PATRIMONIO

Francisco de Goya en Aula Dei

Los trabajos y los días de la restauración de las pinturas de Goya en el recinto.

Un detalle de contexto general y un rostro ya nítido, bellamente recuperado: la fuerza femenina y sagrada de las mujeres goyescas.
Francisco de Goya en Aula Dei
ARCHIVO HERALDO /ARCHIVO FéLIX PALACIOS

Interesados en ver el curso de la última restauración de la obra de Goya en la Cartuja de Aula Dei, acabamos de hacerlo.

En 1774, a los 27-28 años, nos dejó una monumental serie monacal de once cuadros pintados al óleo sobre el muro, con más de 3 m. de altura y un largo entre 5 y 10 m, ocupan de 300 m2.


Escenificó once episodios de la vida de la Virgen, de los que solo quedan siete; cuatro se destruyeron. De los bocetos, solo quedan ‘La Adoración de los Reyes’ y ‘La Circuncisión’.


El espectacular ciclo, desplegado en los muros de la Iglesia, junto con el Coreto del Pilar, son las dos obras más importantes que nos dejó de su época zaragozana, que acaba, a los 29 años, cuando Bayeu lo lleva a Madrid.


Al Coreto, su altura pudo librarlo de la triste peripecia histórica que vivió la obra en la Cartuja. En la guerra de la Independencia, exclaustrados los monjes, las tropas francesas ocuparon el Monasterio. A su marcha, el deterioro iniciado se detiene con la restauración de la vida monástica.


En 1836, el Ministro Mendizábal dicta su Ley de Desamortización de los bienes «en manos muertas» con su requisa y venta en beneficio del Estado; con ella, se exclaustra de nuevo a los cartujos y el edificio pasará por diversas manos privada hasta 1901, ahora ocupado por monjes franceses.

Episodios y leyendas


Ambos episodios, la rapiña y el robo execrables protagonizados por los franceses y el más que perverso inducido por la Ley desamortizadora, hacen del siglo XIX los años más tristes e irreparables del gran Patrimonio del Arte Español.


Fiel reflejo, los vividos por la Cartuja: uno de sus propietarios (suponemos que bajo la atónita mirada de Goya) hace de su Iglesia una «fábrica» donde se tiñen las sedas, con la humedad y polución bastantes como destruir el colosal ciclo del pintor; pudieron salvarse siete, alguna con pérdidas de pintura, pero se destruyeron cuatro y parte de la escena bellísima que Goya pintó en el friso interior sobre la puerta de entrada.


La acción reparadora y conservadora que desde hace décadas es política nacional, logró salvar los originales que sobrevivieron.


Al repasar la historia, se nos congela el alma ¿cómo no fue posible al menos una mínima sensibilidad para la valoración de semejante joya y permitir durante tantos años tan despiadada incuria sobre tan fundamental obra de nuestro patrimonio histórico? Es triste pensar en un pueblo dormido ante sus valores.


Tan formidable obra, de tan formidable pintor, fue olvidada, si es que algún día la tuvieron en valor los políticos llamados cultos y los responsables de la cultura en la Universidad; también la vida en esta se detuvo y no se reinició hasta 1901, pero sus catedráticos y profesores no desaparecieron. No podemos entenderlo.


La expulsión de los cartujos de Francia en 1901, refugió a un pequeño grupo en la Cartuja de Aula Dei, que reinician, hasta hoy, la vida en el cenobio. Sus cuidadosas manos rescatan y cuidan lo que ha quedado y son … ¡¡ellos!! los que se sorprenden ante el desastre en los muros de la Iglesia. Encargaron a los hermanos Buffet, la recreación de las escenas perdidas, que las pintaron en París emulando a nuestro pintor; lienzos que trajeron a la Cartuja ocupando los espacios perdidos.


La nueva restauración de las obras de Goya está finalizando: desde el suelo, pudimos admirar el magnífico aspecto que ofrece lo ya terminado; sobre andamios todavía en pie, pudimos ver de cerca lo que ya está limpio, en curso de restauración y lo que falta por hacer. De su responsable Almudena Mora, de los miembros de su equipo y de don Félix Méndez, Técnico Director de Restauración del Gobierno de Aragón, escuchamos el paciente trabajo de estos artistas y el extenso volumen documental que informa de lo encontrado y de lo hecho. La exposición al público, nos permitirá conocer el dictamen de los especialistas.

Fin de proyecto


Todo acabará el próximo verano. De una adecuada iluminación esperamos un grato valor añadido, recodándonos el cuidado con que Goya calculaba el efecto de la luz natural en sus escenas antes de iniciarlas, su intensidad, origen y evolución en el día.


La Fundación Goya en Aragón gestiona visitas gratuitas. En su web se puede consultar su calendario anual. Si el proyecto acaba en el estado de admiración que esperamos, suya será la responsabilidad de la divulgación del espectáculo con tanto interés cultural.


Sobre la permanencia de los cartujos, que tanto interés despierta, tenemos alguna noticia esperanzadora. No depende de ellos que permanecerían felices entre nosotros, sino de su Capítulo General que decide sobre las cinco Cartujas españolas. Cuentan con el total apoyo del Gobierno; la Dirección de Patrimonio está empeñada en conseguirlo y ante cualquier desenlace, la conservación del importante monumento arquitectónico está asegurada.


Fundado por Hernando de Aragón, nieto de Fernando el Católico, en el siglo XVI, no en vano fue declarado en 1983 Monumento Nacional.