En la 69 edición del Festival Internacional de Edimburgo, un referente mundial en el panorama artístico actual, se escucharon la pasada semana temas tradicionales aragoneses como el Ball de Benás, el pasacalles de Marcuello, las mazurcas de Monesma y Herrera de los Navarros o el vals de Albelda. Los tocaron seis músicos, con cinco dulzainas y un tambor, de la asociación cultural Os Chufladors del barrio zaragozano del Actur. El grupo aficionado de intérpretes ofreció tres conciertos en el certamen alternativo Fringe, una cita que año tras año ha ido adquiriendo importancia y contribuye a llenar de color, música y ambiente las calles de la capital escocesa.

La expedición de Os Chufladors pisó el pasado miércoles tierras escocesas, en las que llovía, y el jueves afrontó su primera actuación a las 16.15 (hora local) en la calle Royal Mile, considerada la arteria vital de la ciudad, en la que repitieron el viernes la misma hora. Este lunes tienen su última función a las 15.45 en el escenario que la organización instala en el Mound Precinct, el otro espacio público que los artistas ocupan durante estos días.

Por el festival, que se inauguró el pasado 5 de agosto, pasarán hasta el próximo día 29 cerca de 2.500 artistas, entre ellos algunos de renombre como la bailarina rusa Natalia Osipova, el director de escena John Tiffany y la cantante nominada a los Óscar Anohni.

Unas vacaciones "especiales"

Las gestiones para poder poner su particular pica en este Fringe comenzaron el pasado noviembre y los nervios afloran cuando llega el momento de la verdad. "Para nosotros es un reto y estamos un poco nerviosos porque nunca hemos estado en un evento de esta magnitud y no sabemos con lo que nos vamos a encontrar. Estamos muy ilusionados y hemos depositado muchas expectativas en estas vacaciones tan especiales", contaba Javier Loras, uno de los dulzaineros y vicepresidente de la agrupación. La responsabilidad de "dejar el pabellón muy alto" la comparte con Jesús Fraj (director musical) y su hijo David, Eloy Vicente, José Luis Lagranja y Laura Sánchez.

"En el grupo somos más, normalmente 11 músicos, pero no todos hemos podido cuadrar fechas y días libres para poder estar aquí ­–explicó Loras–. Además, todo nos lo hemos pagado nosotros, aunque hemos solicitado algunas ayudas y estamos pendientes de que se resuelvan las convocatorias". La experiencia la comparten con cinco familiares que viajan con ellos y en el tiempo libre "haremos algo de turismo e intentaremos asistir a alguno de los espectáculos de primera línea".

La idea de acudir a Edimburgo llevaba tiempo rondándoles por la cabeza, pero después de que Eloy Vicente viviera en primera persona el ambiente del festival se animaron a dar el gran paso. En noviembre comenzaron los trámites y en febrero se inscribieron oficialmente. Desde entonces han ensayado con más ímpetu, si cabe, que el habitual. "Durante el año ensayamos dos días a la semana y contamos como profesor con Eugenio Gracia, que nos da clases tres o cuatro meses. Normalmente a mitad de junio interrumpimos esta dinámica, pero en esta ocasión nos hemos dado un auténtico atracón de ensayos, hasta la tarde anterior a coger el avión", decía Javier Loras.

En sus maletas llevan al final un repertorio de una treintena de piezas "con las que esperamos que los espectadores se animen hasta a bailar, en lo que esperamos que nos ayuden algo también nuestros acompañantes". Además, por supuesto, de cañas y tudeles de repuesto para las dulzainas. A su vuelta, cumplirán con el ritual de salir en el desfile del pregón de las Fiestas del Pilar.

Es harto complicado conocer la presencia aragonesa en el festival escocés en los últimos años. En él estuvo en 2009 la compañía zaragozana Teatro Che y Moche con su montaje ‘Oua Umplute’ actuando en las calles de la ciudad y en una sala. Ese mismo año, el cartel de San Lorenzo cruzó el Canal de la Mancha gracias a la ayerbense Leticia Romeo, que realizó en el Fringe una acción promocional de las fiestas oscenses con albahaca y las pañoletas verdes incluidas.