páginas. Estaba en poder de Gilbert Kaplan (1941-2016), un empresario estadounidense fallecido este mismo año y quien a pesar de su escaso interés por la música se obsesionó con la pieza tras escucharla en 1965 en el Carnegie Hall de Nueva York.


A Kaplan le preocupaban entonces mucho más los negocios que la música "hasta que aquel día Zeus lanzó su rayo", según su propia expresión. "Salí de aquel teatro transformado en otra persona", explicó el empresario devenido en 'apóstol' del talento de Mahler. No en vano, estudió dirección y se empeñó desde entonces en lograr que las orquestas más importantes del mundo interpretaran esta exigente sinfonía en Do menor.


Mahler conservó durante toda su vida el original de al segunda de sus diez sonfonías. Fue su viuda Alma quien lo donó al director Willem Mengelberg durante el primer Festival Mahler de Ámsterdam en 1920. Tendría luego otros dos propietarios hasta que Kaplan la adquirió en 1984.


'Resurrección' está considerada un emblema de la música del siglo XX. "Fue la primera gran obra que obligó al Mahler a enfrentarse a los temas universales de la vida y la muerte, tan característicos de su obra", explicaron los subastadores. Muy afectado por la temprana pérdida de varios de sus hermanos, Mahler, de origen judío y convertido al catolicismo, hizo de la muerte un tema crucial.


"No hay Juicio Final, no hay almas salvadas ni condenadas; ¡no hay hombre justo, no hay malhechor, no hay juez! Todo ha dejado de ser. Y comienza suavemente y simplemente allí: 'Aufersteh'n, ja aufersteh'n' ("Levántate de nuevo, sí levántate", el coro de la Resurrección)" dejó escrito Mahler en una carta de 1896, dando pautas sobre el título por el que se conocería la legendaria sinfonía.


Es una compleja y monumental pieza coral sobre la oda del mismo nombre de Klopstock. Dura 90 minutos y exige una orquesta de cien músicos, un gran un coro y dos voces protagónicas. Incluye el órgano en el quinto y último movimiento, además de diez trompas y una amplia percusión con dos gongs, agudo y grave, y dos arpas.


Mahler comenzó a escribirla en 1888, cuando aún no había estrenado su Primera sinfonía. La concluyó 1894 y la estrenó en Berlín en 1895. "Tiene puntos en común con un Requiem, y reúne numerosas citas de compositores del siglo XIX, incluyendo a Beethoven", resume el Carnegie Hall en su descripción de la pieza.


Era la primera partitura manuscrita de Mahler que salía a subasta desde hace casi 60 años. Desde 1959, tampoco había salido a la venta ninguna sinfonía completa manuscrita de los grandes compositores románticos como Mahler: Brahms, Tchaikovsky o Bruckner.


El director de orquesta y de ópera mejor pagado de su época, Mahler se graduó en el Conservatorio de Viena en 1878. Tras dirigir varias orquestas y teatros de ópera, en 1897 se consagró al frente e la Ópera de la Corte de Viena, la más excelsa de su tiempo.

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