Trece al sol de... Fernando Sinaga

"Vivo alejado de mi infancia y mi adolescencia"

Fernando Sinaga (Zaragoza, 1951) es profesor de Bellas Artes en Salamanca y artista que trabaja con distintos soportes: escultura, fotografía, collage. Recibió el Premio Aragón-Goya en 2010.

Fernando Sinaga, artista y profesor de Bellas Artes
Fernando Sinaga
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1. ¿Qué hace un artista en verano?


-Huir de las vacaciones hacia un espacio mejor donde poder tener el tiempo suficiente para desarrollar mi trabajo en silencio y sin interrupciones.


2. ¿Dónde suele veranear?


-No tengo costumbres fijas y como ya he dicho cada vez más me gusta más recluirme en mi estudio aquietado entre mis cosas a la espera de hacer algo.


3. ¿Es de playa, de montaña, de ciudad o de pueblo?


-Ni de playa, ni de montaña, ni de pueblo. Me gustan las ciudades y el jardín con los árboles que ha plantado mi mujer alrededor de mi estudio.


4. ¿Cómo elige un viaje?


-Bueno, los viajes en general aparecen en mi vida y suelen elegirme ellos a mí más que yo a ellos, y en general son lugares relacionados con el arte o con mi trabajo.


5. ¿Cuál es la ciudad qué le ha dejado más huella?


-Turín. No sé por qué, quizá por el barroco, el museo egipcio, la Sábana Santa, el Palazzo di Rivoli, los artistas povera, Boetti...


6. El verano está asociado a la infancia y a la adolescencia. ¿Cómo fue esa época?


-Yo, sobre todo, el verano lo asocio con el calor insoportable de Zaragoza.


7. ¿Cuál es su mejor recuerdo, el que más le asalta?


-Mi infancia en el Pirineo aragonés con mis abuelos.


8. ¿Qué tipo de lecturas (u otras actividades) realiza estos días?


-Acabo de inaugurar una exposición en Salamanca y por tanto todo lo que está relacionado con ella ocupa la mayor parte de mi tiempo: inauguración, visitas, entrevistas, archivo digital, prensa, amigos, familia, etc.


9. ¿Qué cuadro, qué museo o qué película están asociados a un verano inolvidable?


-‘La habitación de lo abstracto’ del Lissitzky y el ‘Merzbau’ de Kurt Schwitters en el Museo Sprengel de Hannover son emblemas de primer viaje a Alemania, que asomaban a mi proyecto ‘El desayuno alemán’.


10. ¿Cuál ha sido el gran personaje de tus veranos?


-Mi madre. Recuerdo sobre todo el primer verano, tras morir mi madre en Zaragoza. Ese verano del 1961 mi tía Carmen, su hermana Angelita y su marido Fernando Lázaro Carreter y mis primos decidieron llevarme a conocer el mar y yo me dediqué sobre todo a recoger las piedras de colores que encontraba en la playa, pues el veraneo como tal, no me interesaba nada. Comarruga era un lugar prototipo del veraneo de entonces, pero la verdad es que a mí no me gustaba nadar, ni ir en bicicleta. Desde entonces amigos, amigas y familiares han intentado llevarme a la playa de veraneo. Yo siempre salgo huyendo.


11. ¿En qué han cambiado los veranos?


-En todo. Nada es igual que era. Yo no cultivo la costumbre de volver al lugar de la infancia y ver a los viejos amigos de entonces. No tenemos casa en el pueblo donde nació mi padre, ni tampoco tengo casa en Zaragoza. Así que vivo alejado de mi infancia y adolescencia. Para mí ese tiempo se concentra cada vez más en la voz de mi padre.


12. Si tuviera que resumir en un ‘tuit’ el espíritu del verano, ¿qué diría?


-El verano sigue siendo el sueño del clima favorable. Hoy ese ciclo natural de descanso es un negocio asociado al turismo, la distracción y el ocio.


13. ¿Cuál es la mejor, la más extraña o sorprendente anécdota veraniega vinculada a su profesión?


-El día que salí corriendo de Valldemossa tras recibir un Beca Castellblanch de Escultura, ya que Joan Rebull -nuestro maestro y director del taller en aquel entonces- nos pidió como prueba de aspirante a escultor que dibujáramos un gato. Visto este hecho de forma retrospectiva, no deja de tener gracia, pues ahora vivo con dos gatas que son ya parte de mi familia. Pero en ese momento la verdad es que salí huyendo de las obsesiones egipcias del maestro, ya que seguidamente nos ofreció traer todos los días una modelo desde Palma para que pudiéramos practicar un poco de dibujo del natural. Esa misma noche solicité un billete de avión y volví a Madrid huyendo de la costa. Como ve, el verano no es lo mío.