CANTANTE

Adanowsky: «Lo último que quiero es que se aburran»

El descacharrante artista parisino de raíces chilenas actúa hoy en la sala López (21.30) con su segundo disco para El Volcán Música, 'Amador'.

Adanowsky actúa esta noche en Zaragoza.
Adanowsky actúa esta noche en Zaragoza.

De ídolo a Amador en dos discos, y falta un tercero para la trilogía. ¿Hacia dónde apunta la evolución: a la melancolía o a la esperanza?

La melancolía no es necesariamente triste. En el primer disco había muchas ideas negativas, me sumergí en la oscuridad, estaba cómodo allí. Ahora me he abierto un poco a la luz. Creo que soy feliz, aunque me hayan abandonado algunas mujeres, cosa muy normal. Cuando tenía 20 años hice sufrir a algunas y ahora lo estoy pagando. Las canciones de 'Amador' se las escribí a Scarlett Johansson, es momento de confesarlo, ella ya me autorizó.


Ahora Scarlett anda con Sean Penn, parece. ¿Barruntaba usted algo hace un año, cuando ella seguía felizmente casada con Ryan Reynolds?

No sabía nada de Sean Penn, pero no importa si está con él. De verdad.


En 2009 visitó Zaragoza con los parisinos Gush como banda. Son muy buenos. ¿Es aún mejor la banda con la que hoy regresa?

Tiene a un primo y un hermano de los Gush, ¿qué te parece? Y un teclista mexicano. Son distintos... y sí, son muy buenos, unas bestias. Tan buenos o mejores que Gush, me prohibí desde el principio tocar con malos músicos. Ahora hago un show distinto, menos cabaretero, más centrado en la música, más profundo, pero igualmente intenso.


El suyo es un humor decadente de manual. ¿No le agobia a veces ese nivel de autoexigencia histriónica, siempre al borde del salto mortal?

Hay una parte de esfuerzo, de trabajo, pero en general disfruto con la idea de no ser políticamente correcto. No me interesa seguir el camino que siguen todos, busco un lugar único: hay demasiados artistas buenos, yo trato de ofrecer algo diferente. Lo último que quiero es que la gente se aburra. No voto, no miro la tele ni los diarios: me centro en entregar mi música y divertir a la gente, todos somos niños en busca de distracción.


¿Es ese es el sentido de la vida, entonces? ¿Resuelta queda la incógnita múltiple planteada por los Monty Python?

No sé. Yo canto, y no tengo claro si lo hago por los aplausos o es una entrega plena de verdad. Entiendo que estoy aquí para dejar en el planeta mi grano de arena, ser útil a alguien.


Sus letras le delatan: es usted apegado a la literatura. ¿Dónde empezó esa adicción?

El primer poeta que leí, a los 7 años, fue Baudelaire. 'Las flores del mal' es un excelente libro para niños. Luego me fueron atrapando Vicente Huidobro, Neruda, Machado... y Rosamel del Valle, allá en Chile. Luego empecé con las novelas: Dostoievski, Kafka, Jack London, Castañeda, Hesse... Luego las películas, desde Todd Browning y los filmes con Lon Chaney a Chaplin y el cine mudo en general. La música: jazz, punk, rock, folk, blues... el soul de los 60 y la Motown me cambiaron la vida. Ahí ya tejí una base para que mis crisis, angustias y felicidades me ayudaran a crear algo. Soy quien soy a fuerza de golpes, me endurecí en el camino.


Cuando le preguntan por su padre y la psicomagia, ¿con qué frase elude la cuestión?

Con la que te voy a decir ahora: estamos hablando de música, y de Adan Jodorowsky, no sobre mi papá. Siempre me dejan tranquilo después de eso (risas).


Su vida ha sido una especie de película, o eso parece. ¿Hay algo que no querría volver a hacer?

Eso no se puede decir. Una orgía sí la volvería a hacer, por ejemplo. Bueno, no quiero lanzarme más del 'bungee' en una feria en caída libre: vomité cuando lo hice. Y no quisiera tomar más ciertas sustancias que me volvieron feo... Sin embargo, no puedo apartarme de otras cosas: no puedo dejar de hacer el amor, soy adicto, ¿tú no? Tampoco dejaré nunca la música. Y no descarto hacer buenas películas como actor. Dile a Almodóvar que me ofrezca un buen papel, o a Tarantino. Oye, y me encantó 'Machete', de Robert Rodríguez. Ese Danny Trejo...