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La travesía nada desértica de Molotov llega hoy en Zaragoza a su Oasis

El genial combo mexicano de rock promociona en concierto su último álbum, 'Desde Rusia con amor'.

Molotov, de vuelva a la carretera.
La travesía nada desértica de Molotov llega hoy en Zaragoza a su Oasis

Domingo de junio. Hay muchas cosas para hacer durante el día, si el tiempo acompaña. Si no, también: hay permiso de las alturas para reposar y/o hacer cosas no prácticas, ni razonables, y aplicar únicamente el criterio de la diversión. En esa línea de pensamiento, el remate del día para los zaragozanos no puede pintar mejor: en las centenarias tablas de la sala Oasis se presenta hoy (21.15) Molotov, el mejor grupo de rock de la historia de México, y uno de los más populares proyectos musicales en habla hispana de los últimos veinte años. Calidad e impacto, todo en uno, con la energía elevada a la máxima potencia y un repertorio que pone el dedo en muchas llagas. Como aperitivo de la noche, los gallegos Dakidarría (20.30) desplegarán un poco de sabiduría ska. Son 20 euros anticipada en ticketmaster.com hasta dos horas antes del concierto, y 25 en la puerta.

Molotov vuelve a Europa con el tour 'Don't You Know We're Loco?', que promociona su álbum 'Desde Rusia con amor'. Ahí hay temas nuevos y 'hits' en el mismo paquete, un disco grabado hace un año en la gira veraniega del grupo por tierras rusas. Es un excelente complemento a la exitosa trayectoria del grupo, jalonada por Grammys, premios MTV, discos de platino, fans acérrimos y alguna que otra polémica -les costó explicar el matiz irónico del tema 'Puto', especialmente algunos versos de su salvaje letra- solventada con esfuerzo y honestidad brutal, que diría Calamaro.

Talento guitarrero

Ya son 16 años de carrera. Actualmente, la formación está compuesta por Tito Fuentes (guitarra y voz), Miky Huidobro (bajo y voz), Paco Ayala (bajo y voz) y Randy Ebright (batería y voz). Los instrumentos asignados a cada integrante son como los semáforos de Nápoles, meramente orientativos, porque todos tocan todo, incluso se los cambian en mitad de un tema. Son la muestra palpable del talento que rezuma México en el rock y el pop guitarrero, y que tiene como referentes básicos a bandas del calibre de Caifanes (luego Jaguares), Café Tacuba, Maldita Vecindad, Santa Sabina, Control Machete, El Gran Silencio, Jumbo, Kinky, La Lupita, Plastilina Mosh o, en los últimos años, Zoé. Siempre melódicos, variopintos, con guiños habituales al folk y, en el caso de Molotov, sin pelos en la lengua.

Después de foguearse durante dos años por todos los tugurios del DF capaces de soportar su descarga de adrenalina, Molotov sacó su primer álbum en 1997. 'Dónde jugarán las niñas?' marcó el principio de la explosión sostenida, generada por una sección rítmica brutal marcada por el doble bajo y la batería rabiosa del 'Gringo Loco' Ebright, quizá el más mexicano de todos aquellos no nacidos en la nación de Pancho Villa. Con 'Apocalipshit' (1999) confirmaron la alternativa y en 2002, bajo la sabia dirección de Gustavo Santaolalla, llegó 'Dance and Dense Denso'.

Separación y reagrupamiento

Tras unos años de transición, en 2007 anunciaron que se separaban por diferencias de creatividad y problemas económicos. Después de ese anuncio, cada miembro de la banda lanzó un EP pidiendo a sus seguidores que ejercieran de jueces, para dictaminar qué trabajo les había gustado más: se eligió el de Tito Fuentes. Meses mas tarde, anuncian el lanzamiento del disco 'Eternamiente', que contiene los citados EP más un tema nuevo. Ahora, al concluir la presente gira, se encerrarán en el estudio para acabar un nuevo trabajo original.

Hoy, en Zaragoza, toca disfrutar de lo conocido, bailar y brincar, vocear un poco al estilo de un sereno charro e indignado con los políticos corruptos, el neoliberalismo y la mentalidad colonial trasnochada. También se puede ir desprovisto de prejuicios (entiéndase el término por juicios previos, sin connotaciones peyorativas) y recordar tiempos de farra con canciones que no se borran de la memoria, porque siguen muy vivas. Frijoleros somos, y en el camino nos encontraremos...