Blog - Tinta de Hemeroteca

por Mariano García

POESÍA

Fernando Delgado: «¿Quién soy yo para llamarme poeta?»

El escritor canario visitó ayer zaragoza para participar en el Ágora Cafés Orús. Y hablo de su faceta poética, de su compromiso con literatura y periodismo.

Delgado publicó hace unos meses un libro de poesía.
Fernando Delgado: «¿Quién soy yo para llamarme poeta?»
JAVIER BLASCO

Tras publicar tres libros de poesía, Fernando Delgado (Tenerife, 1947), acaba de dar a la imprenta el cuarto, 'El pájaro escondido en un museo'. El libro, del que habló ayer en el Ágora Cafés Orús, marca un punto y aparte en su trayectoria.


«Es un conjunto de poemas que tiene varias claves temáticas -señalaba ayer a su llegada a Zaragoza-. La principal quizá sea la pintura, el arte, que ha sido una referencia constante en mi poética. Pero otra clave importante es, también, el hecho religioso, aunque abordado desde una particular heterodoxia. En la poesía es muy difícil explicarse, aunque lo que he recogido en el libro son poemas en prosa, y en el espacio del narrador me encuentro muy cómodo. En estos poemas aparecen pintores como Picasso, Sorolla, Barceló o Rothko».

En el libro, publicado por Pre-Textos y que incluye un cedé con la voz del escritor, se recorre la historia del arte desde una perspectiva onírica y personal.

En la pintura antigua hay misticismo y sentimiento religioso pero, ¿en la actual? «Puede haberlo. La pintura de tema no estrictamente religioso puede tener espiritualidad. Pero el libro recorre un camino propio. Hay un poema dedicado a San Juan de la Cruz, aunque en realidad en él hablo de Toledo. Y otro, 'Teresa íntima', en torno a Santa Teresa de Jesús, que es en realidad un poema de tono erótico. Son textos que se acercan al microrrelato, con muchos versos largos. Mi tercer libro de poemas ('Presencias de ceniza', 2001) era una antología que incluía inéditos de un libro que nunca se acabó. Este último libro rompe con todo lo anterior. Hay un nuevo camino en él, y los poemas que he escrito después de publicarlo, aunque tienen una temática muy distinta, van en esa línea».

Fernando Delgado sigue escribiendo versos, pero también trabaja en otros proyectos literarios. «Ahora he rescatado dos novelas que tenía sin acabar, dos novelas en las que puse mucho empeño en su día pero que, por distintas circunstancias, abandoné porque entré en crisis cuando estaba trabajando en ellas. Las dos estaban casi terminadas y ahora las he retomado, aunque requieren todavía mucho trabajo. No creo que ninguna esté lista hasta el año que viene. Una de ellas forma parte de la trilogía que inicié con 'No estabas en el cielo'».

Escribe continuamente, «porque no sé hacer otra cosa. Me da un enorme placer y permite reconocerme en lo que no sé que soy».

¿Poeta, narrador o periodista? Llegados a este punto, Fernando Delgado lo tiene más o menos claro: «Periodista lo es uno por oficio, devoción y dedicación. Al fin y al cabo, es el oficio que uno ha vivido. Soy, innegablemente, periodista. En cuanto a lo de narrador... Bueno, también es algo que requiere oficio y dedicación. Me encuentro bien si pienso en mí como escritor y narrador, pero considerarse poeta es mucho más comprometido porque es un empeño más alto. Uno no alcanza la poesía así como así. En el mejor de los casos, lo máximo que uno puede lograr es acercarse a ella. Ser periodista o novelista, mejor o peor, es algo que testimonia el trabajo de uno; ser poeta es algo más hondo, comprometido y excelso. ¿Quién soy yo para llamarme poeta?».

El futuro del periodismo

Pero no tiene ningún reparo en definirse como periodista, aunque la profesión esté reubicándose en la sociedad actual.

«Yo, en periodismo, he intentado contar a la gente lo que le pasa a la gente, averiguar por qué pasa lo que nos está pasando. Trabajo mucho con la realidad, cuando en literatura trabajo sobre la irrealidad. Yo soy de los que piensan que el periodismo tiene futuro, aunque el periodismo escrito, tal y como lo hemos conocido, tiene sus días contados. El periodismo escrito tendrá que ajustarse a su nicho de mercado, y ser más interpretativo e intenso de lo que ha sido hasta ahora. Lo que está pasando ahora se veía venir desde que las redacciones empezaron a parecerse a oficinas de seguros de Manhattan y perdieron en romanticismo y bohemia».