Condenado a 5 de cárcel años el falsificador de Giacometti

El hombre, de 56 años, confesó durante el juicio y reconoció que sabía que las obras que esculpía iban a venderse como auténticas.

La Audiencia provincial de Stuttgart (sur de Alemania) condenó hoy a cinco años y tres meses de prisión al escultor que falsificó cerca de un millar de obras del suizo Alberto Giacometti, en un juicio celebrado en Alemania sobre una multimillonaria estafa descubierta en 2009.


El hombre, de 56 años, confesó durante el juicio y reconoció que sabía que las obras que esculpía iban a venderse como auténticas en el mercado del arte, aunque negó haber participado en su comercialización.


Según la sentencia, el condenado recibió alrededor de 390.000 euros (424.690 dólares) por unas obras que, por el coste de sus materiales, no valían más de 100 euros (108 dólares).


La estafa, cifrada en 4,75 millones de euros (5,16 millones de dólares), salió a la luz pública hace seis años, cuando la policía de Maguncia (oeste de Alemania) se incautó de centenares de falsos Giacometti, uno de los escultores más cotizados del mundo, en un almacén de la ciudad, destinados a ser vendidos a clientes dentro y fuera del país.


Los bronces fueron hallados después de que los acusados trataran de vender por 1,3 millones de euros (1,4 millones de dólares) 17 esculturas a unos compradores que resultaron ser investigadores de la policía encubiertos.


Los cómplices del escultor que realizaba las copias, que se ocultó durante años en Tailandia, habían sido ya condenados a diversas penas de cárcel.


La mayor condena, de nueve años, recayó en 2011 en un hombre que se presentaba como conde de Waldstein y amigo de Diego, hermano de Alberto Giacometti (1901-1966), encargado de buscar compradores para las obras.


Con certificados de autenticidad falsificados, convencía a los posibles clientes de que las esculturas formaban parte de un fondo secreto de los herederos de Giacometti.


La Audiencia de Stuttgart condenó además a siete años y cuatro meses de cárcel a un tratante de arte de Maguncia considerado otro de los cabecillas de una banda que había planificado conseguir hasta 50 millones de euros con las esculturas falsas.