LA RECOMENDACIÓN

El inagotable arte de besar

David Aceituno y Roger Olmos publican el álbum ilustrado ?Besos que fueron y no fueron? (Lumen), que es un libro de cuentos, un catálogo, un manual, un test y un espejo de la literatura.

Ilustración. Cómo se cocinan los besos.
El inagotable arte de besar

El libro electrónico llega a una velocidad imparable y acabará imponiéndose como algo absolutamente natural. Pero por ahora va a ser difícil que igualar libros de papel de la factura de ‘Besos que fueron y no fueron’ (Lumen), con textos del poeta David Aceituno, que publicó en Olifante ‘Sylvia y Ted’, y dibujos de Roger Olmos. Es difícil definir un libro así, tan sugerente, tan exuberante en sus contenidos, tan lleno de referencias, de guiños y de ingenio. Tratándose de un tema que podría incurrir en lo sentimental, Aceituno y Olmos optan por la variedad, por la sutileza, por el humor y el talento.


Este álbum es muchas cosas: es un catálogos de besos y de personajes vinculados con los besos (Romeo y Julieta, Cyrano de Bergerac, Wendy, la sirena, la Bella Durmiente, el Robabesos...), es un manual de besos, es un recetario, es una acumulación de tests y de preguntas, es un libro de cuentos y de poemas, entre ellos hay un haiku: "Bebe del labio / el beso que te ofrezco / con agua fresca".


Los autores han dicho que este es un libro que se puede abrir por cualquier sitio. Y es cierto. De entrada, hay que subrayar que es un volumen muy equilibrado en el diálogo del texto e ilustración y usos tipográficos. Abundan varios tipos de letras para abordar el tema principal y subtema en cada página. Y a partir de ahí, es un viaje y una sorpresa. Los autores explican cómo se cocinan los besos, recuerdan que Wendy lleva un beso escondido en la comisura de los labios o que el Hada Malvada lo que más detesta en el mundo son los besos: más que a los niños, el chocolate o el humor. Por ejemplo, se explica cómo fue un beso larguísimo que duró diez meses, doce días y tropecientas horas, y se recuerda que hay besos que saben a sal, que hay besos tímidos o besos de cocodrilo, y besos escritos, que son los besos específicos del gran enamorado Cyrano de Bergerac. Incluso se habla de La Increíble Máquina Expendedora de Besos, pensada para seres solitarios a los que no besa nadie.


En esos juegos, o vueltas de tuerca, con la tradición literaria se desvela que el beso de Romeo y Julieta no tenía veneno, sino zumo de lúcuma y merengue, y que su muerte fue toda una escenificación: en realidad, querían irse a vivir su apasionado amor lejos de la rivalidad de sus familias. El libro ‘Besos que fueron y no fueron’ es un ejercicio constante de libertad y de imaginación: por eso podemos leer ‘Lecciones de anatomía del beso’, saber cómo la duquesa Delika Tessen se hizo una virtuosa del lanzamiento de besos, podemos leer un ‘Breve Diccionario de besos’, donde se cataloga un ‘Beso sin labios’ como "uno de los besos más raros. Suele darse con los ojos y por telepatía". Los autores incluyen una nómina de ‘Personajes no tan secundarios’. Entre ellos, el bardo, del cual se dice: "Lancelot no lo soporta". El mismo Lancelot du Lac que le daba besos prohibidos, páginas más atrás, a la reina Ginebra.


‘Besos que fueron y no fueron’ es un libro para todos los públicos, para todos lectores y aficionados al arte. Roger Olmos ha hecho sus dibujos al óleo, y los ha completado con retoque digital. Ya lo saben: "Hay besos (...) esperando a que alguien los descubra y les dé vida", y están aquí, en este libro excepcional y inagotable. Un auténtico tesoro.